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El mundo del ajedrez se ha visto salpicado por el escándalo que tiene como protagonista al costarricense Alejandro Ramírez. 

Afincado en Estados Unidos y entrenador de un equipo universitario, el tico se ha visto envuelto en un presunto caso de agresiones sexuales de grandes magnitudes. Según ha revelado de The Wall Street Journal, el gran maestro habría sido denunciado por ocho mujeres.

 

El medio de comunicación, Infobae, presentó un amplio artículo sobre este tema. 

El gran problema ha sido cuando se ha dado a conocer que la US Chess (Federación de ajedrez estadounidense) conocía los hechos y aún así contó con él al nombrar a Ramírez como entrenador de la selección femenina estadounidense que compitió en la Olimpiada de Chennai, India, en 2022. Una decisión cuanto menos polémica, ya que la gravedad del caso apenas tuvo influencia en ello y no le apartaron de la práctica al máximo nivel.

Aquí la nota de Infobae

A los 33 años Jennifer Shahade sufrió el espanto del acoso; entre 2013 y 2014, en ambas ocasiones se resistió a la violencia y el manoseo del mismo atacante, el gran maestro norteamericano de origen costarricense, Alejandro Ramírez, por entonces de 26 años, destacado jugador y entrenador con alto perfil mediático en la prensa especializada de ese país. El horror y el miedo la acompañaron durante largo tiempo, ni el casamiento con Daniel Meirom, en 2016, o el nacimiento de su hijo, Fabián en 2018, consiguieron liberarla de la pesadilla a la que intentó esconder en un rincón del olvido.

Inesperadamente, en octubre de 2020, el destino intentó reunirla con su agresor; la federación norteamericana de ajedrez los había seleccionado a ambos maestros como comentaristas de la transmisión por streaming del campeonato juvenil femenino. La ocasión le permitió romper el silencio: se negó a trabajar junto a Ramírez y lo denunció frente al Club de Ajedrez de St. Louis (propiedad del magnate Rex Sinquefield, desde 2008). Ni el pedido de disculpas telefónico por parte del agresor le forzó el cambio de opinión. Ramírez fue reemplazado de su rol de comentarista por otro maestro. Asimismo, ese año y el siguiente, ella ratificó la delación ante el Club de St. Louis y la hizo extensiva a la federación de ajedrez de EE.UU., acaso, con la esperanza de desenmascarar a su agresor y a la espera de una sanción, la que si bien no sería reparadora al menos pondría fin a tantos años de impunidad. Pero sucedió lo contrario; casi una burla.

Es que mientras Jennifer Shahade -nacida en Filadelfia, el 31 de diciembre de 1980, hija del ajedrecista Mike Shahade y la docente Sally Solomon-, que posee el título de gran maestra, bicampeona norteamericana (ganadora de los campeonatos femeninos 2002 y 2004) medalla de plata por equipos en la olimpíada en Calviá en 2004, escritora, miembro del Salón de la Fama de Ajedrez Mundial y directora del programa de ajedrez femenino de EE.UU., continuaba con su lucha diaria en la promoción del juego y de hacer un ajedrez más inclusivo acercándolo a las niñas y a las minorías de género, el joven Alejandro Ramírez se convertía en el empleado mejor pago del Club de Ajedrez de St. Louis (u$s 143.524 al año) y designado entrenador del ¡equipo femenino! de Estados Unidos para la Olimpíada en Chennai (India) en agosto de 2022. La batalla parecía perdida. 

Jennifer Shahade, la ajedrecista que denunció a Alejandro Ramírez por acoso (Photo by Ethan Miller/Getty Images for T.J. Martell Foundation)

Jennifer Shahade, la ajedrecista que denunció a Alejandro Ramírez por acoso 

A diario, a Jennifer Shahade, la piel se le iba labrando de impotencia, desesperación y acaso de culpa hasta que de pronto surgió el rumor, ese viejo e invicto enemigo de la felicidad -en este caso de la impunidad-, y algunas jóvenes ajedrecistas en su mayoría menores de edad, se fueron acercándose a Jennifer, y a través de sus correos electrónicos comenzaron a contarles sus historias y de los abusos sufridos ante el mismo entrenador y con un idéntico “modus operandi”: fiestas, celebraciones, abundante alcohol e ingreso subrepticio a la habitación.

Aquello revivió los demonios que Jennifer guardó por más de una década; harta de estar harta y sin respuestas oficiales a sus reclamos recurrió a su cuenta de Twitter @JenShahade -con 31.000 seguidores- para efectuar una última jugada: una denuncia pública.

“Se acabó el tiempo”, fue el título del hilo de seis partes del tuit en el que sacó a la luz todo lo sucedido.

“Actualmente hay múltiples investigaciones en curso sobre Alejandro Ramírez y su conducta sexual inapropiada, incluida una serie de presuntos incidentes que involucran a menores. Fui acosada por él dos veces, hace 9 y 10 años. Seguí adelante hasta hace un par de años, cuando varias mujeres, independientemente entre sí y sin conocimiento de mi propia experiencia, se acercaron a mí con sus historias de presunto abuso. Estas cuentas eran de presuntas víctimas mucho más jóvenes. Vi evidencia alarmante incluidos mensajes de textos que admitían el abuso de una menor mientras él la entrenaba, así como un mensaje de texto a una presunta víctima sobre ser una ‘tentadora’ menor de edad”, comenzó escribiendo Shahade en la red social cuyo posteo tuvo más de 2,5 millones de visualizaciones. Sin saberlo aquello se convirtió en un punto de encuentro de gentes, de hombres y mujeres que se solidarizaban con su sufrimiento y se convirtió en un canal al que se acercaron otras víctimas. Cada una describió sus peripecias, y el reguero se hizo incontenible.

Hace una semana, The Wall Street Journal informó sobre su trabajo de investigación de este caso; se entrevistó con varias de las víctimas e intentó en vano un encuentro con el acusado. Salieron a la luz algunos datos reveladores sobre el accionador del acosador. “Físicamente agresivo mientras las besaba y manoseaba a la fuerza sin sus consentimientos; les suministraba vodka”. El informe agregó que tres de las ocho mujeres entrevistadas por el periódico eran menores al momento de los hechos.

De las ocho denunciantes ante el periódico, sólo Claire Grothe, que trabajó de gerente en el programa del Salón de la Fama de Ajedrez, ubicado a la vuelta del Club de St. Louis, lo hizo con su nombre, las otras jóvenes hablaron de manera anónima. Según Grothe conoció a Ramírez en 2014 en una celebración realizada en el Club de ajedrez y que continuó en un bar italiano de la zona. “El me tomó del brazo y me metió en el baño, me empujó contra una pared, me besó a la fuerza y me metió la mano por el cuello de mi vestido para tocarme el pecho; logré empujarlo y me marché” contó la víctima y agregó, “al día siguiente él se presentó en mi escritorio en el Salón de la Fama con intención de disculparse e invitarme a una cita. Ese mismo año abandoné mi trabajo”.

Jennifer Shahade en una partida a beneficio con el ex miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos Chaka Fattah  (Photo by Ilya S. Savenok/Getty Images for the Chess Club and Scholastic Center of Saint Louis)

Jennifer Shahade en una partida a beneficio con el ex miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos Chaka Fattah 

De las siete mujeres que actuaron de manera anónima, una de ellas contó lo sucedido en 2011, durante un campamento de ajedrez, cuando ella tenía 15 años y él, 23. “Una noche me preguntó si podía llevarle pasta de dientes a su habitación. Una vez adentro me empujó frente a una mesa y comenzó a besarme aunque yo apartaba mi cabeza. Luego por mensajes de textos me dijo que me ‘engañó' con el pedido de la pasta de diente, lo que en verdad quería era desnudarme y casarse conmigo”. Esta misma joven contó que al año siguiente volvió a ser acosada por Alejandro Ramírez, ahora incluso inmovilizándola en una cama e intentándola desnudarla antes de que pudiera escapar.

Otra jugadora le contó al periódico sobre un incidente en 2014, cuando ella tenía 16 años y Ramírez, de 26, era uno de sus entrenadores. La mujer dijo que la noche de clausura del certamen, él la invitó a ella y a una menor a su habitación de hotel para tomar unas copas de celebración. Bebieron vodka y regresaron a la ceremonia. Más tarde Ramírez la llevó a su habitación donde la desnudó; ella reconoció que estaba borracha. Él intentó tener relaciones sexuales pero ella se negó, aunque tuvo sexo oral sin su consentimiento.

En la investigación realizada por The Journal se comprobó la existencia de una carta de 2021, donde un abogado del Club de St. Louis estaba al tanto de las acusaciones de Shahade en 2020 e informaba de la situación al Club de ajedrez y a la federación de EE.UU.; además de la denuncia de Jennifer había otra de una joven de 15 años. Sin embargo al joven acosador lo nombraron entrenador del equipo olímpico femenino que viajó a Chennai el año último.

Ante la ola de denuncias y rumores, Alejandro Ramírez -un niño prodigio del ajedrez que a los 15 años alcanzó el título máximo de gran maestro, el más joven en su momento de América, y cuya carrera ajedrecística fue financiada por la empresa GBM, representante de IBM en Costa Rica, y que se radicó en EE.UU. desde 2009, donde completó sus estudios universitarios en la especialidad de Diseño y Programación de Videojuegos en la Universidad de Texas-, presentó el lunes 6 de marzo su renuncia al Club de St. Louis. En un breve comunicado sostuvo: “Está claro que las investigaciones sobre las acusaciones de comportamiento inapropiado han demostrado ser una distracción negativa para el club; a pesar de mi cooperación con la investigación reconozco que mi afiliación al club no es lo mejor actualmente”. En tanto el Dr. Albert Watkins, abogado de Ramírez, se refirió al tratamiento del caso a través de las redes sociales: “superponer las costumbres de hoy a relatos erróneos de actos de antaño es una receta para el desastre tanto para el acusado como para el acusador”. Pero al ser consultado sobre las acusaciones específicas contra su defendido declaró “debo respetar la confidencialidad de las tareas de investigación”.

Claudia Amura, mejor ajedrecista de la historia argentina

Claudia Amura, mejor ajedrecista de la historia argentina

Asimismo, a Ramírez se le retiró el permiso de entrenador del equipo universitario de St. Louis, y la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según sus siglas francesas), que se mantiene sin comentarios sobre lo sucedido, lo retiró del cargo de integrante de la Comisión de Atletas de la entidad.

Las repercusiones del caso se dispararon hacia todos los frentes del tablero, la propia Susan Polgar (que vive hace más de 20 años en Estados Unidos junto a su familia), campeona mundial de ajedrez femenino Clásico, Blitz y Rápido, dijo: “Hay muchos misóginos en serie, pervertidos y sexistas que se aprovechan y abusan de las mujeres en nuestro mundo del ajedrez. Algunas mujeres que hablaron, incluida yo, fueron despedidas, atacadas y, peor aún, castigadas”.

Sabrina Vega, número uno de España: “El ambiente del ajedrez es bonito y sano, con una exaltación del compañerismo. El ajedrez tiene un factor integrador que se nota, aunque es cierto que somos parte de la sociedad y no está exento de las realidades que a veces se dan en ella”. “El caso de Alejandro Ramírez es muy delicado y por el número de jugadoras que lo han denunciado y porque algunas tienen bastante peso. Estas conductas hay que denunciarlas, investigarlas bien y erradicarlas”.

La historia de Shahade llegó a Ellen Carlsen (la hermana del campeón mundial Magnus Carlsen), que decidió enviar una alerta a la Federación Noruega de Ajedrez sobre su experiencia negativa.

“Lo hice ante todo para que miraran sus rutinas para evitar que volviera a suceder. Si sucedió conmigo, es probable que muchos hayan experimentado lo mismo”, escribió en su cuenta de Twitter, donde cuenta que de niña en sus primeros pasos en el juego un entrenador la llamaba y le escribía constantemente para analizar juntos las partidas.

La mejor ajedrecista del historial femenino en Argentina, Claudia Amura también siente lo delicado del tema. “Es necesario que estas cosas se informen con respeto, con el rigor periodístico que se merecen. Ya soy grande (Claudia es mamá de cuatro hijos) y he visto cómo se puede pasar de una provocación a los hechos. En lo personal recuerdo que a los 7 años jugué uno de mis primeros torneos, mi mamá me puso una pollerita corta y mientras esperaba que comenzara las partidas, un señor que era más grande que mi papá me agarró y me sentó en su falda mientras me acariciaba las piernas; en ese momento yo no me di cuenta de lo que pasaba aunque era algo extraño. Con el tiempo me di cuenta de lo que pasó, por eso en mis charlas siempre aconsejo a los padres estar cerca de sus hijos, las mujeres somos vulnerables, pero los niños y principalmente las chicas lo son mucho más”, dijo a Infobae.

El movimiento #MeToo alcanzó al mundo del ajedrez; la denuncia de Jennifer Shahade permitió que una decena de mujeres se atrevieran a contar sus historias, acaso, para que uno de los sueños de la heroína de esta nota se vuelva realidad.

“Ya es hora de una nueva era de ajedrez en la que hagamos todo lo posible para que las mujeres, las niñas y todos los niños se sientan completamente seguros y bienvenidos”, dijo Shahade. Todavía es posible.

El denunciado: el gran maestro norteamericano de origen costarricense, Alejandro Ramírez, destacado jugador y entrenador con alto perfil mediático

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