Suena para secretario del Tesoro si el demócrata Joe Biden finalmente desembarca en la Casa Blanca, pero aun si las quinielas se equivocan, Larry Fink seguirá siendo uno de los hombres más influyentes del planeta —tal vez más si fallan, hasta ese punto llega su poder—.
El presidente y fundador de la gestora de fondos BlackRock, con activos bajo gestión por valor de 7,8 billones de dólares (más de 6,5 billones de euros) participó este jueves en la Conferencia Internacional de Banca organizada por el Banco Santander. Mientras los nubarrones pandémicos copan toda la atención, el ejecutivo tira de su habitual mirada largoplacista para lanzar una señal de alerta: “La gente se prepara mal para su jubilación y no va a tener dinero para su retirada. Va a ser un enorme problema, lo llamo la crisis silenciosa”, advirtió.
El directivo ve irónico que no haya una planificación de las finanzas personales acorde a la creciente preocupación por la salud, el aumento del ejercicio físico, y en definitiva, la búsqueda de la longevidad. “Queremos vivir más y nos olvidamos de como vamos a mantenernos económicamente cuando seamos viejos, y no se está debatiendo esto en EE UU, Europa ni China”.
Fink cree cuestionable el modo en que los europeos gestionan sus ahorros, demasiado conservador para su gusto, especialmente en una etapa de tipos de interés por los suelos. “Cuando voy a España, Francia o Alemania les digo: deberíais estar ahorrando con vistas a los próximos 20, 30 o 40 años y metéis el dinero en una cuenta bancaria porque es lo que se considera prudente en Europa. Para mí es desafortunado, por no decir algo peor. Quizá sea el resultado de las dos Guerras Mundiales”. Esa misma lógica, a su parecer innecesariamente defensiva, cree que está detrás de “la falta de espíritu empresarial” en Europa respecto a China o EE UU, que sí han sido capaces de hacer florecer gigantes tecnológicos.
El directivo conversó con la presidenta del Banco Santander. En plena batalla electoral en Washington, Ana Botín cree que la enorme polarización de la sociedad norteamericana no ha logrado trastocar la condición de Estados Unidos como “el mercado más atractivo del mundo”. Junto a él, citó al latinoamericano: 600 millones de personas de las que la mitad todavía no tienen cuenta bancaria. “Estamos viendo un aumento de cuentas digitales en Latinoamérica y más demanda de préstamos gracias a los tipos bajos, hay un mercado muy atractivo y me sorprende que EE UU no mire más al sur”, explicó.
Preguntado por si Argentina puede volver a ser un destino de inversión fiable en la región, Fink se mostró escéptico. “Va a llevar tiempo que vuelva a haber inversión privada en Argentina”, vaticinó. “En Latinoamérica hay sitios más seguros donde invertir ahora mismo. Espero que el Gobierno logre devolver la confianza”. Como mejores opciones citó en primer lugar a México —"una de las grandes oportunidades de todo el mundo"—, seguido de Colombia —"mejorando"—, Brasil —"con altibajos"— y Chile —"muy sólido"—.
Más teletrabajo
Sobre los cambios por venir en la sociedad pospandemia, puso de ejemplo a su compañía: calcula que solo el 60 o 70% de sus empleados volverá a las oficinas presencialmente. El resto teletrabajará, y habrá una rotación. “Va a ser una bendición. Nuestros trabajadores dedican un promedio de hora y media o dos horas diarias de su vida a desplazarse a la oficina, un tiempo que puedes destinar a tus hijos o hacer ejercicio. Imagina Madrid o Londres con un 30% menos de coches, lo que significa para el medio ambiente. Puede tener impacto en las ciudades, pero ser bueno para los alrededores”.
Entre los potenciales ganadores de la crisis, Fink citó a tecnológicas y farmacéuticas, nada que no esté a la vista de todos en plena búsqueda de una vacuna y con los hábitos de consumo dependiendo cada vez más de un ratón y una pantalla por el temor al virus. Por suerte, opina que el mundo está hoy mejor preparado que tiempo atrás, aunque advierte de desequilibrios debido a que no todas las compañías tienen capacidad para acometer las inversiones digitales necesarias para no quedarse atrás, lo que puede dejar el mercado en manos de gigantes, un reto para la competencia. “Hemos saltado una década en ocho meses. Si hubiéramos tenido esta pandemia hace seis años estaríamos en medio de una depresión. Los líderes de cada sector se benefician. Muchos ministros de Economía van a tener que afrontar que los grandes se están haciendo cada vez más grandes”.
Entre esos ministros estará la española Nadia Calviño, quien también intervino en la conferencia. La vicepresidenta económica se congratuló de que España haya logrado evitar que se repita “el patrón clásico de crisis anteriores”, en las que la subida del desempleo era más acusada. “En cuanto controlemos la pandemia, la economía española va a seguir creciendo”, auguró. “Cuantas más empresas sobrevivan, más empleo sobrevivirá, tras una quiebra es difícil recuperarse”, afirmó Ana Botín sobre el aumento del paro.
La digitalización y la transición climática parecen, tal y como manda la UE, las dos grandes patas sobre las que sustentar las nuevas inversiones. Larry Fink dice haber detectado que una avalancha de dinero se dirige hacia ese cambio verde, pero cree que hay que ir paso a paso. “Si decimos mañana a las empresas que deben ser 100% verdes tendríamos una depresión”. Y recordó que los fondos están obligados por ley en EE UU a mirar las ganancias como único criterio. “Yo intento usar datos analíticos sobre cómo el cambio climático puede suponer un riesgo para una inversión, pero no quiero acabar en la cárcel por no haber maximizado el retorno”.
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