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Las temperaturas continúan su lenta pero inexorable progresión anual. Las olas de calor sin precedentes que vivió Australia a comienzos de año o las temperaturas anormalmente altas en Siberia son tan solo síntomas de un problema que cada año se agrava un poco más: el calentamiento global. 

Por ahora, las temperaturas globales durante la primera mitad de 2020 ya han empatado con el calor récord sufrido en 2016 y eso que, este año, no ha habido un fenómeno de El Niño que justifique este salto de los termómetros.

Esas son las conclusiones a las que llega el medio británico Carbon Brief, que ha analizado los datos de seis centros de investigación diferentes que llevan a cabo diferentes registros de la temperatura en la superficie terrestre: NASA; NOAA; Met Office Hadley Center/UEA; Berkeley Earth; Cowtan and Way; y Copérnico/ECMWF. Como cada uno utiliza sus propios indicadores y estándares de medición, los resultados varían ligeramente entre ellos, una anomalía a la que los autores del estudio intentan poner remedio a través de medias y otras medidas estadísticas.

Los resultados impresionan, sobre todo porque en Europa ha sido un año en el que por ahora no ha habido grandes olas de calor, aunque sí ha sido un invierno particularmente suave. A nivel mundial, sin embargo, los meses de enero, abril, mayo y junio establecieron récords en los termómetros nunca vistos desde que se iniciaron los primeros registros de temperatura en 1850. Según apuntan los expertos consultados por el medio británico, este nivel de calor extremo habría sido casi imposible en ausencia del calentamiento global causado por el hombre.

Aparte de en los registros meteorológicos, otro elemento que permite constatar este calentamiento progresivo e imparable del planeta es el hielo marino del Ártico, que este mes de julio ha alcanzado niveles históricamente bajos en su extensión y grosor. Si bien es demasiado pronto para saber con certeza cual será el mínimo de verano, es muy probable que este 2020 suponga que las extensiones de hielo marino del Ártico acaben alcanzando mínimos nunca vistos.

Según los cálculos de Carbon Brief, si todo sigue como está previsto, dos de las instituciones de observación meteorológica más prestigiosas, la estadounidense NASA y el sistema de satélites europeos Copérnico situarán este año 2020 como el más cálido registrado. Sin embargo, los registros de Hadley, Berkeley Earth y NOAA sugieren que es más probable que este año sea el segundo más cálido, tras 2016. En cualquier caso, hay muy pocas posibilidades de que 2020 no entre en el podio de los años con temperaturas más altas.

El Niño neutral

Aunque está más que demostrado que las emisiones humanas de CO2 y otros gases de efecto invernadero son responsables de casi todo el calentamiento a largo plazo de la Tierra, las temperaturas de un año determinado están fuertemente influenciadas por variaciones a corto plazo en el clima de la Tierra que generalmente están asociadas con los eventos de El Niño y La Niña. Estos fenómenos meteorológicos son fluctuaciones de temperatura entre el océano y la atmósfera en el Pacífico tropical que ayudan a que algunos años individuales sean más cálidos o más fríos.

En resumen, cuando en la zona tropical del Pacífico soplan constantamente vientos alisios fuertes desde el oeste, las temperaturas ecuatoriales disminuyen y comienza la fase fría o La Niña. Por otro lado, cuando la intensidad de los alisios disminuye, las temperaturas superficiales del mar aumentan y comienza la fase cálida, conocida como El Niño, que es la que puede provocar que un año sea especialmente caluroso: es lo que motivó en gran parte el récord de calor en 2016.

Sin embargo, los estudios apuntan que en la primera mitad de 2020 hubo un El Niño neutral, que por lo tanto está teniendo poco impacto en las temperaturas. Es decir, la causa del calor en Siberia o Australia de este año es completamente antropogénica. Además, el calentamiento o enfriamiento que provoca El Niño y La Niña tienden a tener su impacto máximo en las temperaturas globales alrededor de tres meses después de que el fenómeno alcance su pico en el Pacífico. Esto significa que, incluso si hubiera un La Niña fuerte en los últimos meses de este año, su principal efecto sería sobre las temperaturas en 2021 y no ayudaría a rebajar el más que probable récord térmico de este año.

Más calor extremo

El peligroso camino de alza de las temperaturas que se está recorriendo en este 2020 es especialmente visible a través de los eventos de calor extremo. Solo en la primera mitad del año, la humanidad ha sufrido una ola de calor récord en Australia a fines de 2019 y comienzos de 2020, así como altas temperaturas notablemente persistentes sobre Siberia. Pero el problema no se limita a estas áreas: como se puede ver en el mapa, muchas regiones del mundo están teñidas de rojo oscuro porque en estos primeros seis meses del año han establecido un récord semestral de temperaturas medias.

Esta situación se puede observar en gran parte del centro-norte de Asia, partes de China, México y América del Sur. También en Europa se han establecido nuevas marcas históricas en invierno, aunque también es cierto que un comienzo de verano más fresco de lo normal en los últimos años ha permitido salvar la situación en muchos puntos del Viejo Continente.

Por último, el estudio de Carbon Brief, advierte de que los modelos climáticos desarrollados por el IPCC desde los años 70, que algunos Gobiernos han tildado de catastrofistas, están demostrando ser muy precisos. Estos modelos, que proporcionan estimaciones basadas en la física del calentamiento futuro teniendo en cuenta diferentes supuestos sobre las emisiones futuras, las concentraciones de gases de efecto invernadero y otros factores que influyen en el clima, sobreestimaron un poco el ritmo de calentamiento  entre 2005 y 2014.

Sin embargo, estos últimos años han estado bastante cerca del promedio que predecía el IPCC. Esto es particularmente cierto para los registros de temperatura globalmente completos, como los de la NASA, Berkeley Earth y el reanálisis Copernicus / ECMWF, que incluyen estimaciones de temperatura para todo el Ártico. Y la tendencia parece estarse invirtiendo: en los últimos meses, las temperaturas reales han estado un poco por encima del promedio del modelo.

Fuente: elagoradiario

 

 

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