En 2018, Currin investigó si podía ganar el premio al darse cuenta de que sus piernas eran más largas que las del promedio de mujeres y hombres. Esa 'idea' se dio cuando alguien le preguntó si quería usar unos leggins personalizados, pues no se encontró ninguno que le quedara bien.
Finalmente, consiguió el título y su meta, ahora, es animar a las personas a que “no dejen que nadie les diga que no pueden hacer algo, solo háganlo”, según expresó en la entrevista con Guinness.