La historia del chocolate comenzó con las culturas pre-olmecas del México actual. Ellos fueron los primeros en consumir este producto alrededor del año 1.900 A.C. Pero en lugar de comerlo, elaboraban granos de cacao, que luego convertían en una bebida amarga.
Durante siglos, la bebida fue símbolo de estatus en Mesoamérica. Y muchos años más tarde comenzó a expandirse por Europa cuando los conquistadores llevaron los primeros granos de cacao a España. Sin embargo, su sabor amargo no los terminaba de convencer.
Poco a poco fue convirtiéndose en un producto de lujo y agasajo entre los aristócratas. Pero no fue hasta 1879 cuando la industria del chocolate que hoy conocemos empezó a desarrollarse. Para la época, el producto ya se combinaba con leche y se producía en masa, sin embargo, seguía siendo duro y nadie había logrado que se derritiera en la boca.
Eso cambió en 1879 cuando el chocolatero suizo Rudolf Lindt hizo un gran avance por error. Un viernes, Lindt salió de su fábrica sin apagar la maquinaria y cuando regresó el lunes siguiente, se dio cuenta que las máquinas habían estado removiendo el chocolate durante varios días.
Al revisar encontró que su consistencia era sedosa y olía delicioso. Cuando lo probó quedó fascinado. Era increíblemente dulce, e incluso se derritió en su lengua. El invento de Lindt permitió la elaboración, a partir de 1880, de las famosas tabletas de chocolate.
Desde entonces, chocolateros de todo el mundo han inventado todo tipo de productos con el cacao: trufas, barras de caramelo y postres deliciosos, al punto de que terminó por convertirse en un alimento crucial en la historia de la humanidad.
En la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos decidió incorporar las barras de chocolate como ración de combate. Su poco peso, su alto valor energético, ser capaz de soportar altas temperaturas, y sobre todo su delicioso sabor, fueron las razones de peso. Incluso durante la carrera espacial de los años setenta el chocolate fue considerado como una opción aceptable de posible alimento espacial, ocupaba poco espacio y aportaba calorías a los astronautas.
Hoy el producto está en todas partes y son pocas las personas que se resisten a él. Muchos incluso afirman sentir antojos y disfrutar de la sensación que induce su consumo. Según los estudios, la clave de esta sensación podría ser una sustancia química llamada anandamida, que es similar a los compuestos liberados cuando se consume cannabis (marihuana).
Los científicos han descubierto que el chocolate con leche, que es el que usualmente las personas prefieren, está cargado de una enorme cantidad de azúcar que desencadena dopamina, la hormona de la felicidad. Así, el producto estimula la producción de hormonas de manera similar a cuando nos reímos y ayuda a combatir la depresión, la hipertensión, los tumores e incluso el estrés del síndrome premenstrual.
Su conquista del mundo ha sido tal que se estima que en un año la gente gasta más de 8.800 millones de euros en chocolate. Alrededor de 20 millones de personas dependen de manera directa del cultivo del cacao y 40 millones son empleados de la industria del chocolate en el planeta.
Con un consumo per cápita de 11 a 12 kilos por año, Suiza es uno de los países con el consumo más alto de este producto. Le siguen los británicos, que en promedio consumen 10 kilos por año, los alemanes, con 8,1 kilos, los franceses 6,8 kilos, los españoles 3,9 kilos y por último los italianos con 2,2 kilos por año.
Sin embargo, todo indica que este emblemático producto podría escasear e incluso desaparecer en unas cuantas décadas. Los informes registran que los árboles de cacao están teniendo problemas para crecer debido al calentamiento global y si se mantiene el aumento de las temperatura como hasta ahora, podrían afectar definitivamente al cultivo y producción del cacao para el año 2050.
¿Por qué el chocolate está en peligro en el mundo?
Los árboles de cacao necesitan fuertes lluvias para crecer y la falta de precipitaciones incrementarán la evapotranspiración del suelo y las plantas. Según los estudios, un aumento de temperatura de 2,1 grados Celsius aniquilará por completo el crecimiento del chocolate.
Ante el peligro, algunos científicos están intentando encontrar la forma de modificar la planta genéticamente para que sea capaz de resistir las nuevas condiciones climáticas. Sin embargo, hasta ahora, no han tenido éxito.