Existen 167 vacunas en desarrollo contra la Covid-19 en la actualidad, según recoge la Organización Mundial de la Salud. Con ellas se pretende conseguir inmunidad frente a la enfermedad y así controlar la pandemia. Su desarrollo es lento ya que se trabaja con procesos biológicos que requieren cumplir unos plazos mínimos, plazos que se están ajustando a la baja pues las primeras candidatas aspiran a estar listas en otoño y a comenzar a usarse a principios del año que viene.
Por el momento son seis las vacunas que ya han alcanzado la fase III del ensayo clínico, la última antes de conseguir su aprobación. Entre este grupo se encuentra la desarrollada por la farmacéutica Moderna y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ambos de Estados Unidos. El fármaco emplea fragmentos de ARN mensajero que contienen la información necesaria para producir antígenos que desencadenen una respuesta inmune tras ser detectados por el organismo. Se trata de una tecnología novedosa hasta la fecha.
Esta vacuna mostró a mediados de mayo resultados positivos en humanos al lograr provocar una fuerte respuesta inmunitaria. Los resultados del actual ensayo clínico, que se está llevando a cabo con 30.000 voluntarios de Estados Unidos, podrían estar disponibles en noviembre. El gobierno estadounidense ya ha llegado a un acuerdo con la farmacéutica para adquirir 100 millones de dosis de la potencial vacuna. Otros países como Suiza también han firmado un acuerdo.
La candidata inglesa de la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca está hecha a partir de un adenovirus de chimpancé, virus causante del resfriado común en estos animales, alterado para que produzca la proteína S de la superficie del SARS-CoV-2 y que así genere una respuesta inmune en la persona. Según los resultados publicados en julio en la revista The Lancet , la vacuna logró una correcta respuesta inmune que brindará protección al aumentar los niveles de anticuerpos y de células T que atacan al virus.
La fase III del estudio clínico se está llevando a cabo Brasil y Sudáfrica. La vacuna podría obtener resultados en otoño y que su distribución se dé a finales de año - la compañía planea producir hasta 30 millones de dosis disponibles para Reino Unido en septiembre. La Unión Europea ya se ha asegurado al menos 300 millones de dosis de la potencial vacuna.
La biofarmacéutica BioNTech y el laboratorio Pfizer también presentan resultados esperanzadores. Al igual que la vacuna de Moderna, el grupo trabaja con secciones de ARN mensajero. Tienen cuatro candidatas. Una de ellas, BNT162b2, se encuentra en la actualidad en la última fase del en ensayo clínico que contará con 30.000 participantes repartidos en países como Estados Unidos, Argentina, Brasil o Alemania. El primero de ellos, Reino Unido y Japón ya han llegado a un acuerdo para asegurar el abastecimiento de la vacuna.
De las últimas en enrolarse en la deseada fase III ha sido la vacuna rusa que lo hizo este miércoles. Pese a ello, el presidente del país Vladimir Putin ya anunciaba el día anterior el registro de la denominada Sputnik V, noticia con la que la comunidad científica se llevó las manos a la cabeza. El ensayo cuenta con 2.000 participantes de Rusia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Brasil y México.
El desarrollo de la vacuna se ha llevado a cabo por el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya junto con el Ministerio de Salud ruso. Se trata de una vacuna que emplea como vector viral el adenovirus humano tipo 26 y tipo 5 -virus del resfriado común- a los que se le ha agregado el gen de la proteína S del SARS CoV-2.
China, país donde comenzó la pandemia, cuenta a su vez a con varios proyectos. La farmacéutica Sinovac Biotech trabaja en la llamada CoronaVac. La vacuna usa un virus inactivado, que puede ayudar al cuerpo a desarrollar anticuerpos contra el patógeno sin riesgo de contagio. Tras los positivos resultados, la última fase del ensayo clínico se está llevando a cabo en Brasil, Bangladesh e Indonesia. Su producción podría iniciarse a principios del año que viene.
La farmacéutica china Sinopharm desarrolla dos candidatas elaboradas con fragmentos de coronavirus inactivados para que ya no puedan causar enfermedades. Ambas demuestran seguridad e inducen respuesta inmune frente al coronavirus, según publicaban en The Lancet . En la actualidad, se encuentra reclutando participantes para la fase III del ensayo clínico en Emiratos Árabes Unidos y planea contar con 15.000 personas.
Otro proyecto es el de CanSino Biologics y el Instituto de Biotecnología de Beijing. Similar a la Sputnik V, se basa en un adenovirus humano tipo 5. Al inicio de la búsqueda de una candidata, era una de las vacunas más avanzadas junto con la de Moderna. El 25 de junio, China autorizó su uso entre militares del país, con lo que fue la primera en emplearse. El 9 de agosto, el Ministerio de Salud saudí anunció que el laboratorio realizaría un ensayo de fase III en Arabia Saudí. La empresa está en negociaciones con otros países para realizar más pruebas, según informaba The New York Times.
Qué fases se siguen en la creación de una vacuna
Para desarrollar una vacuna se deben seguir una serie de pasos en un proceso que puede suponer años. En la fase preclínica, se realizan pruebas en cultivos celulares o en tejidos que luego acabarán por extenderse a animales. Con ello, se tiene por objetivo establecer datos preliminares de cómo interactúa con el organismo.
Una vez superada esta etapa se llega a la clínica, en la cual la futura vacuna se prueba en personas. Consta de tres fases. En la fase I las pruebas se realizan en pequeños grupos de varias decenas de sujetos. El objetivo aquí es evaluar su seguridad y qué efecto tiene en el cuerpo, incluida la respuesta inmunológica. En la fase II los grupos alcanzan ya los cientos de personas. Se sigue testando su seguridad, pero sobre todo su eficacia, así como las dosis y su forma de aplicación. Por último, en la fase III, los ensayos cuentan con miles de personas. Permite evaluar mejor los posibles efectos secundarios y discriminar mejor su eficacia.
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