El mundo entero cambió en el 2020, y eso aplica desde todos los países hasta cada uno de nosotros, debido a la pandemia del coronavirus.
El año pasará a la historia como uno, o el de más grandes retos que se ha enfrentado por generaciones y cuando de retos se habla, además de la salud y la economía, la industria turística está en los primeros lugares, particularmente los cruceros, que tendrán un “antes y después” del COVID-19, y vendrán con grandes cambios cuando vuelvan a navegar.
Algunas de esas modificaciones ya fueron confirmadas, otras continúan siendo objeto del desvelo de los ejecutivos de las líneas de crucero, que siguen buscando alternativas para no solo hacer los viajes más saludables y seguros, sino también para convencer a los viajeros de que son una opción incluso mejor que antes.
Falta camino por recorrer, pero ya se vislumbran grandes cambios, algunos a corto plazo y otros por un tiempo prolongado. Estos son los 10 grandes cambios que podríamos ver cuando vuelvan a navegar, que se espera sea a partir del 15 de septiembre.
1-Intenso proceso para abordar
Ya no se tratará de que tenga el dinero para pagar su viaje, y que lleve sus documentos al puerto. Habrá un intenso escrutinio de salud, y las personas con algún síntoma de coronavirus, no podrán abordar. Pero una vez dentro habrá chequeos rutinarios de temperatura y un estricto protocolo de aislamiento en caso de surgir algún enfermo. A las personas de riesgo, o mayores de 65 años podrían requerirle certificado de buena salud.
2-Barcos con menos pasajeros
Es un tema del que se habla mucho en las últimas semanas, y se dice que reducirán sustancialmente la cantidad de pasajeros por viaje, al menos a corto plazo.
3-Distanciamiento social en todas las áreas
Además de reducir la cantidad de viajeros, se ha hablado de cerrar áreas públicas y de limitar la capacidad de personas en sitios como restaurantes, el gimnasio y facilidades de entretenimiento. Una medida extrema sería la incluida en un documento de la Unión Europea que recomienda dividir los pasajeros por grupo y que tengan diferentes actividades basadas en el factor de riesgo.
4-No habrá bufés
Al menos cuando empiecen, y es que esta modalidad de comida que es tan popular en los cruceros, previamente ha sido identificada como posible foco de contaminación de comida y enfermedades gastrointestinales. La comida seguirá siendo ilimitada, no se preocupe por eso, pero servida por el personal del crucero, evitando que otros pasajeros puedan tocarla.
5-Viajes más cortos
Así ganarán la confianza de los pasajeros que todavía tengan temor en viajar en barcos y quedar varados por largo tiempo, como sucedió en los inicios de la pandemia. Con los viajes entre tres a cinco días, las líneas de crucero podrían tener alguna ganancia, los pasajeros no tendrían que gastar mucho en sus vacaciones y de surgir alguna complicación de salud, los podría devolver al puerto de origen rápidamente.
6-Cambios frecuentes de itinerario
Esto lo veremos más a corto plazo, especialmente si los cruceros empiezan a navegar en este 2020. Con el virus haciendo rebrotes en algunos destinos donde se pensaba que había sido erradicado, los barcos ni se acercarían por esos lugares aunque estén originalmente en el itinerario. El pasajero de estos tiempos debe ser más flexible que nunca.
7-Servicios médicos más sofisticados
Tal vez la lección más grande que han aprendido las líneas de crucero es que no se confiarán en que tienen suficientes medidas rutinarias de salud a bordo. De ahora en adelante invertirán sumas millonarias en equipos médicos más avanzados y en más personal de salud disponible, además de que los nuevos podrían tener espacios más grandes para sus hospitales a bordo. Y eso permanecerá a largo plazo, pero en el futuro inmediato, si todavía hay una sospecha de coronavirus rondando por el mundo, tendrán que tener sistemas para hacer pruebas rápidas a bordo, monitorear continuamente no solo la temperatura, sino la salud de los pasajeros y establecer protocolos de repatriación si fuese necesario.
8-Se construirán barcos más pequeños
Y esto no significa que todos serán de 500 pasajeros o menos, sino que esos con capacidad entre 5,000 a 9,000 viajeros (que ha sido la tendencia reciente en construcción), serán menos. Aunque ya hay varios en construcción, y esos probablemente continuarán según planes originales, no sorprendería ver que las líneas de barcos se enfoquen más en aquellos entre 3,000-4,000 pasajeros, incluso de menos capacidad, y ofrezcan servicios más exclusivos aunque esto podría impactar en el costo del viaje.
9-Un personal más saludable y más alerta
Los tripulantes se rigen por contratos desde tres a nueve meses (dependiendo de la labor que desempeñan), y antes de otorgarlos se tomarán estrictas medidas para garantizar que están saludables. Estarán adiestrados para identificar síntomas visibles de enfermedad en los pasajeros y aprenderán protocolos de higiene y desinfección muy estrictos.
10-Medidas iguales en todo el mundo
Algunas de estas medidas no se limitarán a barcos que naveguen por aguas norteamericanas. La Unión Europea acaba de emitir una guía que está en revisión, para los cruceros que naveguen en sus países, y entre las medidas incluidas está el uso de mascarilla en los puertos y áreas públicas bajo techo, de los barcos. La Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) ya está evaluando el documento.