Sin esperar a la tercera fase de ensayos clínicos, el Ejército chino va a inocular a sus soldados la primera vacuna contra el coronavirus, desarrollada por la farmacéutica local Cansino en colaboración con la Academia de Ciencias Militares.
La Comisión Militar Central ha aprobado el uso durante un año de esta vacuna, que es una de las ocho que se están probando en China. Entre un centenar de candidatos, en todo el mundo hay una docena de candidatos que ya han iniciado sus ensayos humanos, un proceso que todavía durará varios meses hasta que puedan llegar al gran público en caso de que sean efectivas.
En la carrera global que se ha desatado por encontrar la primera vacuna, Pekín ha acortado los plazos con esta decisión de empezar a utilizarla en el Ejército. "La vacuna Ad5-nCoV está actualmente limitada solo a usos militares y no se puede expandir a un rango mayor sin la aprobación del Departamento de Apoyo Logístico", anunció la firma Cansino en referencia al órgano de la Comisión Militar Central encargado de regular su utilización. A principios de este mes, las autoridades chinas también decidieron ponerle otras dos vacunas experimentales a los trabajadores de las empresas estatales que tengan que viajar al extranjero.
El mes pasado, Cansino anunció en la revista médica "The Lancet" los "resultados prometedores" de su vacuna en las dos primeras fases de sus ensayos clínicos. "Estos resultados representan un logro importante. Las pruebas demuestran que una simple dosis de la nueva vacuna contra la enfermedad COVID-19 (Ad5-nCoV) produce anticuerpos específicos del virus y células T en catorce días, convirtiéndose en un candidato potencial para una investigación más profunda", prometieron sus autores en un comunicado.
Con diez millones de contagios y medio millón de fallecidos, el mundo se aferra a la esperanza de hallar pronto una vacuna contra el coronavirus, que se ha propagado rápidamente por todo el planeta desde que la epidemia estalló en enero en la ciudad china de Wuhan. Lejos de remitir tras su control en China y Europa, la pandemia se ha disparado en Estados Unidos, Brasil y la India, donde está alcanzando ahora su pico y hace temer una segunda oleada incluso más mortífera que la primera.
Mientras tanto, los países que han conseguido contener al coronavirus se enfrentan a sus rebrotes, que parecen inevitables con la recuperación de la «normalidad». Incluso en China, que había adoptado controles draconianos, saltó a principios de este mes un brote en Pekín.
Localizado en Xinfadi, el mayor mercado de abastos de la ciudad, lleva ya 318 contagiados y una veintena de asintomáticos. Además, su propagación a la vecina provincia de Hebei ha obligado a cerrar una comarca de 400.000 habitantes, que han sido confinados en sus casas. Un claro ejemplo de que, por muchos controles que haya, el mundo no podrá respirar tranquilo hasta que tenga la vacuna.
Fuente: Diario ABC España