Para los líderes ambientales de estas organizaciones existe un alto riesgo de que en el futuro vuelva a surgir otra pandemia. El comercio ilegal de vida silvestre, así como la devastación de los bosques siguen estando detrás del creciente número de enfermedades que saltan de la vida silvestre a los humanos.
A principios de junio Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dijo a los medios de comunicación que la pandemia del nuevo coronavirus era una “señal SOS para la empresa humana” pues, según enfatizó, el desarrollo económico actual debe entender que la riqueza depende de la salud de la naturaleza. Para los líderes de la ONU, la OMS y la organización ambiental WWF Inernational, el mundo ha ignorado durante décadas las consecuencias de la explotación al medio ambiente.
En un informe de WWF, publicado este 17 de junio, se advierte que existe un alto riesgo de que vuelva a surgir otra pandemia en el futuro. “Las crecientes presiones sobre la naturaleza por la explotación de la vida silvestre y nuestros sistemas alimentarios insostenibles aumentan la probabilidad de futuras pandemias. No sabemos dónde surgirá la próxima nueva enfermedad ni a cuántas personas afectará, pero el riesgo de que surja una nueva enfermedad zoonótica en el futuro es más alto que nunca. Este es el resultado de años de políticas fallidas e inacción política”, señala el documento.
La organización ambiental advirtió que los impulsores de las enfermedades que se transfieren de animales salvajes a los seres humanos son: la destrucción de hábitats, la intensificación de la producción agrícola y ganadera, así como el tráfico y consumo de vida silvestre. WWF hizo un llamado de atención a los gobiernos, pues es imperativo que hagan cumplir las leyes para disminuir la destrucción de la naturaleza.
Para el Sistema Integrado de Observación de Carbono (ICOS por su sigla en inglés), es claro que durante la pandemia de COVID-19 se han alterado drásticamente los patrones de demanda de energía en todo el mundo. El cierre de fronteras internacionales y las limitaciones en el transporte durante el confinamiento impactaron los registros de emisiones de CO2 durante los primeros meses del año. Sin embargo, con la reapertura progresiva de las actividades productivas las cifras aumentaron.
“Las emisiones se recuperaron dentro del 5% de los niveles medios de 2019 a principios de junio a medida que los países levantaron o debilitaron sus políticas de confinamiento. El impacto en las emisiones anuales de 2020 depende de la duración del confinamiento”, señaló ICOS en su informe.
Elizabeth Maruma Mrema, directora de la convención de la ONU sobre diversidad biológica y Maria Neira, directora de la Organización Mundial de la Salud para el medio ambiente y la salud, reiteraron la importancia de que se tomen acciones concretas cuando antes. “Preocupantemente, mientras COVID-19 nos ha dado otra razón para proteger y preservar la naturaleza, hemos visto lo contrario. Desde el Gran Mekong, hasta el Amazonas y Madagascar, han surgido informes alarmantes sobre el aumento de la caza furtiva, la tala ilegal y los incendios forestales, mientras que muchos países están incurriendo en apresuradas reducciones ambientales y recortes en los fondos para la conservación. Todo esto llega en el momento en que más lo necesitamos. Debemos adoptar una recuperación justa, saludable y ecológica y comenzar una transformación más amplia hacia un modelo que valore la naturaleza como la base de una sociedad saludable”, señalaron en una entrevista con The Guardian.
Los expertos presumen que el 60-70% de las nuevas enfermedades que han surgido en humanos desde 1990 provienen de la vida silvestre. Durante el mismo período, se han talado 178 millones de hectáreas de bosque, lo que equivale a más de siete veces el área del Reino Unido. Para los líderes ambientales, ignorar esta realidad tendrá serias consecuencias futuras.” Intentar ahorrar dinero descuidando la protección del medio ambiente, los sistemas de salud y las redes de seguridad social, ya ha demostrado ser una economía falsa. La factura se pagará muchas veces”, concluyeron Mrema y Neira a The Guardian.