Los residentes de Settecani, una aldea entre Módena y Bolonia, se llevaron una sorpresa el miércoles cuando por los grifos de sus cocinas y baños comenzó a salir un líquido rojizo en vez de agua.
Por su aroma “inconfundible”, rápidamente muchos supieron que se trataba de Lambrusco Grasparossa, la variedad de vino tinto más cultivada en esa región.
Aunque muchos pueden haber recordado la escena bíblica en que Jesucristo convierte el agua en vino, el incidente se debió a un problema técnico en la bodega Cantina Settecani Castelvetro, conectada al suministro público de agua.
El mal funcionamiento de una válvula provocó que el vino tuviera una presión más alta que la del agua y se filtrara de un silo hacia las tuberías de agua potable que conducen a las casas más cercanas, según explicaron medios locales.
Por su parte, el consejo local se disculpó con los residentes a través Facebook dando por resuelto el incidente el mismo día y confirmando que el vino de las tuberías era "líquido alimentario no dañino" y "libre de riesgos".
Mientras tanto, por las redes se viralizan cientos de fotos y videos de la peculiar situación original, muy aprovechada por los residentes -poco más de un centenar en la aldea- que embotellaron la mayor cantidad de alcohol posible.