Un mundo particularmente especial fue descubierto por el satélite de la NASA TESS, que busca exoplanetas (planetas en otros sistemas solares). Esta vez, se trata de un planeta de un tamaño similar a la Tierra y se encuentra en la zona habitable de su estrella, es decir, donde se pueden dar las condiciones para la vida.
El planeta, nombrado TOI 700 d, es parte de un sistema de tres planetas que orbitan su estrella, a 100 años luz de nosotros. Este ‘gemelo’ de la Tierra se ubica en la tercera posición respecto a su estrella, así como nuestro preciado mundo respecto al Sol.
Este supone un hallazgo clave para para el TESS, ya que "fue diseñado y lanzado específicamente para encontrar planetas del tamaño de la Tierra que orbitan estrellas cercanas”, indicó Paul Hertz, director de la división de astrofísica de la NASA en Washington.
Es la primera vez que el TESS halla un planeta como el nuestro.
Este prometedor exoplaneta adquirió su nombre debido a su estrella, TOI 700, que es pequeña y fría, del tipo enana M. Tiene el 40% de la masa y tamaño del Sol, y posee la mitad de su temperatura superficial.
Los científicos de la NASA que usaban TESS notaron que habían tres planetas que hacían notar su sombra cuando pasaban entre la estrella y el satélite.
Inicialmente, la base de datos del TESS catalogó al astro como similar al Sol, lo que significaba que los planetas parecían más grandes y más calientes de lo que realmente son. Después identificaron el error.
“Cuando corregimos los parámetros de la estrella, los tamaños de sus planetas cayeron, y nos dimos cuenta de que el más externo era aproximadamente del tamaño de la Tierra y en la zona habitable”, explicó Emily Gilbert, de la Universidad de Chicago, una de los científicos que presentaron los hallazgos en tres documentos en la 235 reunión de la Sociedad Americana de Astronomía en Hawai.
Los investigadores también se percataron de que la estrella no presenta una actividad que pueda perjudicar a sus planetas. En 11 meses, no produjo destellos, “lo que mejora las posibilidades de que TOI 700 d sea habitable y hace que sea más fácil modelar sus condiciones atmosféricas y de superficie”, explica Gilbert.
TOI 700 b y c son los otros dos mundos. El primero es rocoso y del tamaño de la Tierra, pero está muy cerca al astro. El segundo encaja con las características de un planeta dominado por gases. Pero un tercero fue el que más asombró a los científicos.
Un mundo extraño pero prometedor
TOI 700 d es el único planeta en la zona habitable de su sistema. Es rocoso, apenas un 20% más grande que la Tierra, orbita su estrella cada 37 días y recibe un 86% de la energía que nuestro planeta recibe del Sol.
Los científicos notaron que el planeta y sus dos vecinos giran sobre su eje una vez por cada órbita (completan un ‘día’ cada ‘año’) debido a la gravedad que ejerce la estrella sobre ellos por estar tan cerca. Esto causa que un lado del planeta reciba luz constantemente, mientras que el otro pasa por una oscuridad perpetua.
Posteriormente, el telescopio espacial Spitzer de la NASA arrojó datos que confirmaron la existencia del planeta y aumentaron la precisión sobre sus características.
Por otra parte, los científicos del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA simularon por computadora entornos potenciales para TOI 700 d, con el objetivo de averiguar si era posible la vida.
Uno de los modelos mostró al planeta cubierto por un océano con una densa atmósfera compuesta por abundante dióxido de carbono, similar a lo que se piensa que era Marte en sus inicios. Además tenía una gruesa capa de nubes en el lado iluminado.
Otro modelo resultó ser aún más interesante. TOI 700 d apareció como actualmente luce la Tierra pero sin nubes, donde los vientos fluyen desde el lado oscuro del planeta y convergen en lado que ‘mira’ a la estrella.
Estos modelos se llevaron a cabo simulando la luz de la estrella que entra a la atmósfera del planeta e interactúa con elementos como el dióxido de carbono o el nitrógeno para producir señales distintas, conocidas como líneas espectrales.
“Algún día, cuando tengamos espectros reales de TOI 700 d, podemos dar marcha atrás, unirlos al espectro simulado más cercano y luego hacer coincidir eso con un modelo”, explica Gabrielle Engelmann-Suissa, quien dirigió el equipo a cargo de las simulaciones.
“Es emocionante porque no importa lo que descubramos sobre el planeta, se verá completamente diferente a lo que tenemos aquí en la Tierra”, expresa.
Con las nuevas misiones de exploración como el Telescopio Espacial James Webb en 2021, los científicos esperan obtener los primeros datos de la atmósfera de este planeta, y así determinar qué tan habitable puede llegar a ser.