Lo que sería un viaje de aniversario de bodas y disfrutar del fútbol terminó siendo una película de terror. Los aficionados de Alajuelense, Christian Castro y Evelyn Izaba, vivieron momentos de mucha tensión y miedo producto de la agresión que vivieron previo al juego ante Comunicaciones.
En una conversación para Teletica.com, Castro dio su testimonio de todo lo vivido en las afueras del Estadio Progreso y cómo los propios miembros de la seguridad trataban de culparlo a él y su esposa de que fueran agredidos.
"Ayer cumplimos nueve años de casados y ya teníamos planeado venir a pasear a Guatemala y da la casualidad que era el partido de la Liga, entonces decidimos ir a verlos jugar, ya que nunca lo habíamos visto jugar afuera del país y terminamos viviendo este infierno", inició en su relato el aficionado.
"Llegamos a eso de las 5 p.m. porque nos dijeron que llegáramos temprano, que se hace mucha presa. El Uber nos dejó en la entrada y cómo yo no conocía como era el ingreso procedí a preguntarle a alguien de seguridad si ahí era la entrada, muy groseramente me contestó que no podíamos venir aquí y yo le dije que sí que el comunicado que nosotros tenemos era sobre las barras, pero que sólo veníamos mi esposa y yo", agregó.
Fue ese momento cuando un grupo de aficionados de Comunicaciones comenzaron a agredirlo e insultarlo, incluso le robaron la camiseta de la Liga.
"En ese momento un hincha se vino y me tiró una cerveza y comenzó a insultarme y yo dije bueno... es lo normal en Centroamérica, pero el problema fue que a raíz de eso se le unieron varios más y la situación se puso más ruda. Nos abrieron la puerta del estadio que nos dijeron que hasta las 6 p.m. abría, pero se vino la barra y se metió dentro del estadio. Ahí me agarraron entre como 10, 20 o 30 personas no tengo idea de cuántas, me golpearon por todo lado, lo que querían era quitarme la camiseta de la Liga y un suéter", comentó.
Castro también señaló que ante todo lo que se estaba viviendo, la seguridad del estadio del ayudó para poder correr y resguardarse en un lugar seguro, pero cuando iba a ingresar al estadio le cerraron la puerta y un aficionado de Comunicaciones lo agredió con un tubo de aluminio en la cabeza.
"En eso se acercó alguien de la seguridad y comenzó a acuerparme y me decía que entregara la camiseta y yo le decía que se la llevaran. Los anteojos míos salieron volando ni sé adonde. Lo único que logré rescatar fue mi celular, que lo agarré lo más fuerte que pude", contó.
"En eso llegaron más personeros de seguridad y ya ahí logré salir corriendo, cuando llegué a uno de los accesos, cerraron la puerta. Ahí se me acercó otra persona hincha de Comunicaciones y me insultó, yo le dije tranquilo, que veníamos a ver fútbol, que éramos hermanos y quería disfrutar y en eso sacó un tubo de aluminio como de un metro y me metió tres tubazos en la cabeza, luego la gente del estadio reaccionó, no sabía cómo estaba mi esposa porque me estaban agrediendo, luego la vi en la Cruz Roja", añadió Christian.
El tico también comentó que los de seguridad los culparon de todo lo sucedido, pero él no comparte dicha posición.
"Se acercó otra persona de seguridad y me dijo que era culpa de nosotros porque no podían venir, 'es culpa de ustedes que los hayan agredido', yo le dije que el comunicado decía de las barras estaban prohibidas. Me introdujeron luego en una ambulancia y estuvimos escondidos durante dos horas, nos decían que nos andaban buscando, nos pidieron que ni el celular encendiéramos", relató.
Por último, Christian señaló que ante ese panorama un amigo suyo les ayudó a través del cónsul a obtener ayuda de la policía para ser trasladados a un centro médico que les atendiera producto de las heridas sufridas.
"A las dos horas llegó una patrulla con dos personas, les expliqué lo sucedido y nos dijo que denuncia no podíamos hacer porque no sabíamos quién nos agredió y yo quería que nos sacaran. Nos dijeron que no nos podían sacar la ambulancia porque nos volcaban. Entonces en eso un amigo me contacto con el cónsul, que me llamó y comenzó a coordinar con altos jefes de policía y no les quedó más que traer la patrulla y escoltarnos hasta el hospital San Juan de Dios, ahí me suturaron, compré medicamento", cerró Christian Castro en su relato.
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