Su evolución es innegable. En Rusia 2018 tuvieron tendida a Bélgica, semifinalista en esa ocasión, pero perdieron su ventaja de dos goles en los últimos veinte minutos y dijeron adiós de ese Mundial de una manera dolorosa.
Pero no hay aprendizaje que se les escape a los nipones. Construyen el mañana con base en sus errores. Y por eso han trazado un plan maestro que debería encontrar su punto culminante en la Copa del Mundo del 2050.
El proyecto de ultralargo plazo comenzó en 1992. En ese año, Japón pasó de tener una liga semiprofesional a una profesional. Un año después, en 1993, vivieron la frustración de perder el boleto al Mundial de Estados Unidos gracias a un gol dramático de Irak. El trauma, sin embargo, no rebajó los ánimos de hacer las cosas de mejor modo.
Japón ha buscado asesoría con expertos de todo el mundo. Por ejemplo, tienen entre sus consejeros a Jesús Ramírez, entrenador campeón del Mundo sub-17 con México en 2005, según informó ESPN hace dos años. En los dos primeros años de colaboración, los asesores viven por tres meses en el país asiático con la finalidad de instruir a los formadores. Después de ese periodo, realizan visitas dos veces por año.
Los jugadores jóvenes de Japón cada vez parten con mayor facilidad a Europa: han entendido que ese es el camino al crecimiento, pero parten ya con muy buenas bases en su educación futbolística.
Japón jugó su primera Copa del Mundo en 1998 y quedaron eliminados en Fase de Grupos. Ese fue apenas el punto de partida. Cuatro años después, organizaron el Mundial junto a Corea del Sur y accedieron a los Octavos de Final. Para Alemania 2006 se quedaron otra vez en primera ronda. Desde Sudáfrica hasta Qatar hay una tendencia muy mercada en el cuadro nipón. En 2010 pasaron a Octavos y se quedaron cerca de llegar al quinto partido, pues perdieron en penales contra Paraguay. Si bien en Brasil 2014 quedaron otra vez en grupos, los últimos dos Mundiales dejan ver que Japón se ha instalado con firmeza entre las 16 mejores selecciones del mundo.
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PLAN MAESTRO
En el trazo de su plan maestro, los directivos del futbol japonés quieren que su liga esté entre las mejores cinco del Mundo para 2050. Para conseguir tamaña misión, han emprendido algunas medidas formativas: que todos los equipos tengan academias, límite de cinco extranjeros por equipo, alineación obligatoria de jugadores menores de 21 años. La mejoría es notoria. Japón ha jugado siete Mundiales de manera consecutiva, ha quedado cuarto lugar en dos Juegos Olímpicos (2012 y 2020), y es el máximo ganador de la Copa Asiática (4).
Su proceso de exportación es ejemplar. 19 de sus 26 jugadores convocados a Qatar 2022 militan en diferentes ligas del futbol europeo. En Francia 1998, su primer Mundial, todos sus jugadores pertenecían a la J-League (torneo local). Para 2002 tenían dos elementos en Europa; seis en Alemania 2006; cuatro en Sudáfrica; once en Brasil 2014, y 14 en Rusia 2018.
Nadie puede predecir el futuro y se han visto casos de grandes equipos que no pudieron ganar el Mundial (como la Holanda del Futbol Total en 1974 y 1978, o la Brasil de Zico en 1982). Pero está claro que, para aspirar al éxito internacional, se deben gestar grandes planes: a largo plazo y con una estructura sólida. Eso lo ha entendido a la perfección Japón. No es casualidad lo que han hecho hasta ahora en Qatar. Quizá en 28 años hablar de un Campeonato del Mundo para ellos, será cuestión de tiempo y no de ficción, como pasó en los míticos Supercampeones. ¿Quién lo diría? Los sueños de Oliver Atom y Steve Hyuga podrían ser reales.
Fuente: Yahoo Deportes