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La esencia de ese descalabro la vimos en los partidos de la Selección contra Panamá, pero la enfermedad terminal la padecen los equipos. Campeonato tras campeonato. Jornada a jornada, partido a partido, aunque queramos llamarlos clásicos, excitantes, bien jugados, dinámicos, intensos, estratégicos, nuestro futbol va en picada por más que se esmeren los entrenadores en decir, y convencer ,que jugamos bien y que lo que falta es compromiso, actitud, sentir la camiseta pegada al pecho.

Se culpa a los jugadores, pero son ellos los culpables? Cómo vamos a culpar a los jugadores si los maestros, los entrenadores no les enseñan bien? Las deficiencias técnicas individuales y colectivas, las carencias tácticas y estratégicas, el manejo mostrado de los conceptos modernos del futbol son aterradores. Y ojo, que los jugadores que llamó el seleccionador son solo el resultado de esa enfermedad que se viene arrastrando desde las Ligas Menores y que invadió los equipos de la Primera División .

Después de los partidos contra Panamá, el debate se centró en cuáles jugadores aprobaron para ser llamados en la próxima convocatoria. Fulano, sutano o ninguno.

Me recuerda el cuento de Guillaume Apollinaire, (escritor francés ), cuando narra que un granjero encontró un águila malherida en el bosque. Al verla en ese estado la recogió y para curarla la llevó a su gallinero. Mientras sanaba le dio la misma comida que a los pollos y le enseñó a comportarse como estos.

Un día pasó un hombre y le dijo al granjero: “Por qué tienes esa águila en el corral con los pollos”? El granjero le respondió: “Me la encontré y como le doy la misma comida a todos en el corral actúa igual a sus compañeros. Por eso ya no es un águila y no puede volar”.

El hombre lo felicitó por darle la compañía y el calor de los pollos del corral. Sin embargo le dijo que estaba seguro que esa ave tenía corazón de águila y que se le podría enseñar a volar.

El granjero sin darle mucha atención le respondió: “Si hubiera querido volar lo hubiese hecho. Yo no se lo he impedido”.

El hombre resignado le respondió: ”Es verdad, tú no se lo has impedido, pero como dijiste anteriormente, como le enseñaste a comportarse igual a los pollos, por eso no vuela”.

Hay algunas águilas en nuestro futbol. Siempre hay águilas, jugadores jóvenes talentosos, diferentes, pero los entrenadores los meten en el gallinero junto a los pollos, les dan la misma comida y solo aprenden a tirarse, revolcarse, escarbar, picotear como las gallinas, pero no les enseñan a volar.

Es muy diferente que un jugador, un joven águila, lo haga al lado de los que saben jugar, que aprendieron a volar en el futbol internacional, en otros países con las enseñanzas de buenos maestros y entrenadores, a que juegue en el gallinero con los pollos donde solo les enseñan a picotear, que es lo que aprenden en la mayoría de sus equipos. Entonces de donde seleccionar a mejores jugadores si en los equipos no hay?

 ** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.

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