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El destacado periodista colombiano, nacido en Barranquilla, fue nuestro gran invitado este viernes en Al Pie del Deporte.

Salcedo entró en el corazón de los latinoamericanos en las décadas del ’70 y el ’80, narrando en español los partidos de la Bundesliga y otorgándoles ingeniosos sobrenombres a muchísimos futbolistas de la competitiva liga alemana. 

Su voz clara y amena, su depurado español, sus ricas anécdotas y su peculiar relato, le convirtieron en un destacadísimo personaje que aún muchos recuerdan.

En Costa Rica dejó muchos recuerdos. Sacudió al país, al hacernos creer con su mágica voz, que el paraíso del fútbol estaba en Alemania.

En el país estuvo también por invitación de Teletica Canal 7. 

¿Qué tiene que contarnos sobre el narrador costarricense Carlos Arturo Rueda?

Yo al lado de él, aprendí tanto… Fue él quien comenzó con los apodos… Este señor me marcó tanto… En Alemania cuando comencé a narrar, saqué todo eso que aprendí de Carlos Arturo. Sí me duele decir que él nunca quiso hacerse colombiano, con todo lo que le dio Colombia. Él me contaba cosas íntimas de él y me decía que quería volver a Costa Rica y triunfar allá. Él se ponía sentimental

Él volvió a Costa Rica pero ya los ticos estaban acostumbrados a otro estilo de transmisión… Él sufrió mucho porque tuvo que devolverse, porque no encontró en Costa Rica el eco que esperaba. Si hubiera regresado diez años antes, hubiera causado el mismo terremoto que causó en Colombia… A él siempre lo tendré en mi corazón como el hombre que me enamoró del fútbol.

Salcedo

Usted es reconocido en América Latina por su voz… ¿Otros países además lo llevaron?

Costa Rica fue la primera que puso los ojos en mí. Yo cuento esa historia… Yo tomé el avión porque Teletica me mandó los pasajes vía Miami y pasé ahí dos días. Luego tomé el vuelo a Costa Rica y cuando voy aterrizando, empiezo a mirar por la ventanilla y estaba llena la pista con mucha gente. La gente pensaba que venía Julio Iglesias. Yo bajé y pasé por donde estaban unos periodistas y era que me estaban esperando.

¿Cuál es el valor de la radio en el fútbol?

La radio fue el instrumento inicial que tuvo el fútbol en su escenario más importante que son los campeonatos del mundo… El poder de la radio en el fútbol era inmenso, desde el 30. Luego vino la televisión y había que cambiar el lenguaje… Carlos Arturo rueda para mí era el narrador de fútbol perfecto para narrar fútbol… Mi estilo en Colombia no gustó, a la gente acá le gustaba el tipo que pegaba gritos aunque la pelota estuviera en media cancha… 

Su amor por el fútbol es muy grande, en especial por lo vivido con la Bundesliga y en mundiales. ¿Cómo puede describir esa bandera?

Lo poco que aún tengo, lo debo al fútbol. No fui un hombre que ganó millones. No soy esa persona que terminó su vida entre lujos. Lo poco que conocí en mi vida, se lo debo al fútbol… 

Lo conocemos por el fútbol, pero Andrés Salcedo también ha compuesto temas musicales, le gusta la literatura, es un hombre de una cultura muy rica. Hablemos de eso…

Ese Andrés Salcedo era ese niño al lado de un radio donde habían dos ancianos que estaban a mi cargo, no había juguetes ni amigos en la cuadra, pero estaba ese radio. Dije que si algún día me ganaba la plata, sería en eso. Luego descubrí libros en una librería. El tipo me dejaba en la terraza de mi casa libros, cuando sabía que yo no tenía plata para comprarlos. Leer es para mí el oxígeno.

Salcedo

¿Y su experiencia con García Márquez?

Aquí hay un barrio que es la cuna del carnaval y por ahí han pasado figuras míticas de la literatura. Uno de ellos era García Márquez. En Barranquilla no hay fuentes, entonces hay que apelar a los más viejos. Me contaron que la familia de García Márquez la pasaba mal y el padre tuvo que irse a trabajar como telegrafista a varias ciudades de Colombia. Pero la familia se mantuvo en Barranquilla. Yo narré todo eso en boca de los vecinos. Se publicó el libro y se lo llevaron a él. Yo no tenía ni idea de esto, cuando un día me llama su hermano y me cuenta que él estaba fascinado. Me llamó esa tarde. Yo tenía un poco de miedo por lo que yo había contado en ese libro. Me dijo –Estoy leyendo tu libro y todo lo que dices ahí es cierto-. Me hizo un elogio tan grande que me ayudó anímicamente.

Vi una historia suya de un viaje que usted hizo con una novia en barco y ella se quedó con un marinero… 

Un amigo me decía, -Tras de iluso, cachón-, por ese episodio. Yo era el narrador de noticias de una cadena. Renuncié. Luego planeé mi vida fuera del país. Yo pensaba en Nueva York y estaba súper enamorado. Era una morena que pasaba por la acera de en frente y yo me derretía… Eso me trajo cosas buenas y feas. El papá no me quería. Me fui acercando a ella, comenzamos a hablar por teléfono y me convenció de que nos fuéramos a España… Me fui para España y la primera noche pasó lo que pasó. Llegué a Cádiz, me dijo que se iba a ir hasta Málaga. Le dije que si algún día se arrepentía me llamara a la Embajada. Pero no me acosté con ella, solo besos. Yo iba a la Embajada a cada rato y un día me dijeron que llegó una carta de ella. La acepté de vuelta, pasé años con ella, fue una gran mujer y una gran compañera. Nos fuimos a Alemania y ahí ‘la embarré’. Yo era un hombre sano, sabía llevar amistades con mujeres, pero llegué allá donde estaba en todo su esplendor la independencia sexual de las alemanas. No había alemana que pasara por la calle sin querer tirártele encima. Yo me dejé seducir por esa contienda y descubrí esas cosas y ese cambio de parejas. Esta mujer se cansó, nos separamos. Tuvimos un hijo. Luego siguieron otras alemanas, hasta aterrizar en la viejita que es la que me quiere…

Salcedo

¿Qué le dejan esas experiencias?

Que fui un analfabeto sexual. Fui cegado por pasiones animales. La sexualidad hay que disfrutarla pero no se diferencia de una droga.

¿Qué consejo puede dar a las personas, con su amplia experiencia?

Que no sigan el ejemplo mío (se ríe) de cama en cama… El respeto al micrófono también es esencial en este oficio. 

¿Cómo ha visto el avance tecnológico?

Los chicos de hoy en día dicen que no leen, pero leen más que nosotros. El celular todos los días muestra el mundo, todos los hechos históricos que torcieron o enderezaron el curso de la humanidad.

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