El mundial de maratón celebrado en Eugene (Estados Unidos) coronó al etíope Tamirat Tola, quien destrozó la estrategia conservadora de la mayoría de los corredores con una aceleración a casi diez kilómetros a la que nadie supo responder.
Su inesperado lanzamiento le facilitó la corona, disfrutar de su campeonato y un récord de la competición (2 horas, 5 minutos y 36 segundos).
El primer campeonato del mundo al aire libre en Estados Unidos vivió una inusual prueba de maratón. Con la salida a las 6:15 hora local para resguardarse del calor, los corredores decidieron no arriesgar demasiado. Fue la orografía la que marcó el ritmo de los fondistas en unos tramos iniciales que variaban entre más y menos de tres minutos el kilómetro en la primera parte del circuito, lo que preparó el terreno para una competición que se decidió en la parte final de Eugene.
Comenzaron los 61 corredores con ritmo contenidos. Refugiados en un circuito de 14 kilómetros entre árboles y bosques que protegían del viento, tampoco el sol parecía que iba a asfixiar a los candidatos a campeones del mundo en tierras norteamericanas. Pero nadie quería forzar sus piernas ante la humedad de la costa.
Entraron en la última vuelta con todo por decidir. Gracias a un ritmo no exigente aunque cambiante, una treintena de maratonianos formaban parte de la cabeza a falta de 14 kilómetros. La ventaja de correr casi a nivel del mar y de un desnivel no demasiado pronunciado también había facilitado que un grupo muy numeroso se mantuviera al frente. La primera mitad de la carrera se completó en una hora, cuatro minutos y ocho segundos.
Fue aproximadamente a partir del kilómetro 30 cuando los favoritos se animaron a acelerar y la cabeza se quedó en una docena de corredores. El primer esfuerzo para dividir a los grandes de los notables fue a cargo de Tamirat Tola, el etíope que se había colgado la plata mundial en Londres 2017. El bronce olímpico de 10.000 metros en Río 2016 fue más constante y perseverante que el baheriní Dechasa con kilómetros a 3:01 para revolver la comodidad de los primeros, lo que llevó al etíope de 30 años a despegarse de un grupo de 6 perseguidores cuando se encontraban en el kilómetro 34.
Ante la amenaza de Tola, tomaron la decisión algunos perseguidores de acelerar su rimo. Bashir Abdi, el nacionalizado belga con el récord europeo de maratón, se alió con el keniano Geoffrey Kamworor, el principal favorito antes de la carrera. Con ellos aguantaban inicialmente el etíope Mosinet Geremew y el canadiense Cameron Levins después de que el número 2 del ranking mundial de 2022 de maratón se les hubiera escapado.
Con la valiente decisión de Tamirat Tola, únicamente el legendario muro del maratón podía acabar con sus opciones de ser campeón. A falta de media docena de kilómetros, el maratoniano de 30 años aventajaba a sus rivales en 17 segundos y completó algunos de los kilómetros finales a ritmo de 2:50. Saltó la alarma entre los aspirantes y Abdi apretó hasta el punto de que únicamente Geremew podía seguir sus pasos. Si querían cazar al escapado, debían forzar y presionar. No obstante, era demasiado tarde porque el etíope devoraba sin titubear los últimos kilómetros de la carrera.
La atrevida táctica de Tamirat Tola no solo le permitió colgarse el oro mundial, sino que incluso pudo disfrutar de su victoria en la llegada. Su experiencia en los grandes maratones del planeta (ha sido cuarto en los maratones de Nueva York y de Londres) evitó que le temblaran las piernas y fue sumando segundos de ventaja hasta alejarse de la vista de cualquier amenaza. Su fortaleza se demostró en que corrió los segundos 21 kilómetros en 1 hora, 1 minuto y 27 segundos, a ritmo de 2:54.
Finalmente, el etíope que había llegado a Eugene con una mejor marca de 2h03:38 concluyó en la meta de Oregón con récord de los campeonatos al finalizar con un tiempo de 2 horas, 5 minutos y 36 segundos, más de un minuto más rápido que la anterior plusmarca. Su ataque lejano y su fortaleza para mantenerse en cabeza fueron la receta.
La plata se decidió a partir de las dos horas de carrera, cuando Geremew tomó el ejemplo de su compatriota y se despegó en una subida de Abdi. Aunque el belga trató de resistir y sobreponerse, el etíope fue el subcampeón.