Con la muerte cae definitivamente a los 76 años , el pugilista estadounidense George Foreman.
Comentarios y notas periodísticas acompañan el deceso de un hombre con una carrera de luces y sombras .
Esa vida de película que presentó Netflix , también tiene un lugar en la gran pluma del periodista nicaragüense, Edgar Tijerino.
Aquí la nota de Tijerino
En el disco duro de mi memoria, hay dos imágenes impactantes en la llamativa carrera boxística de George Foreman: la brutal agresión a Joe Frazier derribándolo seis veces en round y medio, aquel 22 de enero de 1973 en Kingston Jamaica, y su estrepitosa caída frente a Muhammad Alí en octubre de 1974, en Kinshasa, Zaire, después de haber aniquilado a Ken Norton, también en menos de dos rounds. Foreman, un Campeón Olímpico de 6 pies 4 pulgadas y una montaña de músculos, quien en ciertos momentos nos llegó a parecer algo irreal, falleció ayer a la edad de 76 años. Uno piensa, siguiendo los dictados de la lógica, que todo le puede haber fallado a última hora, menos su corazón, de un hombre bondadoso, con 12 hijos -los dos últimos adoptados-, buen esposo, buen padre, buen amigo, buen vecino, y naturalmente dejando un buen recuerdo como persona, aunque su oficio era golpear al otro para abrirse paso por la vida.
Conquistó los cinturones de peso pesado del CMB, la AMB y The Ring, con su escalofriante KOT contra Joe Frazier, quien había sido capaz de vencer a Alí -aún Cassius Clay- en 1971, en una pelea que realmente paralizó al mundo. Todos nos preparamos para un combate cargado de ferocidad, quizás con caídas de cada uno, pero lo visto fue algo unilateral, desproporcionado. Foreman saltó al centro del ring y fue directamente a provocar una destrucción como la de Pompeya y Herculano. Al minuto 35 segundos del round 2, no quedaba piedra sobre piedra entre los escombros de Frazier.
La pregunta ¿Quién podría escapar a la destrucción frente a Foreman?, no parecía tener respuesta, pero el increíble Alí levantó su mano haciendo señas: ¡Aquí estoy!...El que menos tomó en serio el reto fue el propio Foreman, pero lo aceptó, expresando que lo hacía por ayudarle a Alí, quien según supo, estaba en problemas financieros.
Foreman fue considerado ampliamente favorito para ese combate, sobre el cual, Norman Mailer escribió su mejor libro de boxeo, y que conservó en mi baúl de tesoros. La Agencia AP, utilizó un truco: dos de sus especialistas en sus columnas previas, se inclinaron por uno y otro, y Ed Schuyler lo hizo por Alí. Así, la certeza estaba asegurada por la Agencia, aunque nadie creía en Alí, quien se desbordó en oratoria encendiendo el ambiente, y provocando imprudentemente a un Foreman inalterable como una estatua, en el pesaje. La confianza que exhibía Alí parecía anormal, pero cuando terminó con Foreman en el octavo asalto con una fulgurante combinación de golpes, el planeta boxeo se detuvo asombrado. Fue la obra maestra del profeta. Se refugió en las cuerdas constantemente, lo desgastó con poderosos amarres, lo desorientó saliendo contragolpeando, y lo mantuvo la mayor parte del tiempo en la distancia apropiada. Foreman se sintió desarmado por un fantasma.
Foreman se retiró del boxeo por 10 años en 1977 después de perder una cerrada decisión con Jimmy Young, con caída en el último round, pelea del año. Se dedicó a una serie de actividades incluidas religiosas y decidió regresar en 1987 con 38 años, registrando victorias con 5 nocáuts consecutivos. Perdió decisión en pelea titular con Holyfield en 1991, pero recuperó la corona que perdió con Alí, derrotando a Michael Moorer en 1994 y colgó guantes definitivamente después de perder el cetro conocido teóricamente como lineal frente a Shannon Briggs.
