El impacto que ha tenido la irrupción de Aston Martin como escudería puntera en este Mundial 2023 de Fórmula 1 ha sido monumental.
Había mucha expectación, se había especulado mucho con su rendimiento, y no sólo callaron bocas, sino que provocaron cierto sentimiento de temor entre las escuderías punteras de la parrilla.
Aunque la primera carrera sigue sin ser referencia fiable, el potencial del AMR23 es prácticamente ilimitado, y en manos del español Fernando Alonso, las ambiciones de Aston Martin no parecen tener límites, y el paddock al completo tiembla pensando ya en el 'monstruo' en que se puede convertir la escudería británica si sigue creciendo como hasta ahora. Las mejoras, que modificarán dos tercios del coche a lo largo del año, llegarán a cuentagotas hasta Imola, donde los verdes tienen prevista una pequeña revolución en el AMR23.
Ese tercer puesto, ese podio, han hecho mucho daño entre su competencia, que ahora se divide entre la prudencia, la envidia, la impotencia, la frustración y el sarcasmo como escudo para ocultar su inquietud, porque muchos ven peligrar su posición en el vigente 'statu quo' de la máxima categoría del automovilismo.
De todas las escuderías top, de hecho, sólo Red Bull se antoja todavía inalcanzable, pero hasta el equipo austríaco sabe que debe andarse con ojo y trabajar a fondo para mantener esa distancia de precaución respecto a los bólidos verdes. Mercedes sucumbió y se encuentra sumergida en una crisis galopante; Ferrari perdió al creador del SF-23 y corre el riesgo de perder a Leclerc; y otras como Alpine son incapaces de ocultar su frustración.
Desde que comenzó la pretemporada de la Fórmula 1 y Aston Martin empezó a evidenciar que estaba dando pasos de gigante hacia delante, las acciones de la compañía no han hecho más que subir. Pero lo que ocurrió durante el Gran Premio de Baréin fue una auténtica multiplicación que ha cubierto de oro a más de un accionista de la marca.
Red Bull: ¿Complejo de superioridad o miedo a ser sobrepasados?
En Red Bull, por muy superiores que sean (que lo son), parece que ya le han visto las orejas al lobo, y después de una semana restando méritos a lo conseguido por Aston Martin para atribuírselos a sí mismos, parece que han reculado un poco. "Son sólo comentarios en tono de broma. Si miras en la parrilla, el Aston Martin es el coche más parecido al Red Bull" se explicaba Helmut Marko, asesor de la escudería austríaca, matizando sus anteriores palabras.
El ex piloto, nada más finalizar el Gran Premio de Baréin, atacó a Aston Martin, quizá por temor a ser igualados a lo largo de la temporada por la escudería inglesa, después de haber reconocido que eran sus principales rivales ese fin de semana. "Hoy hemos tenido tres Red Bull en el podio, ¡sólo que el último con un motor diferente!" llegó a proclamar el austríaco, recogiendo el testigo de 'Checo Pérez', que ya había asegurado lo mismo con una sonrisa socarrona tras subir al podio de Sakhir.
El verdadero problema de Red Bull con Aston Martin fue la salida por sorpresa de Dan Fallows, mano derecha de Adrian Newey en el diseño de sus monoplazas, que no sentó nada bien en Milton Keynes, como reflejan de nuevo las palabras de Marko: "Es cierto, lo que Fallows tenía en su cabeza no se puede borrar. La copia del enfoque no está prohibida, pero ¿puedes copiar tan detalladamente sin tener documentación de nuestro coche? Supongo que Fallows y el resto de empleados tienen buena memoria".
Unas acusaciones muy serias, las de que Aston Martin les haya 'robado' talento y propiedad intelectual, teniendo en cuenta que Red Bull ya 'robó' de Mercedes a la mitad de sus ingenieros para reforzar su división de motores. Sin embargo, ese parece ser el discurso instaurado en la escudería austríaca, como constató también Christian Horner: "Dicen que la imitación es la forma más grande de adulación y es bueno que el coche viejo funcione tan bien. Según el resultado de la carrera, son el segundo equipo más fuerte".
La obsesión y preocupación por Aston Martin en Red Bull se hace más patente aún después de las palabras de Franz Tost, jefe del equipo filial de los 'toros rojos, AlphaTauri, que también han atacado a Aston Martin. Tost intentó ser lo más hiriente posible en sus declaraciones, pero solo denotó malestar por esa mejoría en Aston Martin: "Su coche se parece al Red Bull porque Aston Martin fichó a la mitad de los aerodinamistas de Red Bull. Por supuesto, construyen el mismo coche y lo pintan de verde".
La amenaza de Aston Martin, que prepara para Imola un paquete enorme de mejoras (aunque algunas llegarán antes), es más real que nunca para Red Bull, aunque han descartado formalizar una queja a la FIA por el presunto uso de información privilegiada para fabricar el AMR23, como descartó Marko reculando en su mensaje previo: "No, de ninguna manera, no vamos a presentar ninguna queja. Y tampoco pretende ser una acusación".
Si bien parece que Red Bull se está poniendo la venda antes de la herida, hay una persona a la que no le desagradaría que todos los rumores fuesen verdad, y que los peores miedos de su equipo se confirmaran. Max Verstappen, vigente campeón mundial, parece cansado de no tener rivales, y ya dejó claro que le encantaría disputarse el Mundial con el piloto asturiano: "Estoy contento de verle aquí en la primera carrera. Ha tenido unos años en los que no ha tenido la posibilidad de luchar delante y ahora espero que eso sí pase".
Ferrari: La Scudería se desmorona
Desde Ferrari no han sido prepotentes ni impertinentes con Aston Martin, entre otras cosas por el respeto mutuo entre Alonso y la Scuderia, y sobre todo por el pobre rendimiento del SF-23 en la primera cita del Mundial. Sainz fue superado por un AMR23 con muchísimos menos problemas de degradación, y su compañero Charles Leclerc directamente abandonó al fallarle la misma batería que ya había reemplazado antes de echar a correr en Sakhir.
Un Charles Leclerc que no está nada contento con el arranque de temporada del 'cavallino rampante', hasta el punto de reunirse con el presidente de la entidad, John Elkann, para transmitirle su malestar. En dicha reunión, el piloto monegasco le transmitió al mandamás ferrarista su descontento con lo vivido en el Gran Premio de Baréin, y le dejó claro que su principal deseo es ganar con Ferrari, pero que siente que "se le acaba el tiempo".
Curiosamente, corren rumores que ya sitúan a Leclerc fuera de Maranello, con Red Bull y Mercedes como principales candidatas a acogerle. De hecho, suena con más fuerza que nunca un trueque entre el de Mónaco y el heptacampeón Lewis Hamilton, que finaliza contrato este mismo año, a sus 38, y también está profundamente frustrado y enfadado con el rendimiento y la dirección que lleva el W14 este año.
Aun así, ninguno de estos problemas parecía no tener arreglo, hasta que las cosas se les empezaron a ir de las manos. No tuvo relación con el nefasto arranque de Mundial, pero el ingeniero hispano-francés David Sánchez, jefe de concepto del vehículo, anunció hace unos días su dimisión del equipo italiano. Básicamente, Ferrari perdió, a falta de 22 carreras, al creador y padre del F1-75 del año pasado y el SF-23 actual, cuyo desarrollo ya está comprometido para el resto del año.
Después, como si una especie de 'efecto dominó' provocado por la amenaza de Aston Martin se hubiese apoderado de las dimisiones en Ferrari, se ha hecho público que Enrico Cardile, director técnico y jefe de chasis, estaría planteándose abandonar la escudería italiana al término de su contrato, este mismo año.
Mismo caso que el de Laurent Mekies, número dos en la dirección de carrera ferrarista acompañando a un Frédéric Vasseur con cada día más discrepancias respecto al CEO de Ferrari, Benedetto Vigna, cuya reorganización de la escudería (salida de Michael Leiters incluida) no sentó bien en los departamentos dedicados a la competición. En resumen, Ferrari es un polvorín en estos momentos, y está comprometiendo no solo este Mundial, sino el de 2024 también.
Mercedes: Crisis institucional y el desastre del W14
En Mercedes la crisis está al nivel de la de Ferrari, si no es superior. Después de un Gran Premio de Baréin complicado, el pesimismo se apoderó de la escudería alemana, en la que tanto George Russell como Toto Wolff piensan que Red Bull será imbatible este año, incluso que podría ganar las 23 carreras del Mundial. Algo que no sería un problema tan grave si no fuese porque Aston Martin también les comió la tostada con demasiada facilidad.
Primero perdieron a Blandin, que se enroló en la escudería situada en Silverstone, pero es que además son suministradores oficiales de Aston Martin. Es decir, Mercedes proporciona a Aston Martin las unidades de potencia (motor y parte híbrida), caja de cambios y suspensión trasera, pero ha acabado la primera carrera del año con ambos pilotos por detrás de los verdes (Alonso superó con facilidad a Hamilton, y Stroll, aun lesionado, pudo también con Russell).
Motivos de sobra para iniciar una crisis acrecentada por las deficiencias con las que ha nacido el W14, a imagen y semejanza de un W13 que el año pasado sufrió de lo lindo para ser medianamente competitivo. Apenas tienen margen de mejora y maniobra respecto al de Aston Martin, y siguen sufriendo con un concepto de monoplaza único en la parrilla, con unos pontones completamente distintos a los demás, y quizá ahí, y no en las 'copias' de Aston Martin residen sus principales problemas.
Y hablamos de copias porque, como sucedió con Red Bull, Hamilton acusó tras la carrera en Sakhir a Aston Martin de haberles copiado el coche: "Felicidades a Aston Martin, han hecho un trabajo increíble. Nosotros tenemos trabajo que hacer, porque la mitad de su coche es nuestro. Tenemos mucho trabajo por hacer. Sólo tenemos que agregar carga aerodinámica al coche porque nos falta mucha. Tan pronto como pongamos más carga en la parte trasera y delantera, aceleraremos el ritmo".
No debe ser ese el problema, cuando Mercedes como gigante del automovilismo y fabricante de motores se ha empezado a plantear convertir, al menos este año, a Aston Martin en su marca principal, lo que sería el colmo para el equipo de F1. En Brackley, localidad donde tiene sede la escudería, han recibido un incómodo mensaje desde la sede principal de la marca: tienen dos carreras para recuperar el resuello, o las atenciones deberán dirigirse hacia Aston Martin, equipo de cuya marca matriz son accionistas y proveedores.
El mensaje no ha sentado bien en el seno de la formación, que está a punto de decidir cuándo introducen un coche alternativo al actual. Quizá sea demasiado tarde, porque Alonso siempre pide a su ingeniero de motores un mapa de motor muy concreto, y distinto al de todos los demás, que parece optimizar el rendimiento de esos motores Mercedes a pesar de los 4cv de media que diferencian unos motores y otros.
El mapa de motor es una serie de instrucciones parametrizadas que reordenan el comportamiento general de la ignición de los cilindros, los tempos por los que pasa su ciclo de combustión y la clave: la forma de recuperación y entrega de la energía eléctrica del ERS. Alonso recibe los peores motores incluso en su propio equipo, pero con su estrategia de mapa de entrega y recaudación de la energía, administra mejor que nadie la energía del motor Mercedes, y podría ser el más beneficiado.
Lo que si se sabe es que hay tensión en la sede del equipo y se dice que van a empezar a rodar cabezas en breve, empezando por la sección de aerodinámica. En ella, sus técnicos se quejan de que las herramientas que usan son obsoletas y muchas no están actualizadas desde 2014, lo que significa toda una eternidad desde el punto de vista tecnológico.
Por todo ello, Mercedes mantuvo tras el Gran Premio de Baréin una reunión con todo su staff que se prolongó hasta bien entrada la madrugada. El equipo ahora considera que se encuentran en un ultimátum. La presión en el equipo ya era alta en las últimas semanas, pero ahora se ha elevado aún más contra el departamento técnico, en particular Mike Elliot. Si las actualizaciones para el W14 no aumentan significativamente el rendimiento del automóvil, habrá cambios en la parte superior del liderazgo técnico de Brackley.
No es para menos, porque el propio Toto Wolff aseguró al término de la carrera en Sakhir: "Podemos tirar nuestro auto a la basura", dándose por vencido antes de tiempo. "Lo que Aston Martin fue capaz de hacer es una gran inspiración para nosotros. Han pasado de estar a dos segundos de la cabeza a ser el segundo equipo más rápido. Nosotros todo lo contrario. No estoy seguro de que el límite de gastos te ponga limitaciones en la posición en la que estamos. Tenemos que decidir nuestra dirección y poner todos los recursos ahí. Vamos a seguir desarrollando un coche, la cuestión es cuál".
La crisis ha ido haciendo bola con el paso de los días, hasta que Hamilton no aguantó más y criticó al equipo: "He conducido tantos coches distintos en mi vida... Sé exactamente lo que necesita cada uno. También sé lo que no necesitan. Se trata de asumir responsabilidades, de ser capaces de admitir las cosas y reconocer que no me hicieron caso a la hora de desarrollar el coche. No estamos en el punto que nos gustaría, y tenemos mucho trabajo todavía por delante".
"Tenemos que mirar el equilibrio del coche en las curvas, tenemos que ver y estudiar todos nuestros puntos débiles, tenemos que unirnos como equipo y eso es lo que estamos haciendo en este momento" acuñó Hamilton, cuyo futuro podría estar el año que viene en Ferrari. Es tal la decepción en Mercedes en general, como equipo, que incluso tuvieron que sacar un comunicado pidiendo disculpas por su rendimiento en el inicio de temporada.
Alpine: De la soberbia al fracaso
Alpine es el caso que menor atención merece, sobre todo porque eso es lo que persiguen. Desde la salida de Alonso porque Otmar Szafnauer consideraba que estaba demasiado mayor para rendir, no han parado de recordar la edad del asturiano como si fuese un hándicap. Uno de sus coches fue noveno, el otro abandonó, y los Aston Martin fueron tercero y sexto respectivamente, por lo que no tienen mucho sentido las palabras del jefe de equipo rumano.
"Han dado un paso adelante, les felicito. Siendo justos, siempre han sido un equipo eficiente. Force India en 2014 estaba exactamente igual. Creo que Pérez clasificó 5° y tuvo un ritmo de carrera realmente bueno" recordó Szafnauer, que abandonó precisamente ese equipo por las enormes expectativas que se estaban creando. Para el jefe de equipo de la escudería gala, en Aston Martin había "demasiada presión" y "muy poca diversión", lo que motivó, por fortuna para Alonso, su marcha.
Fuente: 20minutos.es