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Consejos para prevenir y tratar las lesiones en el tendón de Aquiles

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Las fuerza y elasticidad que necesitan los músculos de la cara posterior de la pierna —los que se unen para formar el tendón calcáneo, más conocido como tendón de Aquiles— son muy altas en deportistas, especialmente en corredores.

Dependiendo de la distancia y el ritmo de carrera, el terreno, el tipo de calzado o la forma de correr, vamos a realizar un grado de esfuerzo mayor o menor.

Así, si llevamos a cabo un esfuerzo más alto que el que producen nuestros músculos, nos encontraremos con lesiones musculares, dolor y una serie de molestias que nos dificultarán continuar con el esfuerzo. Si nos falta elasticidad, se añadirán sensaciones de tirantez y aumento de tensión, que suelen asociarse a roturas fibrilares. Profundizamos en los casos más habituales y las formas de prevención, tratamiento y recuperación:

En esos casos, ¿se rompe el tendón de Aquiles?

Las roturas se relacionan con dos situaciones de las fibras musculares y tendinosas. Se suelen producir en tendones con algún grado de degeneración, que pueden ser por repetidas tendinopatías —el proceso de degeneración de un tendón—, con presencia de calcificaciones o microcalcificaciones, y una falta de elasticidad de las fibras. Muchas de esas lesiones que pueden derivar en tendinopatías se producen porque no trabajamos lo suficiente la elasticidad del tendón y, en cambio, sí lo sometemos a más fuerza.

 

¿Cuándo se rompe el tendón de Aquiles?

La mayor parte de las roturas se producen casi en frío. Un esfuerzo sobre dicho tendón sin estirar, de una forma brusca, suele ir acompañado de una sensación de chasquido y una caída inmediata. Muchas veces, el paciente explica que creía que alguien le había lanzado una piedra o dado un golpe seco, girándose para mirar. Por ello, a este mecanismo lo conocemos como síndrome de la pedrada.

¿Qué debemos hacer si sospechamos esta rotura?

Una rotura o posible rotura del tendón de Aquiles debe conducir siempre a un servicio médico sin perder mucho tiempo. Si la lesión es completa, vale la pena evaluar los diferentes tratamientos que podemos ofrecer, y si es parcial, debe ser tratada y protegida para evitar que esa lesión aumente. Si forzamos al notar esa sensación, solo podemos empeorar lo que tenemos.

¿Las roturas deben operarse o es mejor tratarlas?

Dependerá de la lesión y del tipo de paciente. Si se trata de una lesión completa o incompleta, si afecta a una zona muy cerca del hueso del calcáneo, si la rotura hace días que se ha producido, si no es la primera rotura de ese tendón, etc. En resumen, en lesiones agudas en pacientes muy activos, como los corredores, se suele recomendar la cirugía. Suelen consistir en la sutura de los fragmentos rotos y existen diferentes fórmulas quirúrgicas, desde la sutura directa hasta el uso de injertos obtenidos del mismo paciente, injertos de donantes, etc.

 

No obstante, hay también factores que dependen del paciente. Por ejemplo, a los que tienen problemas vasculares, les recomendamos un tratamiento conservador. Estos tratamientos suelen realizarse con botinas de yeso o botas de ortopedia que nos permiten realizar una deambulación con ayuda de bastones por un periodo superior a los dos meses.

¿Y la recuperación?

Es tanto o más importante que la cirugía. Cuando se opera un tendón de Aquiles, se observa el estado del tendón para entender por qué se ha roto. En ocasiones, nos dice que hay una gran degeneración. Tendones muy trabajados, con tendinitis repetidas, con múltiples infiltraciones o incluso el consumo de algún tipo de antibióticos o anabolizantes, dejan un tendón en un estado complicado para el manejo quirúrgico. Por tanto, la calidad de la sutura que se realice marcará el ritmo de recuperación. Se intenta después una movilización lo más precoz posible y una carga sobre dicha extremidad progresiva.

 

La práctica posterior de carrera o deporte dependerá del estado de dicho tendón, pero es muy difícil volverse a calzar las zapatillas antes de las 16-20 semanas. Debemos recordar, asimismo, que tras una buena fisioterapia es necesario realizar una reincorporación progresiva al deporte. Para ello, debemos pensar en la readaptación deportiva. Una lesión así nos debe hacer cambiar nuestras rutinas de entrenamiento para incorporar más ejercicios de elasticidad y propioceptivos de las piernas.

¿Se puede prevenir esta lesión?

Para disminuir el riesgo de lesión, ayuda que el deportista tenga un estado muscular y tendinoso con una correcta fuerza y elasticidad. Del mismo modo, la zona no debe sufrir una carga de trabajo excesiva. Muchos corredores siguen con las mismas rutinas de entrenamiento durante años, pero su cuerpo no es el mismo. Los tiempos de recuperación se alargan, y si no se respetan, nuestro cuerpo pasa factura. Debemos ser conscientes de las dificultades de nuestro esqueleto y adaptarnos a sus cambios si queremos mantener nuestro nivel deportivo. Los corredores que quieren mantener sus ritmos de carrera y distancias deben con la edad entrenar con más cautela, equilibrando la carga y con un mejor tono muscular para evitar lesiones que puedan detener su actividad.