El béisbol se viste de luto tras la trágica muerte del pitcher cubano José Fernández. El lanzador de Miami Marlins falleció en la madrugada del sábado al domingo en un accidente de barco, dejando un enorme hueco en la familia de las Grandes Ligas.
Considerado por muchos como una de las piezas del futuro de la competición, Fernández era toda una realidad y uno de los mejores aces de la MLB, en la que ya había llegado a ser all-star. “Fue una de las grandes estrellas de nuestro deporte, que tuvo un gran impacto, dentro y fuera del campo, desde su debut en 2013”, declaró el comisionado Rob Manfred.
A sus 24 años, José Fernández desprendía una alegría y una actitud positiva como pocos jugadores de las Grandes Ligas. Su frase “el día que deje de sonreír jugando, dejaré de jugar” habla por sí misma de la personalidad de uno de los jugadores más queridos por compañeros y rivales.
Incontables fueron las muestras de cariño hacia la familia, incluida su novia embarazada, por parte de jugadores, directivos, prensa y aficionados en las redes sociales. El destino quiso que José perdiese la vida en un bote, que paradójicamente fue el medio con el que se escapó de Cuba siendo sólo un adolescente. En aquel tormentoso viaje, el joven pitcher tuvo que lanzarse al agua para salvar la vida de su madre, que había caído de la balsa. Unas aguas en las que ahora él nos deja con el estómago encogido y casi sin palabras.
El partido de este domingo entre Miami Marlins y Atlanta Braves ha sido suspendido en señal de luto.
Fuente: sportyou.es
