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CONSIDERADO EL MEJOR PUGILISTA DE LA HISTORIA 

LAS PELEAS DE ALÍ FUERA DEL RING 

REPASE SUS MEJORES FRASES 

VIDEOS: Cinco peleas para recordar de Muhammad Alí

El excampeón mundial de los pesos completos, Muhammad Ali, murió la noche de este viernes a consecuencia de problemas respiratorios. Bob Gunnell, vocero de la familia, confirmó la información.

Ali, de 74 años, libró una batalla contra el Mal de Parkinson durante 32 años. 

En 1984 Alí fue diagnosticado con Párkinson y desde entonces su estado de salud se fue deteriorando con el paso de los años. Desde el 2010 redujo notablemente sus apariciones en actos públicos solo lo hacía en actos muy especiales y puntuales.

El tres veces campeón mundial de pesos pesados de boxeo tuvo una extensa familia compuesta por cuatro esposas y nueve hijos, quienes desde años antes que falleciera se disputaban el dinero de Mohamed Ali. Se calcula que la fortuna de Muhammad Ali rondaba los 32 millones de dólares.

Rahman, hermano del Ali, aseguró que Lonnie, la cuarta esposa del triple campeón mundial, lo mantenía aislado y no facilitaba que lo visitaran además de controlarle absolutamente todo.

A finales de Febrero de 2014 el mundo del boxeo celebró los 50 años de la pelea de Ali con Sonny Liston adelantando exposiciones y charlas en las que se resaltaba la importancia que ese encuentro tuvo para ese deporte.

"El más grande"

La historia de Cassius Clay, el boxeador, comenzó por una gran rabieta: un ladrón le robó su bicicleta. Corrió iracundo a denunciar lo ocurrido al policía Joe Martin, que además estaba a cargo del gimnasio Columbia, en la ciudad de Louisville. Gimoteando, el jovencito amenazaba con darle una paliza al culpable, pero Martin le recomendó primero aprender a boxear antes de irse a los puños con cualquiera. Y allí se quedó, peleando.

A los 14 ya había ganado el Golden Gloves Championship, su primer título de importancia para novatos semipesados del estado de Kentucky. Lo ganó cinco veces más.

Con apenas 18 años se llevó la medalla de oro en peso semipesado en los Juegos Olímpicos de Roma (1960), a pesar de que por poco su miedo a los aviones le hace perder el viaje. Ya en esa ocasión, la prensa destacó su "suprema confianza" y sus "intrincada danza" en el ring. 

Con el oro en el cuello, Clay cerró su etapa amateur.

De allí en adelante, no paró de esquivar golpes, acumular peleas ganadas, 56 en total, y nocauts, unos 37. En su carrera, el pugil solo perdió cinco combates. De allí en adelante, su particular estilo de bailar en la lona y sus enfrentamientos contra Sonny Liston, con Joe Frazier en la llamada "pelea del siglo" o su victoria por nocaut contra George Foreman –en la conocida "batalla de la selva", porque se disputó en la República del Congo–, lo consagraron como "el más grande".

Ali solo perdió su título de campeón por puntos con Leon Spinks, en febrero de 1978. La revancha con Spinks llegó el 15 de septiembre de 1978.

Su carrera terminó con otra derrota por puntos contra Trevor Berbick en diciembre de 1981.

Su conversión al islamismo

Tras vencer a Liston en febrero de 1964, afirmó eufórico ser “el rey del mundo”, e hizo referencias religiosas. No asistió esa noche a la fiesta en su honor. Al día siguiente, confirmó que se había convertido al Islam y que renunciaba a su apellido. “Cambio de nombre porque Clay es un apellido de esclavo que yo no he elegido”. Ahora era Cassius X, quizá por sus vínculos con Malcolm X.

Cuatro días después de su campeonato, sin embargo, Elijah Muhammad le puso el nombre que lo acompañaría por el resto de sus días: Muhammad Alí, “el amado por Dios”. El Islam fue su forma de rebelarse a una sociedad que segregaba fuertemente a los negros.

Se opuso en 1967 a enlistarse en el ejército y combatir en Vietnam, lo que le valió pasar cinco años en prisión.

 

La pelea entre Muhammad Alí y Rocky Balboa

Es sabido que la idea original de Sylvester Stallone para Rocky le fue inspirada tras ver un combate entre Muhammad Ali y Chuck Wepner. 

Justamente, en medio de una conferencia de prensa en 1976, mientras que el reconocido actor presentaba la primera de las películas, fue sorprendido por esta leyenda del boxeo.

Tras alguna broma, simularon una pelea y le sacaron una sonrisa a todos los presentes. 

 

 

Las memorables peleas de Alí fuera del ring

Como suele suceder con los grandes hombres, los apologistas y los detractores de Alí acostumbran a interpretar las cosas en formas muy diversas.

Los primeros dirán que su contribución principal fue debilitar el yugo que sujetaba a los afroamericanos: el deporte regido por la mafia, la ley y la religión (judeocristiana) de los blancos, la policía y el servicio militar.

Dirán que, lejos de los rings, dejó fuera de combate a la opresión o la forzó a bajar la guardia, tanto en Estados Unidos como en muchos otros países que siguen el ejemplo de las potencias centrales.

Los críticos jurarán que Alí cambió una mafia por otra (la Nación del Islam) y que no reconoció en su momento el carácter liberador de Martin Luther King, el verdadero campeón de los derechos civiles afroamericanos.

Agregarán que la negativa a la leva para la guerra de Vietnam no fue un gesto de "objetor de conciencia", como él alegó, porque admitió que iría a la guerra si se lo ordenaba Alá o Elijah Muhammad, el líder de la Nación del Islam.

(Alí se alejó de esta organización radical tras la muerte de Elijah Muhammad para abrazar un islamismo más convencional y conciliador.)

Más allá de lo deportivo

Estas y otras objeciones, muchas de ellas legítimas (Alí solía agraviar a sus rivales negros y trató a muchas mujeres de una forma que incluso entonces parecía abusiva), no le han restado estatura en la imaginación popular.

Es que Alí llena todos los requisitos de la grandeza que trasciende lo meramente deportivo.

En un artículo de abril de 2001 en BBC Mundo, titulado "Tiger, Alí, Pelé, Jordan", enumeramos los requisitos de esa grandeza. El campeón debe ser:

*El atleta que supera por un amplio margen a todos sus rivales.

*El atleta cuya apoteosis coincide y se confunde con un cambio profundo en la importancia y naturaleza de su deporte.

*El atleta que impulsa o representa un cambio vasto, insondable, permanente, en la sociedad que lo produce.

*El atleta cuyas hazañas deportivas y sus actos en otros ámbitos le abren un crédito perdurable en la imaginación popular.

De los cuatro deportistas mencionados en aquel artículo, Alí es el único que reúne todos esos requisitos de la auténtica grandeza. Y también algunos otros:

*El carisma, que brotaba de una elocuencia muy rara entre los deportistas, con un discurso que fluctuaba entre el mensaje poético, la invectiva política y religiosa, y un conocimiento instintivo de los requisitos de la comunicación.

*Alí representó la última etapa del apogeo de su deporte, el boxeo, cuando era el ámbito natural de las proezas individuales (a diferencia del fútbol, el baloncesto, el béisbol y otros deportes colectivos) y todavía no se había afirmado la convicción de que es una práctica brutal y hasta despreciable.

*El Mal de Parkinson (diagnosticado en 1984) que lo privó de su elocuencia y lo alejó gradualmente de los medios de comunicación, lo ha mantenido en una especie de limbo, preservando a ojos del público su imagen más favorable.

Y también habrá que reconocer, claro, su talento como boxeador, aunque todos, tanto amigos como detractores, apuntan que esto está vinculado con su genio como comunicador.

"La pelea"

El escritor Norman Mailer, que escribió The Fight, "La pelea", sobre el combate entre Alí y George Foreman en Zaire (ahora República Democrática del Congo) en 1974, describe a un hombre mucho más interesante y complejo que el "mero" boxeador de genio.

Un peleador inteligente, astuto y despiadado.

Esa complejidad abría una ancha brecha entre Alí y un personaje como Foreman, a quien Mailer describe, simplemente, como "agradable y temible".

Las imágenes de Alí recostado en las cuerdas (que su entrenador Angelo Dundee había hecho aflojar para facilitar esta maniobra), absorbiendo el castigo de Foreman hasta agotarlo, irritándolo además con golpes de derecha (un puño que los diestros dosifican al comienzo porque debe recorrer mayor espacio hasta el adversario), pertenecen a la memoria común de aficionados al deporte de todo el mundo, muchos de ellos críticos inflexibles del boxeo.

La historia de Mohamed Alí está hecha de estas ironías y contradicciones.

El personaje, por esas cosas de la vida, dejó de ser el joven Apolo, elocuente, agresivo, para convertirse en un ermitaño silencioso, pero tuvo la suerte de que en la memoria colectiva la imagen más perdurable ha sido la del campeón.

Por una serie de razones, algunas meras coincidencias, la historia de Mohamed Alí se ha confundido con el apogeo y la decadencia del boxeo, con la conquista de los derechos civiles y el proceso que puso fin a la guerra de Vietnam y, en definitiva, a la conscripción en Estados Unidos.

Sólo le faltó, para llenar el cartón, haber jugado un papel positivo en otro gran movimiento social de los últimos 50 años: la condición de la mujer.

Pero en esto Mohamed Alí fue un hombre muy de su época, de una época en la que era Cassius Clay.

 

A continuación, te dejamos sus 10 mejores frases, que cambiaron la vida de muchos de sus seguidores.

- Vuelo como una mariposa, pero pico como una abeja.

- No cuentes los días, haz que los días cuenten.

- Yo sacudí al mundo.

- Para ser un gran Campeón, tienes que creer que eres el mejor.

- No renuncies. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un Campeón.

- Cassius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí, yo no lo quería. Soy Muhammad Alí, un hombre libre.

- Soy el más grande. Lo supe incluso antes de que lo fuera.

- Un hombre que tiene la misma visión del mundo a los 50 años que a los 20 ha desperdiciado 30 años de su vida.

- El boxeo es un montón de gente blanca viendo a dos negros golpeándose el uno al otro.

- El servicio a los demás es la renta que pagas por tu habitación aquí en la tierra.

 

 

El homenaje de Obama a Muhammad Ali

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha publicado esta bonita carta recordando a Muhammad Ali: 

“Muhammad Ali era el mejor. Punto. Si loe preguntaras a él, te lo diría. Te diría que era el doble de lo mejor, que tenía poderes divinos (Nota: Obama utiliza la expresión “handcuffed lightning, thrown thunder into jail” que, literalmente, significa “arrestar al rayo y mandar a la cárcel al trueno”).

Pero lo que hizo al campeón el mejor -lo que realmente le separó del resto- es que todo el mundo te diría de él prácticamente lo mismo. 

Como todo el mundo en el planeta, Michell y yo lloramos su pérdida. Pero también estamos agradecidos a Dios por lo afortunados que somos de haberle conocido, lo afortunados que somos todos porque el mejor eligiera iluminar nuestro tiempo. 

En mi estudio privado, fuera del Despacho Oval, guardo un par de sus guantos, justo debajo de esa icónica foto de él: el joven campeón, con 22 años, rugiendo como un león sobre un Sonny Liston caído. Yo era demasiado joven para cuando la foto fue tomada para entender quién era. Aún era Casius Clay, todo un campeón olímpico, aún sin haber emprendido el viaje espiritual que le llevaría a su fe musulmana, que le llevaría a lo más álgido de su poder, y prepararía el escenario de su vuelta a la gloria con un nombre tan familiar en los barrios bajos del sureste de Asia como en las aldeas africanas y en la multitud que le gritaba en el Madison Square Garden. 

“Yo soy América” dijo en una ocasión. “Soy la parte que no reconocerías. Pero acostúmbrate a mí. Negro, engreído, seguro. Mi nombre, no el vuestro, mi religión, no la vuestra, mis metas, yo mismo. Acostumbraos a mí”.

Ese es el Ali que yo conocí cuando crecí -no tan poeta con el micro como era luchador en el ring, pero un hombre que luchó por lo que era lo correcto. Un hombre que luchó por nosotros. Que se alzó con King y Mandela, se alzó cuando eran tiempos duros, habló cuando otros no lo iban a hacer. Su lucha fuera del ring le costó su título y su apoyo popular. Le haría ganar enemigos a izquierda y derecha, le denostaría, y casi le costaría acabar en la cárcel. Pero Alí se mantuvo firme. Y su victoria nos ayudó a acostumbrarnos a la América que reconocemos hoy. 

No era perfecto, por supuesto. Desprendía magia sobre el ring pero era poco prudente con sus palabras y lleno de contradicciones a medida que su fe evolucionaba. Pero su maravilloso, contagioso y hasta inocente espíritu al final le hizo ganar más fans que detractores. Quizá porque en él esperábamos ver algo de nosotros. Luego, cuando su poder físico comenzó a disminuir, se convirtió una fuerza aún más poderosa para la paz y la reconciliación alrededor del mundo. Vimos un hombre que dijo que era tan pícaro que inventaría una medicina para curar la debilidad, visitando a niños de todo el mundo con enfermedades y discapacidades alrededor del mundo para decirles que ellos podrían también llegar a ser los mejores. Vimos a un héroe encender una antorcha y luchar en su pelea más importante en el escenario de la vida una vez más. Una batalla contra la enfermedad que deterioró su cuerpo pero que no logró quitarle el brillo de los ojos. 

Muhammad Ali sacudió al mundo. Y el mundo es mejor por ello. Todos somos mejores por eso. Michelle y yo mandamos nuestras más sinceras condolencias a su familia, y rezamos por que el más grande de los luchadores finalmente descansa en paz”

 

El día que Muhammad Ali le ganó a Superman

Una de las mejores peleas de la historia del boxeo no ocurrió en un ring, sino en las páginas de un comic: Muhammad Ali vs. Superman. 

La edición del comic contaba sobre una invasión alienígena liderada por Rat'Lar y sus secuaces, los Scrubb. Los villanos demandan enfrentarse al mejor luchador de la Tierra y deciden elegir a Superman como su contrincante.

Es ahí cuando aparece el gran Muhammad Alí que le pone picante y dice que Superman no es terrestre, por lo que se ofrece para luchar en su lugar. Este tecnicismo llama la atención de Rat'Lar, quien termina decidiendo que lo mejor será un combate preliminar entre Superman y Muhammad Ali, en terreno neutral y sin súper poderes.

En la tapa de la revista aparecen ilustrados varios grandes personajes de la época: Frank Sinatra, Cher, los Jackson 5, Andy Warhol, Batman, Liberace, Christopher Reeve, Linterna Verde, Johnny Carson, Ron Howard, William Conrad, Pelé, todos están mirando la pelea. El promotor, Don King, tiene un lugar de privilegio, sentado al lado de Lex Luthor.

Finalmente, Alí vence a Superman, que termina en una camilla totalmente golpeado.

Muhammad Ali se proclama el campéon de la Tierra y accede a enfrentar al campeón alienígena Hun’Ya, en una pelea que termina ganando por nocaut.

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