El fútbol no deja de sorprendernos día a día a quienes los seguimos con asiduo y pasión. Un minuto antes del gol de Jaylon Hadden esta columna tenía un título completamente diferente; una vez asimilada la euforia del gol, mi sentir corporal insistía en ver la realidad de lo que es el Saprissa hoy, sin embargo, este deporte tan hermoso tiene esa mística que momentos cumbre como los de este domingo pueden volcar la dinámica de un conjunto y pueden convertirse en puntos de inflexión.
La realidad dictaba a las once de la mañana que el Saprissa volvía a poner sobre el campo un dibujo de juego más conocido para sus jugadores con un 4-5-1. Línea de cuatro defensores liderada por el joven Kevin Espinoza (de buena actuación cabe reseñar) y su lado el joven Gerald Taylor cuyo temple y jerarquía son una bocanada de esperanza para una zaga morada que hace años no ve salir de su cantera un jugador que se consolide en dicha posición. Por las bandas el conjunta morado si anda huérfano de talento y una vez más Cortez y Céspedes no pasaron de ser jugadores cumplidores sin el talento necesario en el desborde para aportar algo diferente en zona de ataque. Los tibaseños decidieron poblar la media cancha con cinco jugadores liderados en el centro por David Guzmán, en el juego interior Angulo con Torres, bien abiertos por las bandas estaban Villegas y Marín y como única punta el mundialista Bolaños.
Habían transcurrido tan solo 30 segundos y una mano milagrosa del portero Aarón Cruz del héroe incomprendido de los morados evitaba que el partido adquiriera aires de desastre para los dirigidos por Iñaki Alonso. El archirrival salió en tromba y los primeros minutos fueron un suplicio completo. Con el desarrollo del partido el equipo a través de la circulación de pelota logró defenderse y tomar aire, sin embargo, nuevamente la separación de líneas era evidente y solo un zurdazo descomunal de Mariano que salió alto de horizontal de Ajú fue el único atisbo de peligro que se logró llevar a las tiendas rojinegras.
El segundo tiempo fue algo verdaderamente calamitoso; nunca pensé ver a un Saprissa renunciar de forma tan descarada a obtener los tres puntos. Los tibaseños utilizaron como recurso la pérdida de tiempo para ir gastando los segundos de partido y lograr obtener un empate en calidad de visitante. El otro recurso que tuvo el Saprissa fue el meta Cruz (en una próxima columna le dedicaré unas líneas al guardameta quien siempre ha estado en el disparadero de la afición), fue un verdadero baluarte que ahogó todos los gritos de gol alajuelenses.
La EUFORIA y benditos esos momentos del fútbol. Cuando el partido estaba en su último minuto apareció otro invitado que es marginado de la afición morada; Jaylon Hadden primero tomó un balón en la frontal del área y se inventó una jugada que estuvo muy cerca de terminar en gol, pues la defensa manuda logró despejar de forma agónica a córner, pero el fútbol quería premiar un héroe y ese saque de esquina cobrado por Angulo encontró la cabeza de Hadden para que el mediocentro tibaseño rompiera la puerta alajuelense y le diera los tres puntos de forma épica a las tiendas moradas. Fue un segundo que cambió todo el visual para los dirigidos por Iñaki Alonso y voy a enumerar a continuación todo lo que esa anotación significó:
• Romper una sequía de 7 partidos sin vencer ( 2 meses)
• Romper 14 partidos de no conseguir la victoria en calidad de visitante (desde julio 2021)
• Conseguir el primer gane de la Liga PROMERICA
• Ampliar la paternidad en clásicos pues en la serie particular los morados tienen una ventaja de 29 triunfos sobre su archirrival.
El Deportiva Saprissa tiene en su ADN un gen que le hace siempre resurgir de las situaciones mas apremiantes, una victoria como la obtenida el día de hoy puede ser el catalizador necesario para revertir un panorama que hasta el minuto 95 era realmente preocupante. La euforia no debe nublar la realidad, el equipo tibaseño tiene muchísimo que mejorar si quiere tener una puesta en escena decorosa en CONCACAF y si quiere poder optar a la ansiada copa 37.
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