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En el fútbol, el llamado ‘clásico’ es todo un acontecimiento. No se trata de un partido cualquiera, sino del más importante: el que no se puede perder, el que muchas veces define cosas trascendentales en un campeonato.

A manera de ejemplo, sirva traer a colación el caso del director técnico peruano Miguel Company, a quien hace 24 años la dirigencia saprissista le perdonó la eliminación de la Concacaf apenas en la fase de grupos centroamericana, acaecida con todo y sorpresiva derrota ante el Panamá Viejo, un modesto club canalero de cuando nuestros vecinos del sur no eran ni la mitad de buenos de lo que son actualmente. Dos meses después ‘el Monstruo’ caería en casa ante su archirrival LD Alajuelense, y hasta ahí llegaría el estratega sudamericano… Así son los clásicos: del mismo modo que catapultan a los ídolos, le cobran -y muy caro- al timonel que no logre evitar la derrota de sus dirigidos… Y es a propósito de tales compromisos que hoy quise dedicar estas líneas a la incursión de un ‘legionario’ tico en un clásico fuera de nuestras fronteras.

 

En 2006 la selección de Costa Rica exhibió una de sus más pobres presentaciones en Copas del Mundo. Si bien durante algunos minutos ‘le hizo partido’ a Alemania, sus tres derrotas al final ubicarían a ‘la Sele’ en la penúltima posición. En realidad hubo muy poco que rescatar de aquella participación tricolor, tal vez solo el delantero Paulo César Wanchope, cuyos dos goles ante los anfitriones germanos le alcanzaron para destacarse entre sus compañeros, y al mismo tiempo, asegurarse un contrato en el equipo Rosario Central de Argentina.

De lleno en la tierra del mate, donde desde 2001 se anhelaba su presencia en el certamen doméstico, ‘Chope’ se convirtió en el principal fichaje del balompié argentino. Tanto su trayectoria en ligas europeas, como el recuerdo de su enorme performance en la Copa América celebrada en Colombia -donde se le bautizó como ‘la Cobra’-, además de su par de anotaciones en Alemania 2006, enaltecieron el nombre del de Los Lagos de Heredia, al punto de eclipsar a otros recién llegados como Cristian ‘el Kili’ González.

Paulo César inició actividad en la liga argentina en agosto de 2006, y para el 29 de octubre de ese año ya sumaba ocho partidos jugados y tres goles, pero también habían iniciado sus problemas con el cuerpo técnico de Rosario Central…

Resulta que luego de superar una lesión muscular que lo hizo perderse sendos juegos frente a Nueva Chicago y Vélez Sarsfield, se dice que Wanchope no quiso viajar con el plantel al encuentro contra River Plate porque su técnico Néstor ‘el Pipo’ Gorosito le había anunciado que no sería titular debido a que “el campo del Estadio Monumental era muy grande”. El tico, en tono irónico, respondió que si el entrenador lo hacía ingresar de variante, el campo seguiría siendo muy grande… Y es que así era ‘Chope’, quien del mismo modo que eludía defensas y perforaba porterías, no se le quedaba callado a nadie, incluso si se tratase de su propio mandamás queriendo darlo por menos…

Chope en caricatura de El Gráfico. En 2006 la famosa revista El Gráfico publicó esta caricatura sobre los nuevos fichajes extranjeros del Torneo Apertura del fútbol argentino, compartiendo un asado y jugando ‘truco’. Paulo Wanchope aparece en la esquina superior derecha; los otros son el ecuatoriano Jorge Guagua, el boliviano Ronald Raldes, el colombiano Kilian Virviescas, el ugandés Ibrahim Sekagya y el paraguayo Justo Villar.

Así, una semana más tarde se vino el ‘clásico rosarino’, el crucial duelo en el que Rosario Central y Newell’s Old Boys bregaban por el honor de la ciudad. En Costa Rica es difícil concebir la trascendencia de los llamados clásicos regionales, pues bien que mal, el sentido de identidad no es tan fuerte como en países como España, México, Colombia y, por supuesto, Argentina. En tierras ibéricas muchas veces un Real Madrid-Atlético de Madrid despierta más pasiones que el propio Barça-Real; en México sucede lo mismo con el Tigres-Monterrey en detrimento del mismísimo América-Chivas, y en Argentina suele opinarse similar a la hora de comparar el Boca-River con el Rosario-Newell’s…

En el Estadio Dr. Lisandro de la Torre, sede del conjunto del costarricense, se enfrentaron Rosario Central y ‘la Armada Paraguaya’, que era el mote que en ese tiempo recibía aquel Newell’s Old Boys, pues su nómina contaba con los futbolistas guaraníes Justo Villar, Diego Gavilán, Óscar ‘Tacuara’ Cardozo y Santiago Salcedo, todos ellos al servicio de Nery Alberto Pumpido, exarquero campeón mundial en México 86.

Con el árbitro mundialista Horacio Elizondo encargado de dirigir las acciones, los locales sencillamente le pasaron por encima a su enconado rival en la primera mitad, y para ello contaron con una destacada actuación de Paulo Wanchope. ‘La Cobra’ recibió un balón de espaldas al marco de Villar, y se deshizo de la marca de Gastón Aguirre con un giro que lo dejó en posición de servirle el gol a boca de jarro a su compañero Eduardo ‘el Chacho’ Coudet, quien solo tuvo que empujarla para abrir el marcador al 19’.

18 minutos después fue el mismo Coudet quien le devolvió el favor al costarricense, pues desde fuera del área remató un balón que el cancerbero paraguayo de Newell’s soltó, entonces Paulo César se barrió y envió el esférico al fondo de las redes; 2-0 se puso el juego entonces. El delantero nacional celebró su anotación con la afición rosarina que colmaba las gradas del ‘Gigante de Arroyito’. Marco Ruben marcaría el 3-0 terminando el primer tiempo.

Se echó a su afición en el bolsillo. La fecha 13 del Apertura argentino de 2006 quedará siempre en la memoria de los aficionados del equipo Rosario Central. Ese día Paulo César Wanchope cumplió a cabalidad en la gran victoria de su club frente a Newell’s Old Boys en el clásico rosarino.

En la segunda parte habría un gol más en cada portería, para sentenciar las cosas con un definitivo 4-1. Rosario Central goleó a su odiado rival, tras tres años de no lograr vencerlo. ‘Chope’ fue figura esa vez, y justo así lo recuerda aún hoy la fanaticada rosarina, pues aunque su paso por el club se reduciría a un único campeonato semestral, colaboró a que el equipo ganara el partido más importante de la temporada, el que no se puede perder, el que catapulta a los ídolos… El clásico rosarino fue de Wanchope. ¡Pura vida!

* El autor es historiador de fútbol costarricense y responsable de la página de Facebook Gol de Camerino; pronto estará publicando el libro Nuestros primeros legionarios. Futbolistas ticos en el mundo 1875-1990.

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