El técnico argentino, Diego Simeone, afronta en España el desenlace de su temporada más irregular al frente del Atlético de Madrid. Tiene firmes defensores y silenciosos críticos, que rehúsan pronunciarse en alto en contra de su figura: "Quizá su mensaje ya no llega".
La semana pasada, Fernando Torres recordaba en sus redes sociales algo que, por la actual magnitud del Atlético, por ese presente que lleva una década siendo algo normal, parece cosa, esta vez sí, de la Prehistoria. "Se cumplen 20 años del ascenso. Recordemos de dónde venimos para saber a dónde vamos", lanzaba a modo de reivindicación el hoy técnico del juvenil rojiblanco y, en aquellos días, icono y esperanza de una afición necesitada de ilusión. Hace dos décadas, un suspiro, el Calderón apuraba sus últimos partidos en Segunda División, con Luis Aragonés a los mandos.
Viene también a cuento, para contextualizar el asunto que se va a abordar, que, en mayo de 2008, con Javier Aguirre en el banquillo, el Atlético logró clasificarse para la previa de la Liga de Campeones (4º) y aquello, por el desierto que dejó atrás, fue celebrado casi como un título. La ocasión, era lógico, lo merecía.
Pero el fútbol y la vida van a tanta velocidad, y tienen una memoria tan frágil, que hoy el Atlético, tras la década más brillante de su historia (no hace ni un año que ganó la Liga), vive con esa extraña sensación de ansiedad que genera no tener aún billete asegurado para la próxima Liga de Campeones. Con la resaca de un curso irregular e intermitente donde, por primera vez desde que Simeone abrió al equipo las aguas para atravesar el océano, se ha echado en falta por momentos esa identidad y alma que el técnico impregnó a los suyos en aquellas Navidades de 2011. Los 61 puntos en Liga (uno menos que en 2020) es el botín más bajo a estas alturas. Los 41 goles en contra subrayan una vulnerabilidad difícil de predecir. "Esto no había pasado desde que estoy aquí", aseguraba Jan Oblak tras caer en San Mamés. Las 15 derrotas, a falta de cuatro partidos, marcan otro récord negativo.
Las preguntas y debates sobre la vigencia del discurso y el método de Simeone, que este domingo afronta su derbi número 36 como entrenador (vivió siete como jugador y perdió todos), están en la calle. Gracias a sus incuestionables conquistas, el Cholo se ha convertido poco menos que en el escudo del Atlético. La posición del club respecto a su entrenador ha sido y es inquebrantable. En parte, por eso mismo resulta complicado (imposible para este periódico) encontrar nombres y apellidos de arraigo y tradición rojiblanca que deslicen alguna crítica o queja hacia el mejor entrenador de la historia del club. O, al menos, que cuestionen abierta y públicamente el patrón marcado por él.
Por eso, ahí va la pregunta que ya no es tan atípica en algunas tertulias entre atléticos. Agitada, sobre todo, a son de cañas y gin tonics: ¿Se vislumbra el final de Simeone?
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"NO VISLUMBRO EL FINAL DE DIEGO"
Pocos le conocen mejor que PepePasqués, su jefe de prensa durante 15 años. "A medida que cumples años, está más cerca cualquier final. Pero no vislumbro el de Diego. Más allá de que el curso ha tenido altibajos, también porque las expectativas eran grandes. Mientras el entorno, el club y el plantel estén de cara, le podrá sacar cosas".
Y apunta algunas claves sobre las dudas respecto al técnico más laureado del Atlético. "He visto que son más los de afuera quienes quisieran que se marchase, que los de adentro, ya que interrumpió ese dominio de Madrid y Barcelona. 'Que se vaya, que nos va a romper las pelotas', pensarán".
Pasqués también echa la vista atrás. "Cuando llegamos al Atlético, había un grupo de jugadores muy golpeados. Encontraron en Simeone un guía, un motivo, una forma de entender cómo se podía mostrar lo que ellos tenían. Todos cumplimos años y el asunto se va acabando. Hay gente que se cansa de las caras, por eso no dudo del debate. Pero el Cholo fue campeón con este grupo hace un año. Cuanto más creces, la exigencia aumenta. Y el Atlético ha avanzado a tal velocidad, y cogido tal altura, que algunas cosas parecen poco", resuelve el argentino, al tiempo que prepara su café.
Roberto Fresnedoso fue compañero en aquel mágico Doblete y hoy es una de las Leyendas colchoneras. "El Cholo se ha ganado el derecho a decidir su futuro. Los resultados, a pesar de lo irregular del curso, siguen estando ahí. Ya quisieran muchos equipos hallarse en la situación del Atlético", sostiene el autor de aquel gol en el Camp Nou (1996), del que sólo se recuerda el quiebro de Caminero. "El desgaste por los años es inevitable, pero está muy bien gestionado. Cuando el equipo juega a lo que dice el entrenador, obtiene rendimiento. Quizás hay un perfil de jugadores que les ha costado más entender ese tipo de juego", sugiere.
"TENEMOS SIMEONE PARA RATO"
También conoce a Simeone el ex rojiblanco Gabi Moya, pues compartieron vestuario en el Sevilla. "Tenemos Simeone para rato. Su propuesta sigue siendo muy firme y hay que agradecerle todo lo bueno que le ha ocurrido al Atlético. El equipo se ha mostrado irregular en Liga, pero presentó batalla en Europa. En este tiempo habría sido inimaginable ganar una Liga y él lo ha hecho dos veces".
Tampoco se encuentran fisuras públicas fuera de los muros del Metropolitano. El periodista Vicente Vallés, reconocido seguidor rojiblanco, cierra filas. "Pretender ganar todos los años es difícil. Es normal que todos tengan buenas y malas temporadas. Son rachas y nos ha tocado vivir un año un poco peor. Pero él ha traído una estabilidad y una sucesión de éxitos con los que se ha ganado el derecho a seguir".
Igual que el periodista y escritor Juan Luis Cano, miembro del selecto grupo atlético de Los 50. "Yo soy pro Simeone. No creo en ciclos. Los equipos pasan rachas y al Atlético le ha tocado una mala. Diego puede estar equivocado, como todos en la vida cuando tomamos una decisión. Pero él es muy inteligente y controla los tiempos como nadie. Considero que es una polémica artificial".
Este periódico contactó también con Milinko Pantic, quien, amablemente, sólo quiso hablar del derbi de hoy. "Es un partido importante para nosotros. Da igual lo que haya ganado uno u otro hasta ahora. El derbi es diferente", sostenía el icónico jugador, alejado de cualquier polémica y debate.
"ES NORMAL QUE HAYA GENTE CANSADA"
Pero lo hay. Otra cosa bien distinta es que se mueva entre sombras. Fuera de los focos y los micrófonos. Sin nombres ni apellidos. "Parece que hablar mal de Simeone no está bien visto, pero quizá el mensaje ya no llega. Hizo cosas grandes con un equipo pequeño, pero ahora... Es normal que haya gente cansada de él, aunque es impopular pronunciarse en alto", admite una de esas voces que prefieren mantener el anonimato. "¿Qué equipo de los grandes le querría en su banquillo?", añade.
"El Cholo ha creado un entorno muy blindado. No es ninguna novedad que a muchos les aburre esa forma de jugar y que hay nombres como Emery o Marcelino que podrían ser alternativas. La fidelidad entre Simeone y el Atlético es mutua", completa otro de los que prefiere ocultar su identidad.
Una suerte de espiral del silencio en torno a una figura, la de Diego Pablo Simeone, convertido en la imagen y referencia del club. Aún tiene contrato hasta 2024, a razón de algo más de 20 millones netos por temporada (da igual si el equipo entra o no en Liga de Campeones). Un tipo con las arrugas del tiempo. Un personaje inherente a la historia del Atlético.
Fuente: Diario El Mundo España