El solo hecho de jugar en más de cinco equipos puede hablar de una gran carrera, pero el jugar en las seis confederaciones del fútbol mundial y rodeando cinco continentes habla de una historia sensacional.
Ese es el caso de Lutz Pfannenstiel, un exportero alemán que además de participar en varios clubes tiene historias que contar como la de rechazar al Bayern Munich y robarse un pingüino en Nueva Zelanda.
Así lo explica Mundo Deportivo
Cuando le llegó una oferta del Bayern de Múnich a sus manos, Lutz Pfannenstiel no lo dudó un instante: la rechazó. No quería ser suplente de Oliver Kahn. Quería jugar. Aunque fuese en un país exótico en el mundo del fútbol como Malasia o tan lejano como Nueva Zelanda. Y así fue toda su vida deportiva. Un auténtico trotamundos del fútbol que, durante los 20 años de trayectoria ha jugado en 27 equipos en las seis confederaciones FIFA.
Existe el caso de otro alemán que tiene el récord de clubes por los que ha estado. Rudi Gutendorf nació en 1926 cuando todavía se llamaba República de Weimar y murió a los 93 años habiendo firmado por 55 clubes en 32 países como jugador, entrenador, seleccionador y director técnico. Hasta pasó por el Valladolid, donde no le tienen un buen recuerdo. A Pfannenstiel solamente le gana el ‘Loco’ Abreu que, a sus 45 años, sigue jugando en el club número 32.
Desnudo por el parque
Si alguna cosa ha sacado el bueno de Lutz en su periplo por los diferentes continentes es que las ha visto de todos los colores. A finales de los 80 era un prometedor portero juvenil que disputó cinco partidos con la selección alemana. A los 18 debutó como profesional en el FC Bad Kötzling y al cabo de dos años fichó por el Penang de Malasia. Tras un año, vuelve a Europa para estar, durante tres años, en el Wimbledon y el Nottingham Forest pero no jugó ningún partido.
El Wimbledon de Joe Kinnear era conocido por ‘The Crazy Gang’ por la violencia con la que jugaban en la Premier. En sus filas había Vinnie Jones: no hace falta decir nada más. Cuenta que en cada entrenamiento recibía dos o tres codazos y que en una ocasión que salieron a correr por un parque, le acabaron desnudando y tuvo que volver al estadio tal y como llegó al mundo.
Con 22 años ficha por los Orlando Pirates de Suráfrica. Allí recuerda que fue a comprar una botella de agua a una tienda y se encontró a un atracador que le reconoció. Inmediatamente, dejó el dinero y le pidió perdón por si le había asustado. En 1997 estuvo en el Sembawang de Singapur, en Finlandia, volvió a Alemania y en la temporada 1999-2000 lo volvemos a encontrar en Singapur con el Geyland.
101 días en prisión
En Singapur tuvo su peor experiencia deportiva. Al principio de temporada todo iba bien: jugaba, era la imagen de Armani para el sudeste asiático y tenía un programa deportivo en una televisión local hasta que le acusaron de amaño de partidos para ganar apuestas. De la noche a la mañana se encontró en una celda de hormigón, durmiendo en el suelo y con otros presos dispuestos a cualquier cosa para robarle la comida. Allí pasó 101 días hasta que salió libre sin cargos por falta de pruebas. Necesitó un tiempo para recuperarse anímicamente pero volvió a la aventura.
Un pingüino en la bañera
Se fue a Nueva Zelanda en 2001 y en 2003 volvió a Europa jugando cedido en Alemania e Inglaterra. Justamente defendiendo la camiseta del Bradford Park en 2002 tuvo un encontronazo fortuito con otro jugador y quedó inconsciente. Lo declararon muerto en el campo y despertó en el hospital. Diez días después ya estaba entrenando.
Hasta ahora ya había jugado en cuatro confederaciones pero le faltaba las americanas. Por eso, en 2004, fichó por los Calgary Mustangs y, al terminar, volvió a Nueva Zelanda para jugar con Otago United. Allí robó un pingüino y quiso adoptarlo como mascota. Lo tuvo en la bañera hasta que día, el presidente del Otago fue a cenar y se lo enseñó. El dirigente le advirtió que le podían deportar y que debía deshacerse del animal cuanto antes. Se dio cuenta que el pingüino estaba deprimido y que olía a pescado y decidió devolverlo. En Singapur ya tuvo dos lémures en casa, a los que llamó Glasnost y Perestroika cuando compartía piso con el también futbolista Gary Blisset.
Entrenador de porteros del Antártica XI
En 2006 estuvo en el KS Vllaznia Shkoder de Albania y el día en el que firmó lo hizo con una pistola en la mesa y la exigencia de no encajar goles porque era alemán. En 2007 pasó por tres equipos en Armenia, Noruega y Canadá. Finalmente, en 2008 recibió una oferta del Atlético Aichinger de Brasil y, aunque se encontraba muy a gusto en Canadá con su familia jugando en los Vancouver Whitecaps, de esta forma completó su casillero mundial. Antes de retirarse en 2011 todavía tuvo tiempo de ponerse bajo palos en Namibia, con los Ramblers FC.
En total, disputó unos 400 partidos y un solo título, cuando jugó para el FC Haka en 1998: la Veikkausliiga, la primera división de Finlandia.
Fuente: Mundo Deportivo