El FC Barcelona y el Sevilla empataron este martes 1-1 en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán en jornada 4 de reposición de LaLiga española.
Los goles del cotejo fueron obra de Alejandro “El Papu” Gómez al 32” para los locales y Ronald Araújo al 45” para los culés.
Este resultado deja al equipo catalán en la sétima casilla de España con 28 unidades, mientras que Sevilla no se mueve de la segunda posición con 38 puntos.
El Partido
El encuentro arrancó con sorpresa sobre el campo y en la convocatoria. En el once, Lopetegui situó a Fernando de central junto a Diego Carlos, mientras que lo laterales los ocuparon Koundé y Rekik. Delaney volvió a situarse como pivote por delante de la defensa y el resto del equipo fue el esperado. Pero es que tampoco tenía mucho donde elegir. A las bajas de los últimos días se unieron en las horas previas al duelo Idrissi y Óscar, por una indisposición. Tuvieron que llamar de urgencia a Juanlu y Óscar, que se unían a Juanmi, Quintana, Valentino e Iván Romero, que ya estaban en la lista.
Resulta curioso que este partido se aplazó en su día por las bajas provocadas por las eliminatorias mundialistas y cuando se recupera, casi todos los equipos tengan más bajas aún. Y no sólo el Sevilla. Mañana, el Athletic-Real Madrid estará bajo mínimos.
Bajo la lluvia, el Sevilla comenzó tratando de presionar la salida de un Barça que, pese a ello, tuvo las primeras llegadas, aunque sin demasiado peligro. El conjunto blaugrana robaba con demasiada facilidad en los primeros minutos la salida de un equipo nervionense que, al contrario que acostumbra, lograba enlazar pocos pases consecutivos.
Demasiadas veces rondó el balón por el área sevillista en estos primeros veinte minutos. Lopetegui, desesperado en la banda, veía cómo su equipo no sólo perdía sino que dejaba recibir con mucha facilidad en su línea de tres cuartos y sólo la bisoñez de la delantera blaugrana impedía que un peligro mayor llegara a la portería de Bono.
Un gol anulado a Rafa Mir, tras un claro fuera de juego, pareció despertar al equipo nevionense, que empezó a tener más el balón y, por primera vez y de forma legal, intentó un primer disparo a portería. Fue el propio Mir desde la frontal y, para entonces, se llevaban jugados 28 minutos.
Las sensaciones no eran buenas, la posesión era rival, pero esta película ya la han visto en Barcelona varias veces esta temporada. En especial, en la etapa de Koeman. Dominio inicial, inoperancia ofensiva y, a la primera, que le llgan, gol.
Al Sevilla le funcionó la estrategia a la media hora. Fue un córner sacado por Rakitic raso y muy abierto, en el que el Papu Gómez entró desde atrás para cruzársela a Ter Stegen, que ni vio entrar la pelota.
A esas alturas, el Barça había bajado la intensidad de su presión. Aunque, a su favor tenía que empezaba a aparecer Dembélé, al único que se le apreciaba cierta sensación de peligro. El francés traía en jaque a un Rekik que necesitaba la ayuda del Papu para poder frenarlo.
Nada hacía indicar que fuera a cambiar el panorama antes del descanso, pero otro córner, como ante el Atlético, varió el panorama. Fue otra película repetida. En este caso, en contra del Sevilla. Córner sacado desde el lado izquierdo de la portería de Bono, en balón llega al área chica y, al igual que Felipe el pasado sábado, Araujo se encargó de ponerla lejos del alcanza del portero marroquí. Era la última acción de una primera parte en la que la estrategia se había impuesto al juego.
El Sevilla salió con la lección aprendida. Y, adelantando líneas, presionando al hombre y sin dejar jugar al Barça, se hizo con el amo del partido en el arranque de la segunda mitad.
Fruto de ello se instaló de forma más continuada en el campo contrario y, por primera vez, fue él el que dio sensación de peligro.
Este, como en la primera mitad, llegó desde la esquina. Con dos casi consecutivos. En el primero, Papu probó otra estrategia y encontró a Delaney en el segundao palo (50'), pero el centro chut del danés no encontró rematador; en el segundo (53'), cabeceó el propio danés ligeramente alto.
Tardó 15 minutos en llegar el Barça al área sevillista, pero lo hizo con una buena jugada combinativa en la que Koundé se encontró con un dos contra uno que Ez Abde acabaría lanzando alto.
El partido, pese a ello, estaba donde quería el Sevilla, que lograba por fin sacar jugado el balón ante la presión rival. Pero llegó Koundé para cambiarlo todo. En una jugada aislada, el hoy lateral francés perdió los nervios y acabó lanzándole el balón a la cara a Jordi Alba. Roja clara. Aunque Jordi también debió ver una amarilla por provocar con un empujón.
A eso se unía que Rakitic llevaba unos minutos renquante tras un pisotón de Piqué y pedía el cambio.
Lopetegui se quedaba sin laterales derechos -tenía a Valentino en el banquillo-, con uno menos y sin su capitán. El técnico sevillista tiró de En-Nesyri y sacó a Gudelj para que Ocampos se situara provisionalmente como carrilero diestro.
Tras la roja de Koundé el partido había entrado en una vorágine de entradas y juego duro que hasta ese momento no había tenido. Una situación que, en cierto modo, favorecía al equipo de Lopetegui, que aguantó unos minutos sin sufrir demasiado ni tener que cerrarse descaradamente atrás.
De hecho, la primera llegada del Barça no tuvo lugar hasta el minuto 89, con un centro de Ez Abde al corazón del área pequeña que Gavi, solo para marcar, remató de cabeza fuera.
El Barça se fue definitivamente a encerrar a su rival y a apostar por el juego directo con la entrada de Luuk de Jong, que fue recibido con aplausos en el Sánchez Pizjuán. Justo antes había llegado la ocasión más clara del partido. Una jugada personal de Dembélé, que se fue para dentro y lanzó cruzado. Con Bono batido, el balón dio en el palo.
Lopetegui trató de contrarrestar tapando las bandas y dando entrada a Augustinsson y Juanlu por el Papu y Delaney. Aún daría un paso más quitaría, ya en la prolongación a un desgastado Ocampos para hacer debutar a Valentino.
La jugada le salió. Si no podías ganar, al menos, que no perdieras. En la única que cedió, Jordi Alba la tuvo con la prolongación cumplida, pero lanzó muy centrado y Bono atajó con seguridad. Un empate que, viendo cómo se había puesto el panorama, era el mal menor.
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