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Gol agónico de Mauro Icardi le dio la victoria 2-1 a los parisinos

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Donnarumma estelar en el PSG para duelo contra el Lyon

El equipo del París Saint Germain, que tuvo al portero costarricense Keylor Navas en la suplencia, logró este domingo una agónica victoria 2-1 ante el Lyon por la sexta fecha de la Liga francesa. 

Lucas Paqueta venció al guardameta italiano Gianluigi Donnarumma al 54' para poner el 0-1. 

PSG le dio vuelta al marcador con tantos de Neymar (66' penal) y Mauro Icardi (93'). 

Con este resultado el equipo parisino sigue con marca perfecta y lidera la tabla con 18 unidades. 

EL PARTIDO 

No fue este el partido en el que Messi se estrenara como goleador en el PSG. Y no fue porque no lo intentara. Pero entre su falta de acierto, la cruceta y Pochettino, al final el protagonista de la remontada parisina fue otro argentino, Mauro Icardi.

Estuvo a la altura de las circunstancias el Olympique de Lyon en el Parque de los Príncipes. Demostró Peter Bosz que ha logrado enderezar el rumbo y olvidar el mal arranque liguero.

Jugó de igual a igual a un PSG que salió con cuatro arriba que meten miedo: Messi, Neymar, Di María y Mbappé. Pero quedó claro que a ese cuarteto le falta rodaje, que Messi sigue siendo un añadido al que no están acostumbrados.

Messi hizo de enganche, con Neymar y Di María de extremos, y con Mbappé en punta. Como era de esperar, generaron no pocas ocasiones, pero la defensa del Lyon estuvo muy bien plantada y tardó en agobiarse.

Se defendía bien el Olympique, pero el goteo de ocasiones era constante, y parecía cuestión de tiempo que una entrase. Por contra, con ese planteamiento tan ofensivo, cada vez que al PSG le tocaba correr hacia su campo, sufría.

Toko Ekambi fue un tormento para la zaga parisina, e igual que el PSG tuvo sus opciones de adelantarse, también las tuvo el OL. Pero el gol no llegaba.

Messi tuvo un par. Una muy pronto, que ni llegó a rematar, y otra, a la media hora de partido, que fue clarísima. Neymar se la dejó en el área de tacón, pero el mano a mano lo ganó Lopes. Tocó el disparo con la pierna lo justo para mandarlo a córner.

Pero, sin duda, la mejor de todas la tuvo en el 36', tras una falta a Neymar en la frontal del área que el argentino, lógicamente, se pidió. Su tiro superó la barrera y cayó hacia la portería, pero pegó en la escuadra. De lleno en la cruceta, donde se pinchan los balones.

Hubiera sido poético que su primer gol con el PSG fuera con uno de sus libres directos marca de la casa, pero no fue así. El descanso llegó poco después, y daba la sensación de que el 0-0 era justo y merecido.

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El segundo tiempo arrancó con el PSG más volcado al ataque. Había metido el cuadro parisino una marcha más y el Lyon se defendía con uñas y dientes, hasta que en el 54' saltó la sorpresa. 

Toko Ekambi, de largo de lo mejor del Lyon, cabalgó la banda, vio la internada en el área de Paquetá y le puso el balón perfecto para que, de primeras, batiera por el palo corto a Donnarumma.

El gol fue una auténtica sorpresa, un jarro de agua fría al que el PSG respondió con rabia. Y tardó diez minutos en contrarrestarlo. Diez minutos de monólogo hasta que Neymar fue derribado en el área.

Técnicamente, fue derribado porque él, con un agarrón, hizo caer a Gusto. El árbitro entendió que no hubo falta en ataque, sino penalti, y el propio Neymar se encargó de convertirlo.

Y entonces, cuando parecía que llegaba el momento de Messi de brillar, de firmar su primera gran actuación, su primer gol, un gol salvador y ganador, llegó Pochettino y le sentó para meter a Achraf.

La cara del astro argentino en el banquillo era un poema. Era el 76' y no entendía por qué su entrenador le privaba de jugar un último cuarto de hora con su equipo necesitando marcar.

El qué hubiera pasado si hubiera continuado en el campo pertenece al fútbol-ficción, un tema que no acostumbramos a tratar por estos lares. El PSG pasó a jugar con un tridente más habitual, hasta que a cinco del final entró Icardi por Di María.

El partido llegó al alargue, y quedó claro que podía pasar cualquier cosa. El Olympique intentó sentenciar a la contra, y el PSG continuó volcado en busca del gol.

Fue entonces, en el minuto 93, el último del alargue, cuando un centro de Mbappé, que ha firmado un partido bastante discreto, encontró la cabeza de Icardi, y el argentino remontó así el encuentro.

Estaba solísimo, libre completamente de marca. Denayer y Diomande se habían olvidado de él, y le dejaron rematar a placer para batir a un Lopes que había parado todo lo parable, menos esta acción.

Salvó los muebles un argentino, pero no fue Messi. Fue Icardi, un ariete que ya tiene asumido su rol de revulsivo y última esperanza. La primera exhibición de Messi con la camiseta del PSG tendrá que esperar.

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