BUSCAR EN EVERGOL

Este jueves arranca el Mundial 2014. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha tenido que luchar en los últimos años con los fuertes reclamos del pueblo por el enorme gasto que se realiza para este evento, pero ella, junto con cu grupo de compañeros de gobierno, confían en que todo saldrá bien en la Copa del Mundo: "La seguridad está garantizada", dijo. Joseph Blatter, presidente de la FIFA, también llega con mucha presión, principalmente por los atrasos en algunas obras de los Estadios. 

El Mundial empieza este 12 de junio con el duelo Brasil - Croacia (2 pm) Hora tica. La final está programada para el 13 de julio. Durante estos días se espera que las protestas en Brasil aumenten considerablemente.

En esta nota te presentamos un artículo del periodista argentino, Ezequiel Fernández, en donde se hace un recuento del trabajo y desafíos que tienen Blatter y Dilma Rousseff.

Vote a Blatter, silbe a Dilma

A comienzos de los 70, mientras Joseph Blatter ingresaba a la transnacional de la FIFA, Dilma Rousseff sufría prisión y torturas en su lucha contra la dictadura brasileña. Líder de un Partido de los Trabajadores (PT) que sacó a millones de la pobreza, Dilma, que el 5 de octubre irá por su primera reelección como presidenta de Brasil, precisará un Mundial sin desastres cuando la selección debute mañana en San Pablo ante Croacia, en un estadio Itaquerao que aún ayer seguía en obras. Blatter, gane o pierda Brasil, proteste o no la gente en las calles, prevé anunciar hoy su postulación para dirigir a la FIFA en 2015 por un quinto período consecutivo. Dilma sabe que muchos de los reclamos contra el Mundial más protestado de la historia apuntan contra los abusos y la corrupción de la FIFA y de la clase política. Pero que muchos de ellos tienen también claro objetivo político ante la cercanía de unas elecciones para las que goza aún del apoyo popular, pero no de los mercados ni de la prensa. A los 78 años, acusado de corrupto y demagogo, Blatter, más aliviado, se ríe de todo y de todos, especialmente de la poderosa Europa que ayer buscó frenar su mandato eterno y a la que él acusó de "racista". Ayer, en la apertura del Congreso de la FIFA, hasta se dio el lujo de invitar a su fiesta a un joven ganador del concurso Arab Idol, Mohammed Assaf, que cantó y gritó a la teleplatea mundial "Viva Palestina".

Blatter recibió ayer duros cuestionamientos en la reducida reunión de Comité Ejecutivo. "Le dije que las críticas de la prensa no eran racismo, sino que en la FIFA hay una vergonzosa corrupción", expresó, entre otros, Greg Dyke, presidente de la Federación inglesa (FA), furiosa desde que, en 2010, Rusia y Qatar ganaron las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022. Es probable que mañana, en un Congreso donde hablan todos, y como suele suceder desde hace años, Blatter anuncie nuevas ganancias récords y más beneficios a repartir y entonces se sucedan los presidentes de Federaciones de países más pequeños que le darán su apoyo y le pedirán que siga en 2015. Son mayoría. Sucesor de João Havelange, Blatter asumió en 1998 derrotando al sueco Lennart Johansson por 111 votos contra 80. En 2002 le ganó al camerunés Issa Hayatou, hoy aliado, por 139 a 56. Y en 2007 y 2011 más de doscientos delegados de FIFA lo reeligieron por aclamación. Gana cada vez más fácil y Michel Platini, que ayer, en un momento de la gala, le dio un abrazo para la foto, sabe que, si presenta oposición, no tendrá los votos necesarios. Brasil 2014 tal vez marque también el fin del reinado europeo en las canchas. Sudamérica ofrece calor, humedad y buenas selecciones. Y ganas de recuperar el trono.

Dilma, sugestivamente ausente ayer en el inicio del Congreso FIFA y que no hablará en la apertura del Mundial (fue abucheada cuando lo hizo el año pasado en la Copa Confederaciones), recordó días atrás a la TV que "ya en 2011 una revista decía en tapa que Brasil podría organizar el Mundial, pero de 2038. Decían que no estarían listos los aeropuertos y ya están. Que tampoco los estadios y ya están. Han instalado una idea pesimista. Es un año electoral, pero ni siquiera en 1970 mezclaron el fútbol con la política". El año que buena parte de Brasil celebró en plena dictadura el "Tri" de México 70, Dilma, militante de grupos guerrilleros, cayó presa y durante casi tres años, según registros, sufrió tortura. Golpes hasta arrancarle un diente, simulación de fusilamiento y cargas eléctricas atada boca abajo. Las víctimas que relataron con más detalle el horror ante la Comisión de la Verdad hablan de cucarachas en sus vaginas, cocodrilos sobre el cuerpo y ruleta rusa. En 1974, mientras Brasil seguía en la larga noche que cesó en 1985, Havelange, apoyado por los militares, asumía la presidencia de la FIFA. El voto del Tercer Mundo le permitió derrocar al inglés Stanley Rous. Blatter ingresaba al año siguiente con sueldo de Adidas. Y los Mundiales iniciaban en Argentina 78 un rentable matrimonio que mezcló exaltaciones patrióticas con patrocinadores generosos, un nacionalismo de mercado fortalecido con la explosión de la TV globalizada.

En 1970, Juca Kfouri, militante del entonces clandestino Partido Comunista, se rebelaba con otros compañeros porque un profesor de Ciencias Sociales de la Universidad de San Pablo había fijado un examen en pleno día de partido de la selección en México. Algunos militantes creían que cada gol atrasaba la revolución, pero Juca no quería permitir que la dictadura le robara también la alegría del fútbol. Le pregunto cómo vive ahora este Mundial que comenzará mañana, en medio de huelgas y protestas, con imágenes inéditas, como las de indígenas disparando flechas contra la policía en un evento mundialista de Coca Cola y docentes bloqueando el micro de la selección de Neymar. "Soy más crítico -me responde Juca-, pero sigo sin confundir las cosas. Critico y festejo, festejo y critico." Estadios suntuosos (al menos cuatro de los cuales tienen futuro de elefante blanco: Brasilia, Cuiabá, Manaos y Natal). Un presupuesto -afirma Juca- de más de 10.000 millones de euros que superará los de los tres últimos Mundiales juntos. La "fiesta de las constructoras" en un Mundial que se prometió de dinero privado y terminará siendo casi enteramente público. La exigencia (que el entonces presidente Lula formuló a Blatter) de elevar de ocho a doce las sedes. Y una dirigencia corrupta, reflejada en las expulsiones por cobrar sobornos de Havelange y de su ex yerno Ricardo Teixeira y la cuestionada permanencia del octogenario ex diputado de la dictadura José María Marín, aún hoy presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). A ellos los despreció Dilma. Pero hasta Ronaldo, el ex crack que hoy juega póquer por TV, puesto como presidente del Comité Organizador Local (COL), la traicionó hace unos días. Criticó al Mundial como si él fuera parte ajena. Fue un favor a su viejo amigo Aecio Neves, principal candidato opositor para las elecciones del 5 de octubre.

Dilma sabe poco y nada de fútbol. "Brasil ganó cinco Copas Jules Rimet", dijo una vez, sin saber que, tras México 70, la Copa cambió de nombre. Y, apenas semanas atrás, a poco del inicio del Mundial, sometió a un nuevo desplante a las autoridades del fútbol brasileño al recibir a una comisión de Bom Senso, el movimiento formado por jugadores que reclaman cambios de fondo y de forma. Dilma pertenece acaso al 27 por ciento de los brasileños a los que, según sondeos, no les interesa el fútbol. Pero heredó un Mundial. Y también los reclamos de sectores populares cuya vida mejoró de casa para adentro, pero no hacia fuera. Sumados a reclamos de izquierda y anarquistas. Y de sectores que no soportan una cuarta presidencia seguida del PT y agrandan las protestas porque, además, desprecian las fiestas populares. Hay quienes temen que, si Brasil sufre mañana en el debut ante Croacia, estallen silbidos en el Itaquerao. "Neymar y compañía -escribió Kfouri- no tienen culpa de esto. Ir contra la selección por motivos políticos o económicos es confundir peras con manzanas, porque la selección no es de los políticos ni de los dirigentes." La historia de los Mundiales demuestra que el efecto político de lo que pasa en las canchas, si existe, dura poco. Sucede que las elecciones en Brasil están demasiado pegadas al Mundial. Fue llamativo el vacío político que oficialismo y oposición le hicieron ayer a Blatter. El ganador eterno. El dueño de la pelota indecente.

Banner con Control de Sonido

© 2017 Un Equipo Adelante, San Rafael de Alajuela, Comercial Udesa Sport. Todos los derechos reservados Los derechos de propiedad intelectual del web everardoherrera.com, su código fuente, diseño, estructura de navegación, bases de datos y los distintos elementos en él contenidos son titularidad de Un Equipo Adelante a quien corresponde el ejercicio exclusivo de los derechos de explotación de los mismos en cualquier forma y, en especial, los derechos de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación. El acceso y utilización del sitio web everardoherrera.com que Un Equipo Adelante pone gratuitamente a disposición de los usuarios implica su aceptación sin reservas.