El equipo del Leicester City caía de local 0-1, pero en un par jugadas aprovecharon los errores del Liverpool se impusieron 3-1 por la fecha 24 en la Premier League de Inglaterra.
Primero fue el VAR para decir que no hubo penalti, que era un tiro libre en el borde del área. Y en esa acción otra vez la tecnología para validar el gol de James Madisson, de manera milimétrica. Y después ya no tuvo que ver la tecnología, sino los errores humanos, el de Alisson, que salió sin calcular, le erró a la pelota y le permitió a Jamie Vardy marcar con el arco solo.
Pero la cosa no terminó ahí. Luego vino un pase filtrado, una gran definición de Harvey Barnes y el 3-1 final para Leicester, que no solo le dio vuelta al marcador frente a Liverpool, sino que terminó sacando una ventaja más amplia en un partido que no quedó reflejado en el marcador.
Con esos tres goles, en cuestión de ocho minutos, Leicester le dio una lección a los de Anfield de que en la Premier League todo es posible. Y de nuevo el rostro de frustración de Jürgen Klopp, que recientemente se está haciendo tan habitual. Y su manoteo y mal genio por descuidos que costaron tres puntos.
Para la estadística quedará el golazo de Salah, que abrió la cuenta en el King Power Stadium, la habilitación de mago de Firmino y la definición del egipcio, como si en vez de pegarle a la pelota estuviera jugando billar de tres bandas.
Sí, espectacular el tanto, pero no sirvió de nada, pues Leicester, que se resguardó gran parte del encuentro y que no hizo mucho por tener la iniciativa, se quedó con la victoria gracias al descuido del actual campeón.
Duro golpe para Liverpool que se aleja más y más de la punta, y gran sentido de la oportunidad para los Foxes que, por ahora, son segundos en la tabla.