El fútbol francés está en una carrera contra el tiempo en cuanto a sus finanzas. Tras la salida del operador español Mediapro, es imperante llegar a buen acuerdo por la venta de los derechos de retransmisión televisiva.
El próximo lunes, la Liga de Fútbol Profesional (LFP) conocerá las ofertas presentadas en la licitación lanzada hace unos días para difundir la mayor parte de los partidos de la primera y la segunda división.
Canal+, que aparecía como el sustituto ideal de Mediapro, se ha alejado en las últimas semanas con el argumento de que la LFP no ha querido renegociar el lote que ellos compraron en su día, la difusión de dos partidos cada jorrnada por 403 millones de dólares por temporada.
La esperanza se sitúa en la llegada de difusores procedentes de otros horizontes, como Amazon. De lo contrario, la crisis puede ser dramática.
Muchos clubes están al borde de la ruina. Según un documento de la Liga, revelado por el diario L'Équipe, las pérdidas potenciales de los clubes profesionales franceses al final de esta temporada superarán los 1.580 millones de dólares.
Porque a la extinción del contrato con Mediapro, 1.008 millones de dólares por el 80 % de los partidos, se suman las dificultades que genera la pandemia de coronavirus. Sin ingresos por venta de entradas o por todo el comercio ligado al público, los clubes registran 486 millones de dólares de ingresos menos en sus cuentas por ese concepto.
Menos dinero en los clubes franceses, pero también menos dinero en los grandes clubes europeos, que en el pasado gastaban en fichajes en Francia, algo que esta temporada parece menos sencillo. Entre 300 y 400 millones suplementarios que dejarán de ingresar por traspasos, según el documento que baraja la LFP.
Esos elementos confieren todavía más trascendencia a reconducir el contrato televisivo. La estimación de la LFP considera que, en el mejor de los casos, se dejarán de ingresar 600 millones de dólares suplementarios por este apartado.
Lograr un buen sustituto de Mediapro aparece como una tabla de salvación indispensable. Cuando la Liga negociaba la salida de la empresa que dirige Jaume Roures, Canal+ efectuó una oferta verbal, 716 millones más otros 121 suplementarios si se lograba un cierto número de abonados.
Pero, desde entonces, las relaciones entre la cadena francesa, difusor histórico del campeonato galo, y la LFP se han tensado. El patrón de Canal+, Maxime Saada, ha criticado la licitación lanzada e, incluso, la ha denunciado ante los tribunales, que deben dictaminar el próximo 19 de febrero.
La Liga ha buscado el apoyo de las más altas instancias del Estado. Según L'Équipe, buscaron incluso la intervención del presidente, Emmanuel Macron, pero este no acudió a su rescate.
Macron parece menos sensible a los problemas del fútbol que lo fue en su día Nicolas Sarkozy. El expresidente, aficionado del París Saint-Germain, es además amigo personal de Vincent Bolloré, dueño de Vivendi, principal accionista de Canal+.
Según L'Équipe, Macron -hincha del Olympique de Marsella- no ha querido intervenir frente a Bolloré para desbloquear la situación. Este empresario tiene bajo el brazo varias reclamaciones al Gobierno que podrían haber servido como compensación a un gesto para salvar al fútbol, como la reducción del IVA de los abonos o una reforma de los derechos sobre las series que les permita competir en mejores condiciones con grupos como Netflix.
Pero el oído de Macron parece menos sensible a sus demandas que en el pasado fue el de Sarkozy. Bolloré no oculta sus opiniones políticas conservadoras, que se han ido imponiendo en los medios que controla Vivendi, lo que hace poco viable una intervención salvadora del Elíseo.
Por el momento, a la espera de encontrar una solución, Telefoot, canal creado por Mediapro para difundir la liga francesa, mantiene su actividad y, según algunos medios, lo hará al menos hasta el 3 de febrero. Después, un precipicio de cierne sobre el fútbol galo.
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