El equipo de la Juventus perdía 0-1 pero gracias a dos cabezazos terminó superando este sábado en el epílogo 2-1 al Torino en el derbi de Turín.
Las acciones parecen calcadas: centro de Juan Guillermo Cuadrado desde el costado derecho, al centro del área, y la aparición de dos compañeros para mandarla al fondo del arco de cabeza. Lo único diferente son los definidores, Weston McKennie primero y Leonardo Bonucci después. Esas dos jugadas le permitieron a Juventus darle vuelta al clásico de Turín y superar 2-1 a Torino en un partido complicado.
De hecho, Torino se fue adelante con el tanto del camerunés Nikolas Nkoulou y estuvo en ventaja durante 77 minutos de partido. Y ni Cristiano Ronaldo, ni Paulo Daybala, ni el resto de las estrellas pudieron equilibrar la balanza.
Sin embargo, apareció McKennie, el norteamericano de 22 años para descontar y después, en el cierre, el veterano Bonucci para cambiar el panorama y generar el festejo a rabiar de todo el banco de la Vecchia Signora.
Quizá, el pecado del visitante fue defenderse desde tan temprano y sabiendo que contener a un equipo tan ofensivo como la Juve es agobiante si se le entrega la pelota y si no se tiene cómo atacarlo.
En otras palabras, estando atrás de esa manera era inevitable que llegara el empate, que el triunfo se escapara y que los últimos instantes del partido fueran tan apretados y tan angustiosos para Torino.
Cuadrado fue una de las figuras del partido por sus asistencias. Y eso que marcó, pero el VAR le anuló el gol por, curiosamente, posición adelantada de Bonucci.
Al final, dos acciones alejadas, pero muy trabajadas, salvaron a Pirlo y compañía que, por ahora, son segundos de la Serie A con 20 puntos, y que se quedaron, como tantas otras veces, con el clásico de Turín.