Llegaba Leo Messi a última hora de la tarde de este pasado miércoles a Barcelona. Aterrizaba tras 15 horas de vuelo tras jugar ante Perú con Argentina. Nada más pisar suelo español, un inspector de Hacienda, como él mismo señaló, llevó a cabo una habitual inspección, trámite que solucionó y demoró su paseo entre flashes y micros.
Entre la lluvia de preguntas, una repicó por encima del resto. El «régimen del terror» al que aludió días atrás el ex agente de Griezmann para denominar el poder del argentino en el vestuario del Barça. En ese momento explotó por enésima vez Leo Messi.
«La verdad ya estoy un poco cansado de ser siempre problema de todo en el club», decía Messi ante la pregunta. Soltaba la bomba y explotaba de nuevo en el epicentro del Fútbol Club Barcelona. No es la primera vez que el argentino suelta una así y parece ser que tampoco será la última. Cada vez son más próximas sus declaraciones caldeadas, cargadas de molestia. En esta última, destaca una palabra por encima del resto, empleada con una alta dosis de hartazgo: cansancio.
Leo está cansado. Cansado porque de un tiempo a esta parte no paran de acumularse los problemas a él y al Barça. Y como bien decía, parece que todo lo que pasa en el club le tiene a él detrás, de fondo. No son pocos los motivos que han llevado al rosarino a este punto, a portar el vaso prácticamente lleno. Y ya sabemos cada vez que cae un simple gota, el vaso rebosa. El cansancio de Messi viene de largo. Su último año y medio en el Barça está siendo un quebradero de cabeza constante y, lejos de ir solucionando nuevos líos, solo se añaden nuevos problemas.
Nulo rumbo deportivo
El Barça lleva con un pobre rumbo deportivo desde hace varias temporadas. El sostén del equipo en los últimos años viene siendo la base que encumbró al equipo en la última década. La época dorada de este Barcelona, con Leo Messi como gran estandarte, estuvo alineada con los Ronaldinho, Eto’o, Puyol, Xavi, Iniesta, Piqué o Busquets. Pocos quedan de años mejores y la política de fichajes reciente ha dejado más bluff que booms. No han llegado figuras solventes que ayuden a la vieja guardia a mantener el honor del pasado.
Señalado desde la llegada de Griezmann
Desde la llegada Antoine Griezmann, su relación con Leo Messi ha sido objeto de debate. Desde que comenzó la pretemporada del francés con los culés se dejó notar la nula sintonía que existía entre las dos estrellas del equipo. Pese a que ex colchonero llegara a declarar en alguna ocasión que pronto se entenderían, Messi no apagó en ningún momento el fuego que se había originado. El runrún entre ambos sigue vigente a día de hoy y fue productor del último mosqueo del 10.
Fracaso en Champions
Las últimas temporadas en Champions League el Barça fue un espejismo. Eliminatorias encarriladas que acabaron en humillación, goleadas sin respuestas y una clara sensación de inferioridad táctica y técnica que ha llevó en esta pasada edición a figuras como Gerard Piqué a ofrecer su puesto en el club. Aquello derivó en una purga que solo se llevó por delante a un peso pasado: Suárez.
La marcha de Luis Suárez
Más que la marcha de Luis Suárez –que también–, lo que realmente dañó la fe de Leo Messi en el Barcelona fue el cómo. Al uruguayo, tras una trayectoria excelsa con la elástica culé, se le puso el cartelón de transferible y se le acabó regalando a un rival directo como el Atlético de Madrid. La amistad que les une y cómo se desencadenó todo llevó al argentino incluso a manifestar su malestar en sus redes.
Reducción salarial
La reducción salarial que planeaba la junta directiva de Josep María Bartomeu y que continúa gestionado la Junta Gestora que hoy controla el club es otro de los focos de malestar de Messi. Para la viabilidad del club es fundamental el tijeretazo del 30% a los contratos de la plantilla y es el sueldazo del 10 el que mejor beneficio supondría para las arcas del club. Messi, desde el primer momento que se comentó la medida, es contrario a ella. Además, que otros pesos pesados como Piqué hayan aceptado el recorte, genera mayor malestar en el jugador.
La anterior directiva
La directiva de Josep María Bartomeu ha dejado una gran mancha en el club. La división entre ésta y la plantilla era notoria y muy diferente a otras gestiones anteriores. No son pocos los movimientos y acciones que llevó a cabo la anterior Junta que generaron malestar y rechazo a la plantilla. Entre ellos, Messi.
Criticado por su escasez goleadora
El inicio de la presente campaña, con Ronald Koeman en el banquillo, ha deparado también dudas. El fútbol de los culés es intermitentes, al igual que el del 10. Messi está ante su temporada menos goleadora de su carrera y los goles que viene cosechando, excepto uno, llegaron desde el punto de penalti. Su rendimiento se mide al detalle y en estos momentos está en el foco debido a su escaso impacto numérico.
Fuente: OK Diario