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La relación mística del Real Madrid con la Copa de Europa se puede explicar a través de las fotografías que Sergio Ramos ha ido cincelando en la memoria colectiva a lo largo de estos años. Cabezazos inapelables. Acciones defensivas al límite.

La frontera frente a la barbarie. Una sobredosis de confianza que le infla el pecho donde a otros les tiemblan las piernas y se quedan sin pulso. Alguien que, mirando las 13 'orejonas' bordadas en la camiseta, es consciente de la responsabilidad y del peso del escudo que recae sobre el brazalete. Con el capitán blanco, la derrota es una posibilidad, pero no una opción real. Al menos para él.

Cada vez queda más lejos aquel jugador que se desplomaba competitivamente en el día a día y al que tan solo la magia de la Champions League le excitaba lo suficiente como para mantener un alto grado de concentración en todas las acciones del juego. No es que el hechizo se haya roto, es que Ramos ha expandido su ascendencia en todas las competiciones. Jorge Valdano explica por qué esos errores se han ido quedando prácticamente obsoletos con el paso del tiempo: “Daba la sensación de que las cosas demasiado fáciles las hacía con demasiada suficiencia y por eso cometía errores que resultaban sorprendentes para su nivel, pero la experiencia te va dando sabiduría. Estamos ante un central completo”.

El ‘4’ marca la diferencia entre un Real Madrid capaz de vencer a cualquier rival y otro que, sin su capataz, pierde un argumento competitivo de primer orden al que agarrarse. Ramos es una representación exagerada del Real Madrid. El encargado de recordarle en cada momento quién es y qué hace ahí.

 

Pasar de la gloria a la desgracia en los niveles más altos está en un detalle, y para lidiar con esa presión mediática de dedicarse al futbol y sobrellevar la presión, se necesita ser fuerte mentalmente

El hombre que le hizo debutar en el Sevilla, Joaquín Caparrós, explica por qué su carácter jugó un papel crucial en su aparición con el primer equipo andaluz: “Nos llamó la atención porque tenía una personalidad muy marcada. Hacía cosas que el resto no se atrevía. Mira, en los entrenamientos había muchos choques y saltaban chispas. Hablamos de duelos con Javi Navarro, Pablo Alfaro, Darío Silva, Julio Baptista, Aitor Ocio o Dani Alves, imagínate [risas…]. El tema es que él siempre decía ‘yo estoy aquí’, así que el día que debutó con 17 años en Riazor y secó a Albert Luque, no nos sorprendió”.

¿El líder nace o se hace? Caparrós lo tiene claro: “El líder es innato, lo que pasa es que con el tiempo ha ido aumentando esa capacidad a través de su formación. El que tiene talento va sacándolo. Él ya era veterano de joven, cuando era un chiquillo. Recuerdo que antes de salir al césped animaba a los pesos pesados del vestuario. Y luego, cuando acababa el partido, iba uno a uno felicitando a todos los compañeros y dándoles golpes en el pecho”.

Algo en lo que coincide Jorge Valdano: “La capacidad de transmisión está ligada a su personalidad e influencia. Es un líder natural y no es que lo haya aprendido con el tiempo. Lo que sí que ha aprendido es un mayor conocimiento del juego que hace pesar en cualquier momento. Estamos ante un jugador de una enorme madurez y un líder de los que ya no quedan”. Del mismo modo, el extécnico sevillista describe su proceso de aprendizaje en el club blanco: “Ramos es una esponja y ha cogido todo lo bueno de futbolistas elegidos. Es una continuación de todos los capitanes que ha tenido el Real Madrid: Pirri, Camacho, Hierro, Raúl e Iker Casillas”.

El centrocampista invisible

Por su parte, el exentrenador y exdirector de fútbol madridista Benito Floro afirma: “Ramos era un futbolista marcado para un grande desde el principio. Arrigo Sacchi se lo propuso a Florentino Pérez y luego se dio el fichaje. Yo le comenté a Caparrós que podía servir para varias demarcaciones y que, por su ímpetu como lateral, hubiese sido un buen centrocampista, porque realmente entre un centrocampista y un central no hay tanta diferencia. Ahora lo está demostrando”.

Y es que la evolución del camero impide ceñir su rol al de simple central. Ser defensa sabe demasiado poco para un hombre con un físico privilegiado que a sus 34 años sigue añadiendo capas de maestría y madurez a su fútbol. Pletórico de confianza y sin problemas de enfermería, Sergio ya no se contenta con desactivar las internadas del rival en su territorio ni posibilitar a sus compañeros que presionen bien arriba en campo contrario al situar la línea defensiva en el centro del campo. Su jurisdicción no entiende de posiciones, por lo que la autoridad que ejerce con y sin balón se esparce por todo el terreno de juego. Para Ramos, su zona es Roma y el resto del campo es territorio romano por conquistar.

“Sergio es un futbolista hegemónico. Es obvio que Raphaël Varane es veloz, pero el equipo pierde la esencia de atrás hacia adelante cuando Sergio no está. Es un defensa programado para atacar y los errores que a veces comete vienen por desubicarse a consecuencia de ello. Un futbolista de este calibre no sale todos los días”, confiesa Benito Floro.

Por su parte, Jorge Valdano añade: “Cuando Ramos no está, Varane se tiene que hacer cargo de más funciones y es más fácil que cometa errores. El equipo tiembla sin él. Quizás hablamos de la defensa más completa del mundo, por lo que son capaces de hacer a mar abierto y su eficacia en el mano a mano cuando juegan juntos”. Juventus 2017/18, Ajax 2018/19, Manchester City 2019/20 y Shakhtar Donestk 2020/21. Cada vez que el francés ha tenido que erigirse en líder de la defensa ante la baja del capitán, ha fracasado estrepitosamente.

El andaluz ha alcanzado la cúspide de su fútbol. Sus funciones con balón en el sistema de Zinédine Zidane se asemejan más a las de un mediocentro que a un central de la vieja escuela. Tanto es así que junto a Toni Kroos y Karim Benzema, el capitán compone la columna vertebral en la estructura con pelota del equipo. “Siempre ha estado bien dotado técnicamente, pero ahora tiene una salida muy limpia desde atrás. Y en este fútbol actual esto es un factor crítico, porque sacarla con inteligencia significa ir marcando superioridades numéricas en otros sectores del campo”, explica Jorge Valdano.

Pases cortos para dar ritmo a la circulación, cambios de orientación medidos hacia los extremos, conducciones para atraer y dividir. No es solo lírica, Ramos filtra pases entre líneas sin parar hasta encadenar jugadas enteras. “Él sabe interpretar el juego en cada momento. Es una maravilla ver cómo ejecuta sus acciones con velocidad y da el paso adelante necesario. Rompe líneas, hace paredes en largo; el balón tiene un imán para él. Luego está el tema de la pelota parada donde todo el mundo sabe que le van a buscar y aun así, acaba rematando la acción. Eso es intuición e inteligencia”, declara Joaquín Caparrós.

Líder de la defensa, cerebro en salida de balón y arma de destrucción masiva a pelota parada. La gestión del cuero que realiza en el inicio de la jugada le convierte en uno de los zagueros más decisivos y ascendentes de LaLiga. Es él quien marca el ritmo de la jugada, quien lo aumenta e indica a través de sus pases hacia donde virará el juego. El central de los 100 goles, el segundo máximo goleador del Real Madrid campeón de Liga con 11 dianas y un especialista desde el punto de penalti cuyo balance son 13 penas máximas anotadas de las últimas 13.

Finaliza contrato en junio de 2021

Lo que en muchos jugadores podría sonar a herejía por una cuestión generacional, en el caso del central cobra otro caliz. ¿Está Ramos en el mejor momento de su carrera? Joaquín Caparrós: “¿Qué duda cabe? Es que sin lesiones va a mejorar esta temporada respecto a la pasada. Vive para el fútbol, es un obseso de mejorar y siempre quiere estar mejor. En el Sevilla siempre se quedaba después de los entrenamientos para seguir trabajando”.

Los tres extécnicos coinciden. Según Benito Floro: "Ramos es como el vino. Conforme va pasando el tiempo y sigue estando en buenas condiciones, sabe sacar más provecho de sus cualidades. Debería reservarse algún partido porque al jugar con el ritmo diabólico de hoy en día es necesario equilibrar, pero es tan competitivo...". Jorge Valdano apuntala la teoría: “Me da la sensación de que él lo siente así. Está en un gran momento de confianza personal y eso termina transmitiendo sensaciones muy útiles para el equipo”.

“Está mejor que el año pasado y el que viene aún estará mejor. Tiene ese concepto del deporte y es un gran profesional, es un animal competitivo”, argumenta Joaquín Caparrós. A pesar de estar en el punto álgido de su carrera, el contrato del capitán madridista expira en junio de 2021 y desde enero podría negociar libremente con cualquier otro club. Hasta el momento, Zidane no ha encontrado en la plantilla a un defensa con la capacidad de dotar de los metros, la autoestima y la sobriedad necesaria al equipo como ha hecho Sergio Ramos. Para bien o para mal, la situación se resolverá pronto.

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