Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que cualquier cruce ante un equipo español sembraba el miedo en la Champions League. En esta última década, entre Madrid (sobre todo) y Barcelona han reinado en la máxima competición y con un batallero Atlético de Madrid que si no tiene alguna corona es porque se topó con dos derbis en la final.
Esta edición de Champions está dejando entrever la crisis actual que vive el fútbol español. La primera jornada lo dejó al descubierto, lo desnudó.
El Barcelona fue el único equipo que salió con algo que celebrar en esta primera jornada de la fase de grupos. Los culés se llevaron los tres puntos (5-1) y hasta ahí podemos contar como celebración. Pese al triunfo y goleada, donde los atacantes blaugrana se reencontraron con la portería, el equipo de Koeman dejó dudas, mostró carencias, heridas sin subsanar y debilidades ante quizá el rival más débil de toda la Champions League, el Ferencvaros húngaro.
El Sevilla también sacó un punto ante el Chelsea en Stamford Bridge (0-0). Puntuar fuera de casa ante el otro favorito del grupo no se puede dejar como algo malo, todo lo contrario. Los nervionenses dieron la cara, mostraron su capacidad y dejaron claro que la planificación y dirección deportiva de Monchi da sus frutos. Funciona. Pero…
Al otro lado, las terribles imágenes que dejaron los dos clubes capitalinos. El Real Madrid sigue en caída libre. Ante el Shakhtar Donetsk, en uno de los primeros 45 minutos más bochornosos de toda la Era de Zinedine Zidane, los blancos entraron en la UCI (2-3). El Atlético de Madrid fue un muñeco en las manos de los niños del Bayern de Múnich, a los que retrataron con una goleada tan dolorosa como clara de los bávaros (4-0).
La Premier, a años luz
La liga española ha caído por su propio peso esta temporada. La pandemia ha sido virulenta con España y su economía, la ha destronado y empujado hacia un agujero peligroso. Ahí están los datos del mercado, las maniobras de unos y otros, cómo han dejado ir y poco han logrado que entre. Al otro lado, como si de un ente invulnerable se tratara, la Premier League.
Liverpool, Chelsea, Manchester United, City…. La competición inglesa está a años luz de LaLiga en todo. Los ingresos, la inmensa capacidad financiera que le otorga a todos y cada uno de sus clubes, la organización y seguridad de su torneo y, de un tiempo a esta parte, las grandes estrellas del mundo del fútbol. La Premier lo tiene todo.
El resto pisa con fuerza
No muy lejos comienzan a asomar el resto. La Bundesliga siempre ha sido autosuficiente, poderosa y cada vez más segura. El fútbol alemán siempre emerge y el Bayern de Múnich, el BVB o el RB Leipzig son muestra de ello. Su dirección deportiva y política de fichajes es un ejemplo: no fichan estrellas, las forman. La cantera germana está desde hace tiempo a la cabeza en el cielo, no para de colocar estrellas en el firmamento.
En la Serie A, y gracias en parte a las condiciones fiscales que permite el país y que facilita los grandes contratos a sus futbolistas –véase Cristiano Ronaldo–, está resurgiendo. Ha sido lento, un proceso calmado, de paso a paso, pero firme y sólido. La Juventus nunca se fue pero vuelven a asustar otros equipos que llegan desde atrás como el Inter de Milán o el Atalanta.
A la cola, pero cada vez más fuerte, la Ligue 1. La estela del Paris Saint Germain, un coloso por convicción, está permitiendo ver de nuevo a clubes del panorama galo. El Olympique de Lyon fue grande no hace mucho –el Real Madrid no tiene buenos recuerdos con ellos– y vuelve a pegar a la puerta de Europa. No se parece el caso del Rennes, que se ha hecho así mismo gracias al cada vez más atractivo fútbol francés y a su política de cantera. Ahí está Camavinga, con un futuro gigantesco.
Fuente: OK Diario