Martin Odegaard firmó su doblete y la victoria del Arsenal, que agrandó su liderato hasta los cinco puntos, por su triunfo frente a los Wolverhampton y por la derrota horas antes del Manchester City, que lo catapultan en la cima.
Ya son 14 partidos, de los que ha ganado 12, imponente desde el inicio del curso, con un aspecto reconocible de aspirante a todo en esta edición de la Premier League, en la que ha ganado seis de sus últimos siete encuentros y en la que, cada vez, parece más inalcanzable para el resto. No solo para Erling Haaland y Pep Guardiola, sino aún más para el resto. El Newcastle, tercero, y el Tottenham, cuarto, con un partido más, están a siete y ocho puntos.
Ni siquiera necesitó un gran partido el Arsenal, limitado a una cantidad mínima de ocasiones comparativamente con lo que suele generar; aún más en el primer tiempo, reducido a un gol anulado por un claro fuera de juego a Gabriel Jesus y a otro remate al larguero del delantero brasileño, quizá también en una posición ilegal que sólo habría detectado el VAR de haber sido gol. El pase de Bukayo Saka fue de lo mejor de todo el primer acto del equipo londinense, que perdió a Granit Xhaka cuando el encuentro circulaba por su tramo inicial.
Una indisposición, aparentemente, lo apartó del choque una vez comenzado. Al minuto y medio pidió a sus compañeros que lanzaran el balón fuera. Agachó la cabeza, se sentó en el suelo, bebió líquido, conversó con los servicios médicos de su club y decidió seguir sobre el terreno. Fue cuestión de tiempo su sustitución. El internacional suizo, que jugará el Mundial, reclamó el cambio al cuarto de hora, cuando fue reemplazado por Fabio Vieira. Una baja importante en el once tipo que ha manejado durante toda la temporada Mikel Arteta.
Salvo esos dos momentos puntuales, el Arsenal no tiró a portería en todo el primer tiempo, tan extraño en un equipo que genera tanto, con individualidades como Gabriel Martinelli, Gabriel Jesús o Saka, porque, además, le transmitieron más inquietud los Wolves que viceversa, lanzado el bloque local en el vértigo al contragolpe de jugadores como Adama Traoré o Gonçalo Guedes, al que se cruzó salvador Saliba cuando se proponía para el 1-0.
Sintió el peligro, nítido, cada vez que su rival se atrevió a salir veloz hacia adelante, la mejor destreza de los Wolves, por las condiciones de sus futbolistas de ataque de este sábado, sin Diego Costa -sancionado- ni Raúl Jiménez -lesionado-, fiado su ofensiva a Guedes y Adama Traoré, dos velocistas que pusieron en más de un aprieto al equipo londinense.
Pero el Arsenal está repleto de recursos. Incluso en un partido tan espeso, por más que enfrente estaba el último de la clasificación, es capaz de resolverlo de la nada, en un instante, en cuanto conectan sus jugadores, en cuanto la inspiración surge en alguno de ellos, como ocurrió con el pase que se inventó Gabriel Jesús hacia Fabio Vieira, que condujo, aguantó y regaló el 0-1 a su equipo y a Martin Odegaard. No hubo respuesta de su rival, desbordado del principio al fin de ese lance, como le hubiera ocurrido a casi todos.
Ya no reaccionaron los Wolves, mientras aguarda el inicio, real, de la era Julen Lopetegui. Aterrizado el viernes, el técnico fue aclamado por sus nuevos aficionados cuando paseó por el césped. Después, desde el palco, observó a su nuevo conjunto contra el mejor equipo de la actual temporada en la Premier League. Por delante, mes y medio de parón para implantar sus ideas, ajustar su conjunto, formar un bloque y recaudar las victorias suficientes para esquivar el descenso, que es una amenaza evidente. Es último.
Por si había alguna, Odegaard, ya en el minuto 75, sentenció el encuentro, con un volea dentro del área definitiva para dar otro más hacia el éxito. Su ventaja ya es de cinco puntos. Un aviso para todos del líder, que alcanza el parón del Mundial completamente reforzado.