La liga de fútbol femenino estadounidense está plagada de abusos “sistémicos”. Desde las divisiones más altas a las competiciones juveniles.
Es la conclusión de un demoledor informe hecho público este lunes, a instancias de US Soccer, en el que se denuncian las malas prácticas y cómo, pese a repetidas denuncias, “quienes estaban en posición de corregir (los problemas) permanecieron silenciosos”.
El informe se publica un año después de que las jugadoras, furiosas por unas experiencias generalizadas que ponían de manifiesto una cultura de abuso en este deporte femenino, rechazaran salir al campo a jugar para exigir una investigación exhaustiva de los incidentes. Varios partidos quedaron aplazados.
Las protestas de las deportistas, entre ellas algunas de las mayores celebridades en su disciplina, se multiplicaban. Varios ejecutivos de la liga femenina fueron cesados o dimitieron. Las denuncias salpicaban a la mitad de los entrenadores de la liga. Finalmente, las autoridades deportivas encargaron a la abogada Sally Yates, antigua número dos del Departamento de Justicia, y a la firma de abogados King and Spalding que investigaran las denuncias que ya habían publicado medios como The Athletic y The Washington Post.
El documento describe, entre otros casos, los tocamientos del entrenador jefe del Racing Louisville, Christy Holly, hacia una de las jugadoras del equipo, Erin Simon. En un episodio determinado, el entrenador convocó a la deportista a ver la grabación de uno de los partidos, a solas. Al sentarse junto a ella, le declaró que la tocaría cada vez que en el vídeo se la viera cometiendo un error en un pase. Y lo hizo. “El vídeo acabó, y ella se marchó. Cuando su compañera de equipo la recogió para llevarla a casa, Simon rompió a llorar”, explica el informe, elaborado por la abogada Sally Yates. Pero “Holly no es el único entrenador en haber perpetrado abusos en la Liga, y Simon no es la única jugadora que los ha recibido”.
“Nuestra investigación revela una liga en la que el abuso y el comportamiento inapropiado -abusos verbales y emocionales, así como conducta sexual inadecuada- se han convertido en algo sistémico, que abarca múltiples equipos, entrenadores, y víctimas”, apunta el documento. “El abuso en la liga femenina está enraizado en una cultura más profunda en el fútbol femenino, que comienza en las competiciones juveniles, y que normaliza el abuso verbal en los entrenamientos y borra las fronteras entre entrenadores y jugadoras”.
Ese abuso verbal, precisa el texto, no es meramente “entrenamiento duro”. Ni las jugadoras que lo denuncian son “florecitas delicadas; están entre las mejores deportistas del mundo”. Entre ellas figuran veteranas del Mundial y de los Juegos Olímpicos, apunta el informe, que entrevistó a más de doscientas futbolistas para investigar las denuncias.
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“Escuchamos denuncia tras denuncia de broncas degradantes y sin descanso; una manipulación que no trataba de mejorar el rendimiento deportivo, sino que iba de poder y de venganza contra quienes quisieron ponerlo en evidencia. Y aún más problemáticas fueron las historias de conducta inapropiada en el terreno sexual”, que abarcó desde los comentarios subidos de tono a las relaciones sexuales forzosas.
Los equipos, los directivos de la Liga, y la propia federación de fútbol estadounidense, más preocupados por la posibilidad de que los entrenadores acusados pudieran demandarles, o por la situación económica de este deporte femenino, evitaron reaccionar ante las denuncias. “También evitaron implantar medidas para prevenir” esos incidentes o para atajarlos, pese a que en privado algunos directivos reconocieron la necesidad de dar pasos para corregir el problema. Sin castigo ni obligación de rendir cuentas, los entrenadores abusivos fueron pasando de equipo en equipo, sin ninguna mención pública a los incidentes que dejaban atrás.
El informe recomienda, entre otras cosas, hacer pública una lista de los individuos castigados por las autoridades futbolísticas, e investigar la idoneidad de los entrenadores antes de concederles la licencia para ejercer. También sugiere contratar funcionarios que se encarguen de la seguridad de las jugadoras, y enfatiza la necesidad de establecer normas claras sobre el comportamiento profesional.
En un comunicado, la presidenta de la federación de fútbol femenino, Cindy Parlow Cone, ella misma antigua jugadora de la selección nacional, calificó las denuncias del informe como “profundamente preocupantes y dolorosas”. Su entidad, subraya, aplicará de inmediato algunas de las recomendaciones del informe. La federación, declara, está “totalmente comprometida a hacer lo que esté en su mano para garantizar que todas las jugadoras, a todos los niveles, cuentan con un lugar seguro y lleno de respeto para aprender, crecer y competir”
Fuente: Diario El País España