Antes de él, todos los reconocimientos eran para los goleadores y los atacantes. Pero llegó, inventó un nuevo puesto y logró ser el mejor demostrando que desde atrás también se puede ser campeón.
En 1945, terminando la Segunda Guerra Mundial, en la misma Múnich tomada por el ejército estadounidense, venía al mundo un pequeño de nombre Franz Anton. Cuatro meses después del cierre del conflicto bélico, el bebé nacía entre escombros, ruina, incertidumbre y la vergüenza de un pueblo alemán hundido por la derrota militar.
Vivir, o sobrevivir, en el barrio obrero de Giesing no era sencillo para nadie y menos para un chico empeñado en analizar y estructurar todo lo que hacía, veía y pensaba porque desde pequeño dio muestras de una capacidad natural para ordenar, delimitar y dar un mejor sentido a las cosas, como al balón por ejemplo.
Al poco tiempo de finalizada la guerra, las calles, edificios y parques se fueron reconstruyendo y el chico alto y que gustaba de caminar erguido empezaba a dar muestras de un toque fino al balón; cuando llegó el triunfo alemán en la Copa del Mundo de Suiza en 1954, decidió que sería futbolista costara lo que costara pues quería emular a su ídolo, el mítico alemán Fritz Walter, alma de ese equipo teutón.
Con trece años, soñaba con llegar al 1860 Múnich, en ese entonces el equipo más popular de su región. Con esa edad, participó como jugador del SC 1906 Múnich frente al equipo de sus amores. Por ese entonces, Franz jugaba como delantero y empezó a recibir patadas de un defensor del 1860, al punto que respondió a los golpes y se dio una trifulca en la cancha en la cual ofendieron duramente al futuro ídolo. Esta experiencia lo marcó de por vida, al punto que no quiso jugar nunca en el 1860 para no ser un jugador con ese perfil duro y procaz.
En 1959, ingresó a las categorías menores del Bayern Múnich y empezó a destacar hasta debutar con el primer equipo en 1964 con 18 años. En medio de una gira a Austria, se fotografió al lado de una estatua del monarca, Francisco José I de Austria, quien era conocido como El Káiser (El Emperador). Sus compañeros le endilgaron dicho sobrenombre por su elegante forma de jugar al fútbol y su liderazgo en el equipo a pesar de contar con solo 22 años en ese momento.
Su juego diferente, con salida limpia desde atrás, ordenando a su equipo como lo haría un emperador a sus súbditos, con una marca siempre al balón y un liderazgo absoluto, Franz creó y pulió un concepto de jugador que no existía antes de él: el líbero!
Con el Bayern logró todos los títulos posibles, al comandar un equipo lleno de figuras: Gerd Müller, Uli Hoeness, Sepp Maier o Karl-Heinz Rummenigge, entre otros. Este equipo se paseó por Europa en los 70's logrando cuatro Bundesligas, tres Copas de Europa, una intercontinental. Pero lo que lo encumbró a lo más alto fue el título que Alemania obtuvo ante la famosa "Naranja Mecánica" de Cruyff en 1974. Una de sus imágenes más icónicas se produce en el llamado "Partido del Siglo", cuando en la semifinal en el Mundial mexicano de 1970, Alemania e Italia se enfrentaron por la final ante el Brasil de Pelé. Ese día terminó jugando con un cabestrillo en su brazo por una lesión que mermó su fútbol pero no su orgullo alemán.
Todo esto, y mucho más, hizo que Beckenbauer fuera ganador del Balón de Oro en 1972 y 1976, siendo el primer defensa en la historia que lograra dicho galardón.
Pero su palmarés no se acaba ahí; una vez retirado, en 1983, se dedicó al banquillo como director técnico y los triunfos también llegaron: campeón con su Bayern y con la selección alemana en el mundial de 1990; siendo uno de los tres personajes del fútbol que fueron campeones mundiales como futbolistas y como entrenadores: Mario Zagallo, Didier Deschamps y él mismo.
Actualmente se desempeña como presidente honorario del Bayern Múnich. Es reconocido como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos y el más grande en su posición, posición en la cual demostró que se podían ganar partidos y campeonatos.
Habrá que esperar mucho tiempo para ver a un defensor parecido… O simplemente disfrutar de lo que fue y contentarse con lo que hay ahora.
MÁS INFORMACIÓN
Grecia fue contundente y se impone ante Pérez Zeledón (2-0)
FIFA inició segunda fase de venta de entradas para el Mundial de Qatar
Hijo de Didier Drogba abandonó equipo portugués sin explicaciones