El aumento de contagios de Covid-19 en Roma tras la Eurocopa vuelve a poner el fútbol en la mira. Se espera que para los Juegos Olímpicos, que en estos momentos se disputan en Tokio, hayan aprendido la lección.
Sobre este tema el Diario El Confidencial de España presentó la siguiente nota:
Aquí la nota
Una fría venganza del coronavirus sobre el fútbol se está consumando en Italia. A diez días de distancia de la victoria por penales de Italia sobre Inglaterra para la conquista de la Eurocopa 2020, los contagios se han disparado en la capital italiana. En plata: el 11 de julio, día del triunfo italiano en los europeos, los nuevos casos registrados eran 122, mientras que ahora rondan los 600, cinco veces más, según las cifras de las autoridades sanitarias. La situación no es apocalíptica, pero sí ha despertado preocupación y una pregunta: ¿es culpa de los festejos de la Euro2020? Tokio, que acoge estas semanas las Olimpiadas, bien puede estar tomando nota.
Hay bazas a favor de esta tesis. El primer foco identificado del brote fue el de un grupo de jóvenes que se congregó en el interior de un bar para disfrutar de los cuartos de final Italia-Bélgica. Tras detectarse los primeros casos, el número de infectados ha aumentado rápidamente, de 5 a 70, y luego a más de 100, de edades que van desde los 14 a 60 años. Todas personas que asistieron aquel día al partido, y que contagiaron a parientes y amigos.
Y más aún. Otro foco que está siendo investigado es el de un segundo grupo que vio la final Italia en una cafetería en Corso Trieste, localizad, al igual que el caso anterior, en un barrio adinerado de la ciudad. En este caso, los infectados son -de momento- unos 30. Y también ha habido casos en Ostia, localidad costera que es administrativamente parte de la urbe italiana.
La ‘variante UEFA’
Algunos, muy sarcásticamente, lo llaman ya "la variante UEFA", o "el efecto Gravina" (por Gabriele, el presidente de la Federación Italiana de Fútbol). Gravina ha sido acusado de permitir que los Azzurri desfilasen el 12 de julio, el día de la fiesta callejera por la victoria italiana, en un bus abierto que paseó por las calles de Roma abriéndose paso entre mareas de personas que no respetaron el distanciamiento social y muchos sin mascarillas. “Estamos pagando las secuelas de llamado ‘efecto Gravina’. Los casos están destinados a aumentar aún por unos días”, declaró el concejar de Salud de la región del Lazio (cuya capital es Roma), Alessio D’Amato. "Asociar a una persona la responsabilidad del repunte de contagios, que por otro lado están aumentando en toda Europa, me parece inoportuno y para nada correcto", se ha defendido esta semana el directivo Gravina. El propio D'Amato ha precisado que, pese a todo, la situación actual está bajo control y los hospitales no están saturados.
La tesis de contagios masivos tras la celebración de la victoria en la Eurocopa ya había sido sugerida por Matteo Piantedosi, prefecto de policía de Roma, quien, se quejó amargamente de aquel desfile en una entrevista en Il Corriere della Sera. Al ver las imágenes de las aglomeraciones, Piantedosi no escondió su ira y afirmó que el equipo italiano “no tenía permiso” de la Policía ni del Ministerio de Interior para circular de esa manera. Sin embargo, Piantedosi apuntó más bien a dos jugadores: el capitán Giorgio Chellini y el defensa Leonardo Bonucci. “Sé que Chiellini y Bonucci representaron con determinación su deseo a las fuerzas del orden, y llegados a aquel punto, solo se intentó gestionar la situación de la mejor manera posible”.
El Atalanta-Valencia
En Génova (norte de Italia), el presidente de la región Giovanni Toti y el alcalde Marco Bucci están también en la mira por haber permitido unas pantallas al aire libre para ver la final, lo que, cuando el partido acabó, culminó en una caótica fiesta en las calles. “El Atalanta - Valencia no nos ha enseñado nada”, fue el grito en redes sociales y medios de comunicación.
Se referían al tristemente célebre partido de la Champions League entre Atalanta y Valencia, que se jugó el 19 de febrero de 2020, y que ha sido señalado como uno de los primeros aceleradores de la difusión del Sars-Cov-2 en el norte de Italia al comienzo de la pandemia, que terminó forzando el confinamiento de todo el país. Desde entonces, el ‘calcio’ (así llaman al fútbol en Italia) ha estado bajo sospecha.
El propio Atalanta ha estado más de una vez en el ojo del huracán tras el fatídico partido con el Valencia. El febrero pasado, cuando cerca de 1.000 'tifosi' se saltaron las recomendaciones de las autoridades y se concentraron en las cercanías del estadio Gewiss para animar a los suyos antes de un partido de la Champions contra el Real Madrid, Giorgio Gori, alcalde de Bérgamo, una de las ciudades más golpeadas, evocó el precedente. “Viendo las imágenes que llegan del Gewiss Stadium no he podido no pensar en el Atalanta-Valencia de hace un año, con todo lo que implicó. Entonces éramos inconscientes del riesgo que corríamos, pero ahora es imposible ignorarlo”.
Pero aun así hubo más casos, desde que empezó la pandemia, que han alertado. Entre otros: los homenajes funerarios tras el fallecimiento en diciembre del futbolista argentino Diego Armando Maradona, y los descontrolados festejos en Nápoles de junio de 2020, cuando el Napoli conquistó la Copa Italia.
Nuevas medidas
Pero, claro, la Italia de hoy no es la del año pasado. Algo más de 28,5 millones de italianos ya tienen la pauta completa de la vacuna, el 52% de la población total. Además el país tampoco ha sido particularmente dócil con el fútbol hasta hace poco, puesto que, hasta la Eurocopa, prácticamente no se permitía el público en los estadios.
En este contexto, el número de contagios disminuyó progresivamente hasta junio, una tendencia que, sin embargo, se ha interrumpido en las últimas semanas. El RT, índice que calcula el promedio de personas que cada persona contagiada puede llegar a infectar, ha pasado de 0,66 a 0,91 la semana pasada.
Un escenario todavía incluso mejor todavía que el de Tokio, que acoge los Juegos Olímpicos en medio de la peor ola de covid desde el pasado enero. Bajo su cuarto estado de emergencia, Japón ha finalmente prohibido el acceso de espectadores a los eventos deportivos, en un intento de impedir que siga escalando el pico de contagios tokiota y termine expandiéndose resto del país. Pese a todo, las autoridades sanitarias de la metrópoli ya avisan de "aumento explosivo" de los contagios y un momento "crítico" para la ciudad a principios de agosto, dos semanas después del inicio de los Juegos, con un pico de más de 2.600 nuevos casos diarios, un escenario peor que la ola que sufrió el país el pasado invierno.
Fuente: Diario El Confidencial España