Una jugada muy particular ocurrió en la segunda división de Francia. Visitaba el Grenoble al Caen y el portero Brice Maubleu acababa de encajar el 1-0. En la siguiente jugada el balón le llegó fácil, pero él, en una acción inexplicable, acabó metiéndoselo en su propia portería al ir a sacar con la mano.
Maubleu se disponía a poner en juego el balón, tras atraparlo con las manos. Lo que viene a ser un saque normal y corriente, como ocurre decenas de veces en cada partido.
Pues no. No fue como los demás. El balón se adhirió a la palma del guante de Maubleu y se despegó demasiado tarde, cuando la trayectoria del brazo proyectó el esférico hacia su portería.
Y él, aunque reaccionó no acertó a sacar el balón bajo palos antes de que cruzase por completo la línea de gol.
Su manotazo llegó tarde, y aunque sus compañeros trataron de salir jugando como si nada hubiera ocurrido el colegiado les chafó la fiesta señalando el círculo central.