Por años, el Bayern Múnich buscó algo más que títulos: necesitaba volver a tener una identidad clara, una filosofía reconocible.
Esa brújula la encontró en su técnico belga de 39 años, Vincent Kompany, un entrenador joven, cerebral, exigente, que le devolvió al equipo el orden, la presión y la agresividad que tanto extrañaban sus aficionados.
Llegó en 2024 tras un paso firme por Inglaterra y de inmediato marcó diferencia: campeón de Bundesliga, ofensivo, comprometido y moderno. Pero el Mundial de Clubes 2025 —el gran objetivo de la temporada— terminó siendo más un espejo de su potencial que una consagración.
Un inicio perfecto: 10-0 ante Auckland
El debut del Bayern fue avasallador: 10-0 al Auckland City. Goles por todos lados, una presión constante y una joya del torneo: Jamal Musiala marcó tres tantos en solo 17 minutos.
Fue también la primera señal de que Kompany había transformado al equipo. Jugaban como un bloque, con hambre, precisión y energía.
Y en esa misma noche, Thomas Müller, leyenda viva del club, marcó dos goles y empezó a despedirse del fútbol profesional como solo los grandes saben hacerlo: con clase, goles y humildad.
Victoria exigente ante Flamengo
En octavos de final, el Bayern venció 4-2 a Flamengo. El partido fue mucho más cerrado y físico. Se notó el desgaste del torneo, pero también la fortaleza mental del equipo de Kompany.
Joshua Kimmich fue el alma del mediocampo, Kane aportó jerarquía y Olise mostró que es más que promesa.
El partido dejó una lección: el Bayern necesitaba mejorar en recuperación física y control de ritmo en este tipo de duelos intensos.
El golpe más duro: derrota y lesión de Musiala
En cuartos, llegó el momento más doloroso del torneo: derrota 2-0 ante PSG y la gravísima lesión de Jamal Musiala, la joya del equipo.
Una fractura de peroné con daño en ligamentos lo dejará fuera al menos 4 a 5 meses. Su ausencia es tan grande como su talento.
Kompany, conmovido en rueda de prensa, no ocultó su rabia:
“Nunca he estado tan enfadado. No por el resultado, sino por lo que le hicieron a Jamal. Me hierve la sangre”.
La pérdida de Musiala no es solo futbolística. Él era el motor creativo, el desequilibrio, la inspiración. Su baja deja a Kompany sin su pieza clave.
¿Por qué sigue siendo el técnico ideal?
1. Porque construyó un Bayern reconocible. Con un estilo que combina sacrificio colectivo y juego vertical.
2. Porque los jugadores creen en él. Neuer, Kimmich, Sané y hasta Müller elogiaron su forma de liderar.
3. Porque no es solo un entrenador: es un formador, un guía que sabe leer al grupo y crecer con él.
4. Porque esto apenas empieza. Kompany tiene contrato hasta 2027 y ya planea nuevos fichajes para compensar la baja de Musiala.
Conclusión
El Mundial de Clubes no coronó al Bayern, pero sí confirmó algo importante: Vincent Kompany es el hombre correcto en el momento justo.
Su equipo juega con pasión, orden y ambición. Le quedan heridas por sanar —como la de Musiala y la salida de Müller—, pero también una base firme para soñar en grande.
Porque en el fútbol, más importante que ganar un torneo, es saber a qué jugás. Y el Bayern de Kompany, por fin, lo sabe.