Mientras el mundo observa goles, cánticos y finales apretadas, algo más profundo se mueve bajo la superficie.
La celebración simultánea del Mundial de Clubes 2025 y la Copa Oro de la CONCACAF, ambos con epicentro en Estados Unidos, ha generado un fenómeno que va más allá del deporte: una reactivación económica tangible, un movimiento intenso de dólares… y un impulso simbólico para un país que enfrenta un futuro financiero complejo.
Un Mundial que también es un negocio millonario
El nuevo formato del Mundial de Clubes, que en 2025 reúne a 32 clubes de todo el mundo, no solo ha revolucionado lo deportivo. Ha provocado una inyección económica sin precedentes:
• Más de $2.5 mil millones se estiman en ingresos totales para la FIFA y socios comerciales, según proyecciones internas.
Estadios como el SoFi, el MetLife o el Hard Rock Stadium generan ingresos superiores a $15 millones por partido, entre boletos, consumo, hospitalidad y derechos.
Los derechos de transmisión se valoran en más de $1.200 millones, con ESPN, Apple TV, DAZN y otras plataformas digitales repartiéndose el pastel.
La bolsa total de premios alcanza los $150 millones, con $ 34, 3 millones solo para el campeón, casi triplicando lo otorgado en ediciones anteriores.
El merchandising de clubes como Real Madrid, Manchester City o Palmeiras supera los $100 millones en ventas combinadas durante el torneo.
Estados Unidos: anfitrión y epicentro del capital futbolero
Estos torneos no son solo entretenimiento. Representan millones en consumo, turismo, apuestas, publicidad y acuerdos comerciales. Todo eso se traduce en ingresos inmediatos y en algo quizás más importante: confianza temporal en el sistema económico estadounidense.
Datos adicionales:
Se calcula que el gasto promedio de un turista internacional por evento ronda los $2.200, considerando hotel, entradas, transporte, alimentación y souvenirs.
La organización ha generado más de 15.000 empleos temporales, especialmente en servicios logísticos, seguridad, catering y montaje.
Las ciudades sede registran ocupación hotelera por encima del 90%, y cadenas como Marriott o Hilton reportan incrementos de hasta 35% en tarifas.
El balón que impulsa al dólar
En este contexto, el dólar no solo es la moneda de referencia: es el vehículo de toda transacción relevante:
Premios y sueldos se pagan exclusivamente en USD.
Los contratos publicitarios, televisivos y de patrocinio están dolarizados y firmados bajo jurisdicción estadounidense.
Incluso casas de apuestas y plataformas digitales mueven cientos de millones en USD, afectando el flujo y el valor de monedas locales en países participantes.
Aplicaciones de streaming deportivo como FIFA+, Apple TV y Paramount+ capitalizan en dólares con suscripciones globales.
El contraste global
Aunque los efectos sobre monedas latinoamericanas o emergentes no son duraderos, sí se observa un refuerzo coyuntural del dólar. En economías como la costarricense o la argentina, el tipo de cambio se ve presionado ante el aumento de la demanda de dólares por viajes, apuestas y consumo ligado al torneo.
Reflexión final
Quizás un balón no puede resolver los problemas de la economía global.
Pero cuando el mundo gira en torno a él —y todo se paga en dólares—, el país que organiza el espectáculo gana más que copas: gana protagonismo, fluidez y una renovada confianza internacional.
Con premios históricos, una audiencia global superior a 1.500 millones de personas y el control absoluto de los contratos, el fútbol ha sido para Estados Unidos mucho más que un evento deportivo: ha sido un recordatorio de su capacidad para capitalizar el espectáculo y convertirlo en poder blando y rentabilidad real.
Porque en este juego moderno, quien mueve el balón… también mueve los mercados.
*Artículo escrito por Guillermo Cubas xfutbolista costarricense , especialista en economía y negocios que vive desde hace años en Monterrey , México .
REPASE LA CARRERA DE GUILLERMO CUBAS