El equipo Inter Miami no logró defender su ventaja y este lunes igualó 2-2 con Palmeiras en el marco de la tercera y última fecha del grupo A del Mundial de Clubes.
Los goles de Tadeo Allende y Luis Suárez no fueron suficientes ya que el Verdão logró un agónico empate con los tardíos gritos de Paulinho y Mauricio.
Con este resultado, ambos logran el pasaje a los octavos de final. Los paulistas enfrentarán a Botafogo mientras que las Garzas se verán las caras con PSG, exequipo de Lionel Messi.
EL PARTIDO
Desde muy pronto, el Inter Miami quiso desafiar esa hegemonía 'brasileira' y golpeó primero, adelantándose en una de las pocas jugadas claras que conectó en el primer tiempo. El equipo de Javier Mascherano se reivindicó pasado el cuarto de hora, en un contraataque exprés que remachó Tadeo Allende después de que Redondo se sacudiera la pelota y Luis Suárez, en un toque genial de pecho, dejase de cara al argentino para que batiera a Weverton en el mano a mano.
Palmeiras había empezado fuerte, dominando el balón y plantándose con asiduidad en el último tercio rival. Tras encajar anduvo algunos minutos noqueado, aunque fue recuperando poco a poco el mando a través de Raphael Veiga, Facundo Torres y las subidas de Piquerez. Por entonces, el costado izquierdo del 'Verdao' generaba bastante más peligro que el derecho porque a Estevao le habían plantado una doble trampa constante para que no tuviera facilidades al encarar.
Palmeiras desaprovechó concesiones
Sin embargo, esas facilidades las acabó concediendo el propio Inter Miami, que metió a los de Abel Ferreira de lleno a base de errores propios. Falcón y Avilés se obcecaban en salir con la pelota en los pies desde el fondo, pero cada presión del 'Flaco' López era un apuro. Y en un par de pérdidas, Palmeiras estuvo muy cerca de empatar. El que más, Facundo Torres con un disparo cruzado a la media hora de juego que se marchó rozando la base del poste.
Casi ni había empezado la segunda mitad y el conjunto brasileño volvía a avisar en un despiste de los floridanos que corrigió Falcón, rapidísimo al corte en todas. Lo mismo que hablamos de sus equivocaciones con la pelota, el central del Inter Miami estuvo imperial para cerrar los pasillos de los extremos hacia los cortes de José Manuel López, Facundo Torres o Mauricio, que entró en el segundo tiempo por Veiga. El central uruguayo acabó dándose golpes en el pecho tras rascarle un saque de puerta al brasileño. Eso sí, sería protagonista para mal en el empate final.
Un golazo 'made in' Suárez
El susto quedó en eso, porque el Inter Miami lució bien plantado. Allende llegó a rondar el doblete y Leo Messi se hizo con el mando del partido, dándole muchísima calma a cada acción para que aquello no fuese un correcalles que no beneficiaba en absoluto a los del 'Jefecito' Mascherano. Y fue precisamente una 'masterclass' de esconder la pelota del argentino lo que derivaría en el 2-0 de su 'hermanito' Luis Suárez.
El '10' generó una posesión larga de una pelota que parecía perdida. Con Palmeiras a medio camino, Allen le metió una marchita más a la acción y tocó para Suárez, que se arrancó metiendo el cuerpo para marcharse de dos. A continuación recortó delante de Gustavo Gómez en la frontal y se sirvió del rebote para definir con la zurda delante de Weverton, que llegó a tocar sin éxito.
De un 2-0 plácido al 2-2
Cuando parecía que el pescado estaba vendido, al 'Verdao' le vino el arrebato pasional en busca del empate. No quería depender de lo que hiciera el Oporto en el loquísimo duelo que mantenía con el Al Ahly egipcio. Abel Ferreira estuvo fino con los cambios y Paulinho, que había entrado minutos antes, recortó distancias tras un pase espectacular de Estevao al corazón del área.
Le entró el nervio al Inter Miami, que hasta entonces había estado férreo en el segundo tiempo, y Palmeiras no perdonó más. Poquito después del 2-1, cayó el 2-2. Falcón, al que elogiamos por su buen partido en defensa, acabó concediendo con un despeje blandito a un centro por izquierda que le cayó franco a Mauricio, otro de los cambios, para volear y batir a Ustari sin que el argentino pudiera hacer nada más. Un golpetazo que cambió el liderato, que no la clasificación. Hubo empate, pero ni rastro del manido 'biscotto'.