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Subir al estadio de mayor altura del mundo en una eliminatoria le está funcionando a Bolivia: explicaciones biológicas y deportivas

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La Selección de Bolivia ha venido de menos a más en la eliminatoria mundialista rumbo al Mundial 2026. 

El pasado jueves los bolivianos le ganaron de local 1-0 a Colombia y llegaron al sexto lugar con 12 puntos. 

Cambio de sede positivo. 

El estadio Municipal de Villa Ingenio en la ciudad de El Alto, en el altiplano de Bolivia, tiene marcado en blanco la frase: “Se juega donde se vive”.

Tradicionalmente, la selección boliviana ha buscado sacar provecho de la altura en las eliminatorias jugando en el Estadio Olímpico Hernando Siles de la Paz, a unos 3.600 metros sobre el nivel del mar. 

La diferencia es que ha decidido subir más, mucho más.

El estadio Municipal de Villa Ingenio, en El Alto, la segunda ciudad en importancia del país. Se jugará a 4.150 metros, con los picos más altos de Los Andes en el horizonte.

Medio ovalado, con tribunas y butacas desechables, con una capacidad para 24.000 espectadores, el estadio de El Alto es más chico y con menor aforo que el Hernando Siles de La Paz (40.000 aficionados). Pero con 550 metros más de altitud sobre el nivel del mar es uno de los escenarios para partidos internacionales situados a mayor altura.

El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, Fernando Costa, ha dicho a los medios que la cancha estará a prueba para ver la respuesta de los jugadores, espectadores y la organización para así poder determinar si se llevan a cabo otras fechas de las eliminatorias.

Venezuela, que disputa sus partidos como local en la costa, no se ha quejado del partido a una mayor altura en Bolivia, pero sí ha tomado sus previsiones.

En una primera convocatoria de 47 jugadores, su técnico Fernando Batista, incluyó a algunos que militan en ciudades donde se juega en la altura, entre ellos el arquero Alain Baroja, del Always Ready. Sus jugadores también están siendo sometidos a ejercicios de respiración con oxígeno y a una aclimatación en cámaras hiperbáricas.

No todos están de acuerdo en que se dispute partidos de fútbol en la altura.

Tite, quien dirigió a Brasil en los mundiales de 2018 y 2022 y actual entrenador de Flamengo, alzó la voz contra ello y dijo que es “difícil jugar en la altura” tras el choque que su club perdió 1-0 ante Bolívar por los octavos de final de la Copa Libertadores, en La Paz este mes. En el partido de vuelta, Flamengo se impuso 2-0 en el Maracaná de Río de Janeiro para avanzar.

Villegas, el seleccionador boliviano, espera que esa queja de Tite no pase a más y que otros busquen “querer colgarse de eso y caer contra Bolivia”.

La idea de construir el estadio se concibió en 2013 durante gobierno del entonces presidente Evo Morales, como parte de su estrategia de la defensa de la altura después que en 2007, la FIFA dispuso que no se podría jugar encuentros internacionales por encima de los 2.750 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, al año siguiente derogó esa medida ante gestiones de las autoridades de Bolivia.

“La cancha ha sido homologada por la CONMEBOL porque cumple con todos los requisitos que han pedido”, aseguró a The Associated Press Edmundo Vargas, director municipal de deportes de El Alto.

En la nación andina no hay un estudio sobre el impacto que tiene jugar a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, dijo el cardiólogo Carlos Salinas, del Instituto Boliviano de Biología de Altura y con una maestría en la Universidad de Cambridge en estudios sobre la altura.

Mencionó una evaluación que se hizo en 2007 a ciclistas extranjeros que participaron en una competencia a más de 4.000 metros y que, según el cardiólogo, no tuvieron ningún impacto en la salud.

El médico epidemiólogo Jesús Jiménez, con una maestría en la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia, dijo que en 2013 participó de un estudio sobre el impacto que tiene en el futbolista jugar a 3.600 metros, como en La Paz, y que no se encontró ninguna afectación a la salud.

“Nosotros siempre recomendamos a cualquier deportista que tenga una evaluación previa antes de venir a la altura y un periodo de adaptación”, señaló Jiménez.

A medida que se acercaba el choque del jueves, trabajadores dan mantenimiento al drenaje del césped natural, traído de Alemania.

En el El Alto — una ciudad donde viven en su mayoría migrantes aymaras que se consideran férreos defensores de su cultura y ahora del fútbol— se espera con ansias ver correr la pelota en un partido internacional.

Rosa Mendoza, una indígena aymara quien practica el deporte como arquera y pasó de ser hincha de Bolívar a Always Ready, se expresó contenta por el partido de la selección nacional en El Alto. “Aquí vivo, aquí también juego al fútbol”.

El oxígeno escasea en La Paz

La Paz es una ciudad en la que jugar fútbol es notoriamente difícil. 

A esas alturas (3640 metros), el cuerpo de los humanos que están acostumbrados a las planicies empieza a sufrir. 

Históricamente, por ejemplo, los brasileños y los argentinos han tenido problemas para jugar en estas ciudades. 

Argentina no ganó un solo partido de fútbol en Bolivia entre 1973 and 2005, a pesar de que consiguió dos Copas del Mundo y una Copa América en ese período de tiempo.

Pero, ¿por qué sucede esto biológicamente hablando? 

Pues resulta que la baja presión barométrica en las alturas puede causar una perdida aeróbica importante en los deportistas de planicie. Es decir, su cuerpo no transporta ni utiliza el oxígeno tan eficientemente.

La falta de oxígeno genera una acumulación excesiva de ácido láctico, que es la sustancia corporal responsable por la fatiga. Siendo así, los futbolistas cuyo cuerpo no está aclimatado tienen menos explosividad, velocidad, potencia e incluso coordinación.

Por supuesto, esto también puede afectar el lado psicológico de los futbolistas. El mayor cansancio puede llevar a una peor toma de decisiones y los ayuda a cometer más errores no forzados.

Por estas razones, jugar a la altura de Bolivia es frecuentemente una pesadilla para la mayoría de futbolistas.

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