Carlo Ancelotti es uno de los mejores entrenadores en la historia del fútbol por su gran desempeño en los diversos equipos en los que ha estado, pero en el único cuadro en el que pudo haber "fracasado" es el Bayern Múnich, su rival en las semifinales de la Champions League.
El estratega italiano llegó al Bayern tras su paso por el Real Madrid en 2016 y lo que todo inició de color de rosas acabó siendo en una tormentosa salida con varios pesos pesados en su contra.
Etapa de Carlo Ancelotti en el Bayern Múnich
Carlo Ancelotti (64) tiene una cita con su propia historia. Sí, el famoso "gestionador de planteles", máximo ganador como DT de la Champions League (4) y quien más veces llegó a disputar la final (5), tiene una espina y se la querrá sacar: volverá a pisar la tierra del Bayern Múnich, uno de sus pocos fracasos en su mítica carrera como entrenador top. Lo hará con Real Madrid, este martes por las semifinales de la Champions League.
La trayectoria de Ancelotti como entrenador habla por sí sola. Dirigió en las cinco ligas más grandes de Europa, siempre en algún club de alto calibre, y dejó su huella en cada ciclo. Pero detrás de los resultados, la virtud que caracteriza al italiano es su "liderazgo tranquilo", ideal para manejar los egos de planteles repletos de estrellas. Pocas son las figuras generacionales que no pasaron bajo su dirección técnica y se llevaron con él un sinfín de títulos bajo el hombro.
La llave maestra que lleva a Ancelotti a lo más alto parece estar lejos de pasar por la cuestión táctica, sino por su eficaz conducción sobre los planteles que dirige. Aunque la historia se cuenta a la inversa únicamente en Alemania, lugar que estuvo al borde de ponerle fin a su estadía en la élite del deporte rey.
Bayern Múnich representa la excepción a la regla a lo que marca la espalda de Ancelotti. Llegó en 2016 y se fue al año siguiente, con una temporada y monedas disputada. Se trata del ciclo más corto de toda su carera como entrenador -incluso por debajo de sus experiencias no del todo positivas en Napoli y Everton- y en el que vivió algo inaudito en su trayectoria: un vestuario roto, con sus referentes complotados con los dirigentes y sufriendo momentos de tensión continúa. Aquello que nunca había padecido terminó siendo su kryptonita.
"Ancelotti tenía a cinco jugadores en contra, era insostenible. En la vida aprendí un dicho: el enemigo que está en tu cama es el más peligroso. Por eso tuvimos que tomar medidas", confesó el presidente Uli Hoeness años más tarde de ponerle punto final a un ciclo que nunca se pensó que terminaría de manera abrupta por cuestiones internas con el plantel.
La historia tuvo punto final luego de una dura goleada 3-0 sufrida a manos de París-Saint Germain, en fase de grupos de la Champions League. Aunque los resultados deportivos no fueron los motivos reales del despido del entrenador. ¿Qué fue todo lo que pasó en el medio?
Carletto arribó a Múnich con la intención de continuar con el legado que había dejado Pep Guardiola. Firmó un contrato por tres temporadas, apuntando a su clásico estilo de forjar un proyecto a largo plazo. Todo pintaba color de rosas cuando en el club bávaro se encontró con un plantel acorde a los que supo gestionar a la perfección en años anteriores: Franck Ribéry, Arjen Robben, Manuel Neuer, Thomas Müller, Xabi Alonso, Philipp Lahm y Robert Lewandowski. Todas las líneas estaban cubiertas para un ciclo que duró apenas 60 partidos.
Las predicciones imaginaban que la historia de éxitos del entrenador se repetiría. La Champions League era el gran objetivo. Sin embargo, los sucesos extradeportivos fueron los que marcarían el camino de una crónica de una muerte anunciada. "Esto no fue el Bayern Múnich", aseguraron los dirigentes.
La relación entre Ancelotti y Bayern Múnich comenzó con el pie derecho: conquistó la Supercopa alemana y la Bundesliga, con 15 puntos de diferencia sobre el escolta RB Leipzig, aunque todo terminó con gusto a poco. En el medio, la eliminación en cuartos de final de Champions League ante Real Madrid marcó un declive en lo que terminó siendo una temporada con siete derrotas y siete empates. Números pocos habituales en esos casilleros para el gigante alemán. Pero el foco pasaba por otro lado.
Carletto no pudo hacer en Múnich su especialidad: gestionar a la perfección un vestuario. Su tensa relación con los pesos pesado, adaptados al estilo Guardiola, fue llevándolo hacia la puerta de salida. Así comenzó un espiral de un cuestionamientos. Uno de los primeros fue la supuesta baja intensidad de los entrenamientos.
Los tres años de pura exigencia de Pep habían marcado a fuego al plantel. Tanto era el disconformismo con las sesiones de entrenamiento que Robben le marcó la cancha a los dirigentes: "Mi hijo de nueve años se entrena más que nosotros con Ancelotti".
Para dejarlo en claro trascendió que los referentes se entrenaban en privado para completar las cargas que creían necesarias. Otra situación que no gustó nada fue cuando Carletto sumó a su hijo Davide como ayudante de campo -con quien ahora trabaja en Real Madrid-. El plantel se lo hizo notar.
Sin embargo, el momento bisagra de la estadía de Ancelotti en Alemania fue el retiro de Lahm y Alonso, dos columnas que sostenían al entrenador en el cargo. Tras perderlos, Carletto tuvo la idea de revolucionar Múnich: buscó un cambio generacional e intentó formar un equipo con nuevas caras. Pero la intención duró solamente un puñado de partidos.
El DT se encontró con un vestuario abiertamente en contra por primera vez en su carrera. La agonía tuvo en París su punto final. ¿El detalle de aquella noche europea? Comenzaron en el banco de suplentes Ribéry, Robben y Mats Hummels. El ambiente se tornó insostenible y a la hora de decidir por un bando, los dirigentes se inclinaron por los jugadores y despidieron a Ancelotti. Lo reemplazaron con Jupp Heynckes, ganador del triplete en 2013, quien también tuvo al Real Madrid como verdugo, esta vez en semifinales.
"El rendimiento del equipo desde el inicio de la temporada no respondió a lo que se esperaba. El juego en París demostró claramente que había que tomar decisiones", expresó Karl-Heinz Rummenigge, ex delantero emblema del club y actual delegado internacional.
Ancelotti se despidió fiel a su estilo: sin declaraciones ni prestándose a la polémica. La decepción era evidente. Más aún cuando Thomas Müller habló luego de su salida y utilizó como metáfora: "Los años posteriores a Guardiola fueron parecidos al Lejano Oeste, todo lo aprendido en aquellos años se había ido".
Siete años después, Ancelotti regresará al Allianz Arena, donde al momento de su partida las gradas se dividían en dos. Pancartas de apoyo y otras que reclamaban su salida se mezclaban como agua. Aunque ahora no solo tendrá su reencuentro con los hinchas, sino que con aquellas figuras que le pusieron las cosas difíciles, como Müller y Neuer. Carletto desembarca en Múnich con la consciencia tranquila. Es que el tiempo aparenta haberle dado la razón. Al menos así lo considera Rummenigge: "Debimos haber esperado un poco más antes de despedirlo. Después de anunciar la decisión casi lloro... Demostró ser un gran hombre".
Incluso, un referente de aquel entonces como Robert Lewandowski, hoy en el Barcelona, en las últimas horas elogió el paso del entrenador. "Si Carlo se hubiera quedado un poco más y hubiésemos superado la fase difícil con él... Tiene una experiencia increíble".
Ahora, Ancelotti tiene la oportunidad perfecta: visita Alemania con el equipo que en su momento lo eliminó y lo puso en tela de juicio. Una serie en la que Carletto buscará respetar la paternidad del Merengue sobre Bayern Múnich. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío.
Créditos: El Clarín
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