El 6 de septiembre de 1995, René Higuita inmortalizó una gran jugada ante Inglaterra, en Wembley, mientras defendía la portería de Colombia. El arquero devolvió un balón que tenía destino de gol lanzándose hacia delante y utilizando los pies.
A la jugada de guardameta cafetero se le conoció como el Escorpión.
Muchos años antes, el 12 de agosto de 1934 específicamente, el paraguayo Arsenio Erico de Independiente de Argentina ya había realizado semejante acrobacia, no para evitar un gol, sino para convertir un tanto contra Boca Juniors. En aquella época se conoció como “el balancín”.
EL BALANCÍN. El escritor argentino Oscar Dinova se refirió meses atrás acerca del balancín de Erico y la describió así: “En el minuto 68, Antonio Sastre desborda por la derecha, llega hasta el córner y lanza un violento centro a media altura hacia el área de Boca. Un esmirriado delantero llegado ese año de Paraguay se lanza en palomita para conectar el balón pero se pasa de largo, entonces levanta sus tacos al aire e impactando de lleno la pelota, la deposita en el fondo del arco xeneize ante una atribulada tribuna visitante que no puede creer ese malabarismo circense que les ha empatado el partido”.
Arsenio Erico fue un futbolista paraguayo que se destacó en las décadas de 1930 y 1940, considerado por la FIFA como el mejor jugador paraguayo de todos los tiempos y uno de los mejores futbolistas sudamericanos del siglo XX.
Ostenta el récord en la actualidad, de ser el máximo goleador de toda la historia de la Primera División de Argentina. En dicho país jugó con Independiente y Huracán.