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El Liverpool logró este domingo una remontada agónica ante Fulham en cuestión de 1 minuto, entre el 87' y el 88' (4-3). 

Wataru Endo y Alexander-Arnold le dieron la vuelta a la tortilla y mantuvieron el invicto de los de Klopp en Anfield.

 

El valor de la victoria, en un partido tan imprevisible, tal y como fue el desenlace, de la forma en que resurgió, es cuantioso, porque lo sostiene de lleno en la competencia por la Premier, tan solo 2 puntos por debajo del liderato del Arsenal, y porque agranda una racha imponente en Anfield en esa competición: no pierde allí desde hace más de un año, desde octubre de 2022. Son 19 compromisos invicto en este recorrido como local.

La 7ª victoria consecutiva en casa para responder a su irregularidad reciente, en la que había concedido 3 empates a domicilio.

También fue la 7ª visita sin ganar seguida de los 'cottagers', que tan solo han logrado vencer 1 de sus últimos 6 duelos, pero mantienen una tranquilizadora renta sobre la zona de descenso. 

El primer tiempo terminó 2-2. La descripción perfecta de la pegada de los dos equipos. No del fútbol. Ni de un ritmo vertiginoso. Ni de las ocasiones, que fueron prácticamente las mismas que los goles entre el Liverpool, más dominador, y el Fulham, resistente, activo y capaz de levantarse hasta en dos oportunidades de sendos marcadores adversos.

Y no fue peor para el bloque de Klopp al descanso por el gol anulado por fuera de juego a Tim Ream, como tampoco lo fue para el equipo londinense por la parada de Leno a Darwin Núñez con la que se acercó el final del primer acto, alargado hasta los 55 minutos.

El 1-0 fue un golazo de falta directa de Alexander Arnold, cuyo fenomenal golpeo fue imposible para Leno, con un visible vendaje en la cabeza desde el minuto 11, cuando fue atendido por un golpe. El tiro lo alojó en la escuadra. Era el 20', tan solo, con la apariencia de que todo sería mucho más sencillo de lo que fue para los 'reds'.

Si abrió el marcador en su segunda ocasión, no contaba nadie que la primera del Fulham fuera el empate: Antonee Robinson puso el centro raso desde la banda izquierda y Harry Wilson acertó para conectar con la puntera, al borde del área pequeña, el 1-1 frente a Kelleher, el sustituto de Alisson, lesionado el miércoles, en la portería del Liverpool.

Tan rápido, apenas 4 minutos después del 1-0, el conjunto 'red' volvió al principio de todo, a la búsqueda de su ventaja, entre la inquietud que promovía cada contragolpe de su rival, entre la dificultad de crear más ocasiones.

No lo necesita un equipo de tanta dimensión, con una colección de futbolistas con el talento de inventarse cualquier gol casi de la nada.

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Uno es Alexis Mac Allister, campeón del mundo con Argentina hace menos de un año, traspasado en verano del Brighton al Liverpool por 42 millones de euros. Su primer tanto con los 'reds' fue magnífico. El balón botó. Y él conectó un derechazo formidable, por potencia, por trayectoria, por destino, desde lejos, porque fue imparable para Leno, que, por más que se estiró, jamás habría alcanzado el trallazo del futbolista de 24 años.

Logrado el 2-1 en el 38', tampoco fue la solución para el equipo de Klopp, que recibió el 2-2 en el tercero de los 10 minutos de tiempo añadido, en un saque de esquina que cabeceó Raúl Jiménez, titular en el ataque visitante y que aprovechó Tete para tocar lo justo y batir de nuevo a Keleher. Estaba tan cerca el remate que no se puede culpabilizar al portero, aliviado cuando el VAR instantes después, aún en el primer tiempo, anuló el 2-3 a Ream.

Relanzado desde el vestuario, 2 tiros de Szoboszlai, intermitente, en un papel más secundario todo el duelo, cambiado en el 65' por Klopp para incluir en el choque a Cody Gakpo, y otros dos de Luis Díaz, atrapados sin problemas por Leno, pero sobre todo un remate al larguero de Darwin Núñez anunciaron al Fulham un nuevo escenario inicial, pero también aún con el empate.

Realmente, fue un rato. El Liverpool perdió fuerza con el paso de los minutos frente a los reajustes de los 'cottagers'. También se quedó sin Matip, lesionado aparentemente en la rodilla. Abandonó el campo por su propio pie, entre los aplausos de Anfield, entre el lamento de su técnico. Lo reemplazó Konaté. Quedaban más de 20 minutos. Sin pistas aún de otro gol cuando llegó el 2-3 del Fulham: De Cordova-Reid, recién entrado, anotó el gol en el 78'.

Buen centro de Carney, que también había ingresado al campo como recambio, y mucho demérito de Tsimikas en el marcaje, superado en el salto, a su espalda, por el cabezazo de un futbolista de 1,70 metros de altura para poner en evidencia al Liverpool.

No para derrotarlo, porque Wataru Endo, en el campo desde el 83', empató con otro golazo 4 minutos después. Y ni siquiera para empatarlo, porque, en la siguiente acción, Alexander Arnold firmó el triunfo.

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