Las imágenes de Richarlison llorando desconsolado en el banquillo de Brasil que hace unos días dieron la vuelta al mundo tienen ahora una explicación.
La dio él mismo, después de que la 'Canarinha' derrotara el martes a Perú. Ante los medios, el delantero del Tottenham confesó que lleva meses padeciendo problemas personales que le han afectado mentalmente y le van a llevar a emplear ayuda psicológica.
"Ahora voy a volver a Inglaterra y buscaré ayuda psicológica, de un psicólogo, para trabajar en mi mente. Eso es todo, volveré más fuerte. Creo que estaré en la próxima convocatoria, trabajaré para eso. Se trata de tener una buena racha en el Tottenham. Esta semana me voy a sentar a hablar con ellos, necesito coger ritmo de partido y llegar bien hasta aquí", apuntó el delantero de 26 años.
Ganaba Brasil por 4-1 a Bolivia el pasado sábado cuando Richarlison fue sustituido por Matheus Cunha en el minuto 71. El juego siguió y mientras, las cámaras se centraron en el rostro regado de lágrimas del de Nova Venécia. Como confesó, aquello no tuvo nada que ver con fútbol: "Ese momento triste no fue porque jugué mal. En mi opinión, no hice un mal partido en Belém. Fue más bien un arrebato por las cosas que me estaban pasando fuera del campo, que se salieron de control. No por mi parte, sino por personas cercanas a mí".
"Pasé por un momento turbulento en los últimos cinco meses, pero ahora las cosas están bien en casa. La gente que solo tenía el ojo puesto en mi dinero se alejó de mí. Ahora las cosas empezarán a fluir, estoy seguro de que haré una buena temporada en el Tottenham y lograré que las cosas volverán a su cauce", apuntó Richarlison. Una de las claves aquí es que hace poco dejó de trabajar con el empresario Renato Velasco, quien le había acompañado desde el inicio de su carrera como representante.
Aunque ahora va a comenzar a tratarse, parece que la tempestad está amainando para Richarlison. Es en lo deportivo donde no termina de arrancar, ya que solo tuvo algunos momentos de brillo con Brasil en el Mundial, pero no ha llegado a cuajar en el Tottenham desde que salió del Everton. Al final, el fútbol y el estado anímico tienen mucho que ver y si no hay un equilibrio entre las partes, es imposible que funcionen.
Es así como el delantero explicó su rendimiento. Ya solo mira hacia adelante: "En el campo soy un jugador feliz, en equipo trato de ayudar lo máximo posible. A veces las cosas no salen como queremos. Creo que esta parte fuera del fútbol acabó interponiéndose en mi camino. Aunque quieras hacer las cosas bien, acaba saliendo mal. Seguiré centrándome en el club, la tormenta ha pasado".