Tras el anuncio de que iba a dejar de ser su segundo para entrenar en solitario, el Cholo apartó a Burgos, hasta el punto de no escuchar sus observaciones tácticas en Lisboa, según un análisis del periodista Kike Marín en el diario español El Confidencial.
Pocas veces la noticia de la marcha de un segundo entrenador habrá tenido tanta repercusión, pero la de Germán ‘Mono’ Burgos del Atlético de Madrid sin duda la merecía. Quizás esta fue la razón, más incluso que el propio hecho de su salida, por la que al Diego Pablo Simeone le molestó tanto el anuncio de la decisión de no continuar a su lado, por más que públicamente dijera que la entendía. "Me dijo que no tiene la capacidad para no dejar volar a la gente", reveló Germán. Pero lo cierto es que desde ese momento prácticamente dejó de contar con él, cuando sabida es la importancia que el Cholo siempre le había dado a la figura de su segundo.
Así lo sintió al menos el Mono, a quien también dolió que otro de los componentes del cuerpo técnico del Atlético como es el 'Profe' Ortega ni se despidiera de él tras su último partido, el que supuso la eliminación del equipo rojiblanco de la Champions, ante el Leipzig. Precisamente, durante el calentamiento de este encuentro disputado en Lisboa, Burgos se fijó en que los alemanes estaban practicando con un cambio de formación para jugar con una línea de tres y cinco jugadores en el centro del campo. Se lo comentó a Simeone y al resto del staff para que lo tuvieran en cuenta, pero no le hicieron caso...
De hecho, por supuesto en privado porque él sí es un tipo honesto, el 'Mono' lamenta que no prepararan el partido como, en cambio, sí lo hizo Nagelsmann, el técnico del equipo alemán. Sus observaciones coinciden de pleno con las declaraciones post partido de Saúl. "Nos hicieron recular y cuando perdíamos el balón teníamos muchos metros por delante y se nos hacía difícil generar peligro. No supimos entender su juego y eso nos penalizó". ¿Qué hubiera pasado si el Cholo hubiera tenido en cuenta la advertencia de su segundo en lugar de ningunearle? Nunca lo sabremos, pero si algo es evidente es que el Atlético empezó a perder la eliminatoria en la pizarra.
Efectivamente, si se repasan los análisis tácticos del partido, Nagelsmann estructuró su equipo en un 3-3-3-1, pasando a una línea de cuatro en defensa. De inicio chocó contra un Atlético que salió a defender en un 4-4-2, pero enseguida logró una superioridad de 3 contra 2 en la primera línea de su salida, con su único pivote, Kevin Kampl, colocándose más atrás que Laimer y Angeliño para crear un rombo alrededor de la pareja de delanteros del Atlético. Esto permitió al Leipzig controlar la primera fase de construcción de juego, pues los laterales rojiblancos solo avanzaban cuando había una alta probabilidad de llegar lejos y no salían a marcar a Laimer o Angeliño después de esos pases directos, manteniendo un bloque compacto de cuatro atrás.
Solo con la salida de João Félix, eso sí, solo tras el primer gol del Leipzig, el Atlético modificó ligeramente su estructura ofensiva. La reacción de los de Simeone se basó en aumentar la presión por el centro, con Koke y Saúl como diques de contención. Marcos Llorente se desplazó al interior derecho, con el portugués algo más escorado a la banda izquierda. La habilidad de João Félix para recibir y girarse fue el mejor arma ofensiva para los rojiblancos, no solo por su capacidad para conducir el balón, sino también para atraer oponentes y permitir los desmarques de ruptura de Carrasco y Llorente. Mientras Nagelsmann dijo que "hemos sabido atacar a pesar de haber cambiado un poquito nuestra táctica y hemos logrado tener éxito con nuestra idea", Simeone se limitó a reconocer que "fueron mejores. Tuvieron más intensidad y más velocidad".
Relegado a colocar conos
Hay quienes desde el entorno del Mono no entienden que desde que el pasado 3 de junio anunciara su marcha Simeone le haya ninguneado de semejante forma, hasta el punto de tenerle, como suele decirse en el argot futbolístico, para colocar conos y no dejarle participar en ninguna reunión. Y no solo por el trato humano, por supuesto lo más importante cuando hay —o al menos había— una relación de amistad y que como compañeros de banquillo comenzó el 23 de diciembre de 2011, cuando el Cholo llegó al del Calderón. Sino porque debe de resultar muy frustrante ver cómo teniendo los jugadores que tiene el Atlético de Madrid, el entrenador rival te gana la partida desde lo táctico.
En todo este tiempo, Burgos ha estado 478 partidos como ayudante de Simeone, a saber 326 de LaLiga, 48 de Copa del Rey, 6 de Supercopa de España, 70 de Champions, 26 de Europa League y 2 de Supercopa de Europa. De ellos, ha tenido que dirigir el equipo desde la banda en 18, incluida la final de la Europa League de 2018 ante el Marsella en Lyon y la Supercopa de Europa de ese mismo año en Tallin frente al Real Madrid, con un balance de 13 triunfos, 3 empates y solo 2 derrotas. Es decir, que siempre ha sabido estar a la altura y lo único que pretende ahora es, como le dijo el Cholo, volar solo.
Nadie duda, porque así lo indican los números, que con la dupla Simeone-Burgos los colchoneros han vivido la época más gloriosa de su historia, con siete títulos en ocho años y medio. En el caso del 'Mono' a esta etapa hay que sumar los tres años que formó parte de la plantilla, a la que llegó en la temporada 2001-02 procedente del Mallorca y con el equipo en Segunda. Mítica es su imagen saliendo por una alcantarilla para anunciar el regreso del Atleti a Primera. La espina que se lleva es la de la Champions, con las dos finales perdidas ante el Real Madrid, y la reciente eliminación en cuartos ante el Leipzig.
De sus muchos buenos momentos en el Atlético de Madrid, Burgos se queda con el abrazo que se dio con el Cholo cuando ganaron LaLiga en el Camp Nou y "el último abrazo que nos dimos en Anfield", tras eliminar al que entonces era vigente campeón de Europa. "Nos debemos el tercero cuando ganemos la Champions League", añadió en el vídeo en el que anunció su marcha, aunque desgraciadamente no pudo ser así.
Lo dijo el propio 'Mono' en una entrevista posterior: "Mira que por el Real Madrid pasaron jugadores, entre ellos Iker Casillas, a quien yo creo que no se le despidió como merecía. Retirarte por la puerta grande es lo mejor que te puede pasar". Eso es lo que no solo esperaba, sino que también se merecía, el segundo de Simeone, a quien, como ya sucedió en el caso de Fernando Torres, no le gusta que nadie le reste protagonismo. El populismo de un entrenador que, encima, es el mejor pagado del mundo. Ya saben, "ole, ole, ole...".