Este lunes 9 de junio la policía antimotines de Brasil recurrió a lanzar gases lacrimógenos en contra de los manifestantes que bloquean el metro de la ciudad de Sao Paulo, a tres días del inicio de la Copa del Mundo.
Dicha huelga comenzó como apenas una parte del conflicto gremial que se vive en Brasil y que ha varado gran parte de sus actividades económicas. Este domingo 8 de junio una asamblea de trabajadores decidió que mantendrían la huelga del metro como método para exigir mejoras salariales, amenazando con el caos vial que se podría originar debido a la cantidad de turistas que llegarán en la semana del inicio del Mundial.
Los trabajadores de la red de metro de Sao Paulo exigieron inicialmente un ajuste salarial de 35,5%, aunque el reclamo fue descendiendo gradualmente hasta el 12,2% actual. El gobierno estatal, que opera cuatro de las cinco líneas del metro de la ciudad, les propuso una mejora de 8,7%, casi un punto encima de su oferta anterior. La propuesta como era de esperarse fue rechazada por el sindicato, por lo que está previsto que dicho grupo realice una nueva asamblea a primera hora de la tarde de este lunes para volver a discutir si se mantienen las protestas.
El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, pidió a los trabajadores volver al trabajo en la noche de este domingo 8 de junio y advirtió que aquellos que continúen en protestas podrían ser despedidos.
Ante esta situación la presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo confiar en que los brasileños darán muestras de "alegría" y "civilidad" durante el Mundial.
"Tengo la seguridad de que la Copa también va a ser una fiesta, y es fundamental que la mayoría de la población brasileña tenga derecho de disfrutar de esta gran fiesta" comentó.
Fuente: BBC