El empate en Verona del Inter (2-2), el segundo traspié en los últimos dos partidos, ha dejado al equipo lombardo en cuarta posición en la clasificación, confirmando que tras el confinamiento se ha dejado su vitola de alternativa de la Juventus.
Es más, además se ha visto superado por Lazio y Atalanta en los puestos de honor de la clasificación. Con 65 puntos, once por encima de la Roma en la quinta posición, la participación en la próxima Champions está casi atada y esa es una de las cosas que aferran a Antonio Conte al banquillo interista. No la única. La otra razón es económica. El Corriere dello Sport desvelaba en su edición de hoy que la simulación de un cambio de técnico valorada por Suning arroja una inversión de la entidad de 150 millones.
Entre liquidar al staff actual, con compromiso hasta 2022 (Conte es el técnico mejor pagado de la Serie A con un salario neto de 12 millones), contratar a uno nuevo del mismo nivel para las próximas tres temporadas y pagar, todavía, a Luciano Spalletti, el anterior inquilino del banquillo. De hecho, ya están asignados 13,5 millones en el balance para terminar de liquidar al técnico de Certaldo y a sus colaboradores, que cabe recordar se marcharon después de meter al Inter, también, en la Champions.
En el caso de una salida de Conte, el Corriere especula con nombres como Allegri, Pochetino o Emery, pero, en cualquier caso, se explica que la temeridad económica de afrontar ahora un relevo tan costoso en plena crisis provocada por la pandemia ha alejado de la cabeza de los gestores una destitución. Y eso que la tensión se palpa. Se sintió en el vestuario después de la remontada del Bolonia en el Meazza (1-2), con visita al vestuario de la directiva y encontronazo de Conte con los jugadores y siguió en el empate en el Bentegodi. Solamente, se explica, que una renuncia del siempre volcánico técnico de Lecce daría paso a un cambio.
Es más, se afirma que en el caso de presentarse esa opción nadie en el Inter intentaría frenar una renuncia de un Conte que siempre lleva, tanto a jugadores como a directivos, al límite. El lunes el Inter se mide con el Torino, en un partido más urgente en lo que respecta a las sensaciones que a los puntos.
Conte pidió efectivos en enero y Marotta, el director deportivo, entre otros, le trajo a Eriksen, quien todavía no se ha acomodado al entramado organizado por el entrenador. La temporada nerazzurra ha ido claramente de más a menos. El comienzo fue espectacular, disparado por la explosión de la pareja Lukaku-Lautaro, pero la estrella del argentino se ha ido apagando con la misma velocidad que fueron creciendo sus rumores de una marcha al Barcelona.
El Inter no pasó de la fase de grupos en la Champions, después de malgastar en casa la última bala ante un Barça de suplentes. En la Copa, perdió una oportunidad de oro, dejándose remontar por el Nápoles en semifinales y le queda la Europa League como tabla de salvación, además de ese billete para la Champions. Lo que sí aparece claro es que, de seguir, el Inter no le dará a Conte carta blanca en el mercado.
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